Después de años, hoy Mateo volvía a los escenarios. Si bien había estado sacando música este último tiempo, no se animaba a dar shows, por más que se moría por hacerlo. La emoción era palpable en el aire, y yo podía sentir el nerviosismo y la expectativa que él tenía, y que no lo había dejado dormir por días.
— Éxitos, mi amor — le comunique, dándole un abrazo rápido y besando la comisura de sus labios. El olor a colonia y a sudor se mezclaba en su piel, y yo me sentí un poco mareada por la cercanía. Su corazón latía con fuerza contra mi pecho, y podía sentir su respiración agitada.
Él se agachó a la altura de Lia y escuchó atento lo que ella le susurraba al oído. La pequeña sonreía con malicia, y yo podía adivinar que estaba diciendo algo que haría que Mateo se sintiera más relajado. Luego, lo oí murmurar un "esta bien... lo que mi pequeña hadita desee"
— En Mamichula súbanse a cantar conmigo — me propuso — Li quiere que... cantemos los tres
— ¿Estás seguro? — indague sintiendo que el pánico se apoderaba de mi — yo... no me subo a un escenario desde tus shows en Paris aquella vez... y pasaron... años, matu
— La vas a romper mi amor... la vamos a romper juntos, como familia — me sonrío dejando un beso en mi frente y corriendo hacia el escenario donde ya lo esperaban Pedro y Camilo.
De repente, la multitud estalló en un canto ensordecedor "Olé, olé, olé, olé, trueno, trueno". Lia se giró hacia mí, sonriendo de oreja a oreja, y comenzó a imitar el canto, moviendo sus brazos y piernas con entusiasmo.
Yo me uní a ella, riendo y cantando mientras repetíamos aquella melodía una y otra vez, aplaudiendo y animando a Mateo a medida que comenzaba a oírse la primera canción "Buenos Aires en Llamas".
— Nicki — me llamo la atención una chica, tocándome el hombro después de un rato — ¿estás lista para cambiarte?
Asentí. Alzando a Liana y siguiendo a la femenina a los camarines.
[...]
Mi pelo negro suelto caía por detrás de mis hombros, mientras que acomodaba el conjunto Nike azul oscuro con rojo y blanco, combinado con un top de el color claro antes mencionado, que habían elegido para mi.
— Estás linda, mamá — sonrió Lía que traía puesto un pantalón rompe vientos similar al que su papá vestía y una remera de 2pac — yo estoy facha
— ¿Estas que? — consulte riendo y atándole bien los cordones de las zapatillas
— Facha, cómo dice mi... mi tío Cami — exclamó riéndose conmigo
— Nicki, tenes que ponerte el micrófono — me indicó un hombre de unos treinta y tantos acercándose con el aparato — cinco minutos y suben
Exhale con fuerza y asentí. Posteriormente, hice unos cuantos ejercicios vocales y tome en mis brazos a mi hija.
Antes de que se oyera la intro de Mamichula, Mateo se paró en medio del escenario dedicándome algunas miradas.
— Antes de seguir con la siguiente canción, me gustaría presentarles a alguien — nos hizo una seña con la mano para que avanzáramos así que, lo hicimos — ¡un aplauso para nicki y para Lia, que se animaron a cantar esto que dice así!
La multitud explotó en gritos y aplausos que hicieron que la pequeña ojiverde sonriera emocionada mientras se aferraba a la mano de su papá. Luego, él la tomó en sus brazos y se paró frente a mí, separados por apenas unos pocos centímetros. Su mirada se encontró con la mía, y pude sentir esa chispa... la que teníamos hace años cuando cantábamos juntos.
— All eyes on me... llámame cuando sienta' que lo nuestro está perdío'— tarareé, notando cómo la sonrisa de Mateo se incrementaba, iluminando su rostro
— Solamente estoy pa' ti... — el ojimarron se inclinó hacia adelante, con su boca cerca de mi oído y canto al unísono conmigo. Lia, por su parte, se aferró a su cuello, dejándome ver que sus ojos brillaban emocionados al escucharme.
— Hermosa, te amo... las amo a las dos — susurró Mateo, haciéndome reír y aumentando los gritos de sus fans. La multitud se volvió loca, y el me besó en la mejilla — mami, no me digas que no, si sos la lluvia del Trueno, mami-chula, si te vas vo' a morir más famoso que Lennon
El morocho se movia al ritmo de la música, haciendo que nuestra pequeña hadita, no parara de reír.
Al finalizar la canción, Mateo me besó por unos cuantos segundos. Aferre mis manos a su rostro y lo acaricié al separarnos, sintiendo la calidez de su piel y notando la emoción que aún brillaba en sus ojos.
— La estás rompiendo — exclamé, entrelazando mi mano con la de la pequeña, que sonreía de oreja a oreja — te esperamos abajo... truenito.
El antes mencionado me lanzó un beso rápido y otro a su hija, que movía la mano emocionada saludando al público que coreaba su nombre una y otra vez. La multitud estaba enloquecida, gritando y aplaudiendo debido a nuestra visita y a todo lo que había pasado ahí arriba.
— Soy famosa, como mi papá, tío Cami — le contó Lia al 420, quien le pasó la mano por los rulos despeinandola. La pequeña se rió, disfrutando de la atención.
— Vos cantas más lindo que tu papá, pero no le digas que yo te dije — contestó el castaño, sonriendo con picardía. Lia se llevó ambas manos a la boca, sorprendida, y luego lo señaló con el dedo índice.
— Le voy a contar que dijiste eso — lo acuso, riendo, y el 420 se rió también, levantando las manos en señal de rendición. La escena era divertida y emotiva, y yo no pude evitar sonreír al ver a Lia tan feliz y radiante.
Algunas canciones después, el show llego a su fin, y mi novio bajó del escenario bañado en sudor pero sonriendo ampliamente. Se acercó a nosotras, dándonos un abrazo y se separó, suspirado agotado.
— ¿Y? — dude viendo cómo se sacaba el micrófono — ¿cómo lo vivió el rapero más crack de toda Argentina?
— Re piola — respondió dejando un beso corto pero rápido en mis labios — nada mejor que compartir la música con las dos mujeres más importantes de mi vida
— ¿Cuando lo hacemos otra vez, papá? — indagó Liana con tanta curiosidad que nos hizo reír — estuvo divertido
— Cuando la pequeña hadita lo desee.
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cómo q pequeña hadita 😭
2/4 💗
