—Mira Callie, se que me he equivocado, y no hemos empezado bien. Pero quiero estar contigo, y solo contigo. Se que estas son solo palabras, pero lamentablemente es lo único que tengo ahora.
—Ashton...
—Escucha, tengo un montón de propuestas para ti y estoy dispuesto a cumplir cada una de ellas. Te propongo pasarnos días encerrados en tu casa estudiando lo que se te ocurra, llevarte al concierto que quieras, e incluso comprar siempre tu pizza favorita. Te propongo desear cada centímetro de tu piel — dio un paso más cerca, y posó su mano en la mejilla de Callie — Te propongo besarte hasta que nos quedemos sin respiración. Pero sobre todas las cosas, te propongo hacerte la persona más feliz del mundo, y quererte cada día más. Y sé que son solo palabras, pero si me lo permites, te lo demostrare cada vez que pueda. Dame una oportunidad Callie – su voz sonó sin aliento.
Callie miró esos ojos verdes que la hipnotizaban sin siquiera esforzarse, y se perdió en ellos un par de segundos. Sería fácil decir si, era lo que en el fondo quería.
Había estado enamorada de él más tiempo del que recordaba, y ahora tenía frente a ella la oportunidad de que todos esos sueños se hicieran realidad.
Callie dio un paso atrás, y fijó su vista al piso. Sabía que era ahora o nunca, que era su oportunidad y que no habría vuelta atrás.
—¿Y? ¿Qué dices? – susurró Ashton al darse cuenta que gente estaba reuniéndose alrededor y las miradas curiosas no se hacían disimular.
Tragó saliva durante unos segundos, puso sus manos en sus bolsillos y miró a Ashton directo a los ojos.
—Lo siento Ashton, pero no puedo decirte que sí. No voy a hacerlo.
Y sin decir otra cosa, se alejó por el pasillo hasta que encontró los baños de la primera planta, se encerró en un cubículo y se permitió soltar todo el aire que había estado reteniendo.
Le había dicho que no a Ashton, y ni ella podía creérselo. Las lágrimas acudieron a sus ojos, y se maldijo porque eran solo culpa suya. Había tenido el corazón de Ashton en sus manos durante unos segundos, pero lo había rechazado sin decirle si quiera una buena excusa. Y aunque en el fondo sabía que era lo mejor, dolía.
Se apoyó en la separación del cubículo, y cerró los ojos. Trató de calmar su respiración, y de acumular todo el valor posible para mirar a Ashton a la cara después de eso.
Una serie de golpes la hicieron abrir los ojos, y se estremeció por lo fuerte que estos eran.
—Ocupado – gritó.
—Sal de ahí Callie.
Era la voz de Riley, y toda la tensión que había abandonado el cuerpo de Callie, volvió de golpe y con el doble de intensidad. Sabía que esto podía pasar, pero de verdad esperaba que no lo hiciera.
Quitó el pestillo, y dio un par de pasos fuera. Riley estaba parada en medio del baño, apoyada en los lavabos y matándola con la mirada.
—¿No pensabas decir nada? – fue lo primero que dijo tras un par de segundos incomodos. Riley caminó un par de pasos hasta estar frente a ella.
—¿Disculpa?
—¿Te vas a hacer la mosquita muerta ahora?
—Riley...
—Callie – alzó su mano para hacerla callar — siempre es lo mismo contigo. Te las das de moralista, críticas a todos los que cometemos un error y te creer mejor que nadie. Pero aun así, te metes con el chico de tu amiga, incluso sabiendo lo que ella siente por él. ¿Qué tan buena amiga te hace eso?
—Yo no lo hice con intención.
—¿Me vas a decir que Ashton te buscó?
—Si.
—¿Por qué se fijaría en ti? – se rio.
—¿Qué quieres decir?
—Aparte de ser santurrona, no tienes nada interesante. Y ni siquiera eso te hace ser diferente, eres simplemente aburrida. No se me ocurre otra palabra para definirte mejor.
—Riley, te estás pasando.
—¿Qué? ¿Te molesta la verdad? Una lástima, porque aquí tengo otra para ti. Te consideraba mi amiga, no me esperaba eso de ti. De ti menos que nadie.
—¿Por qué no? ¿Por qué soy aburrida? ¿Una mosquita muerta?
—Vete a la mierda Callie, no te molestes en hablarme de nuevo.
Riley salió dando un portazo dejando a Callie llorando en el baño, realmente herida por las palabras de su amiga, jamás en su vida se le pasó por la mente que ella podría creer eso. ¿Por qué eran amigas si tenía una imagen tan mala de ella?
Lavó su rostro y no se atrevió a salir hasta que el timbre sonó e indico el inicio de hora. Tenía que ir a Inglés, sabía que tenía que hacerlo, pero todo se había derrumbado en un par de segundos, y ya no sabía ni que hacer.
Podría mentir en la oficina del director y que llamaran a su casa porque no se sentía bien, y de todas formas esa ni siquiera era una mentira. No podía para de llorar y tenía ganas de vomitar. Todo lo que había ocurrido había sido demasiado.
Cuando dio un paso fuera, chocó con alguien. Tuvo miedo de mirar quien era, no quería ver ni a Ashton, ni mucho menos a Riley. No ahora.
Callie da un paso atrás, tratando de entrar nuevamente al baño pero una mano firme sostuvo la suya.
—Soy yo.
Y de alguna forma, eso es un alivio. Alza la vista, y se encuentra con los ojos de May, que la mira preocupada.
—Riley me odia— es lo único que dice, y lo único que puede pensar.
—Se le quitará Callie.
—Dijo que era una mosca muerta, y aburrida, y que no entendía porque Ashton se fijaría en mí.
—Call, por favor, no te tortures con eso. Lo dijo porque estaba enfadada, no porque lo creyera.
—¿Tú no estás enfadada conmigo?
—¿Cómo puedo estarlo cuando esto ni siquiera es tu culpa?
—Lo siento May, siento no haberte contado antes.
—Esta bien, está bien – y la abraza, conteniendo su llanto y sus sollozos. Cuando estos se detienen, Callie le cuenta todo, desde el inicio, hasta incluso los besos robados que al decirlos en voz alta, le estrujan el corazón.
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Rejects// Ashton Irwin
Ficção Adolescente"Y al final sólo se tiene lo que se ha dado"