Naturalmente, como era sábado por la noche, había una fiesta.
Y Callie, a pesar de no querer asistir, debía. ¿Cómo no hacerlo si estaba en la casa donde esta noble festividad era ofrecida?
Bajó las escaleras arrastrando los pies, sin disimular que no tenía ningún entusiasmo por aquel adolescente y alocado pasatiempo.
Años atrás, no había nada que deseara más que ir a una fiesta, bailar y beber aquel tan prohibido alcohol o fumarse algún cigarrillo, pero le bastaron un par de experiencias para darse cuenta que no eran lo suyo. Quizás era la ansiedad, quizás no era lo suficiente buena para los chicos que iban. Quizás, mil cosas. Pero de todas formas tras cada fiesta se sentía peor, y decidió no ir. No la beneficiaban en lo absoluto y solo le daban ataques de ansiedad, y le bajaban el autoestima.
Así que solo bajo las escaleras, encontró un sillón vacío y se sentó. Observó la escena divertida.
May bailaba con Luke, mientras Calum conversaba con Hannah en un lugar apartado de la sala. No, no parecían seguir enojados. ¿Calum estaba metiéndole mano?
Joder.
Apartó la vista de inmediato y la centró en el resto. Toda gente de su instituto, saludó con la mano algunos, y miró con corazones en los ojos a Matthias Peck.
¿Por qué tenía que ser tan atractivo?
Llevaba una camiseta sin mangas, y unos jeans ajustados. Nada demasiado estudiado, pero en él lucía como si fuera un modelo de pasarela y aquella camiseta descolorida marcaba sus brazos y su espalda. Jo.der.
¿Se veían sus ojos más azules o era su idea?
— ¿Comiéndote con los ojos a Matt? — pregunto Mike, mientras se sentaba junto a la morena que no paraba de mirar al chico de mohicano y sonrisa torcida.
— Gusto en verte Michael — le contestó sin apartar la mirada.
— ¿Me teñí el cabello y no dirás nada?
— Lindo arcoíris, tus fans enloquecerán.
— Muy graciosa.
Michael se levantó de un salto, dejo su cerveza en la mesa y tiró de la mano de Callie sorprendiéndola por completo.
— ¿Qué se supone que haces?
— Vamos a bailar, obviamente.
— No quiero bailar.
— Se que amas esta canción — dijo tirando de ella hasta la improvisada pista de baile.
Era bastante improbable ya que quien la cantaba era Pitbull, pero le siguió el juego y bailó con él toda la canción, y un par más que vinieron después.
— Ashton se ve triste — comentó Michael irónico, viendo como Ashton no se despegaba en ningún momento de la mejor amiga de Bonnie, y bailaban demasiado pegados para su gusto.
— Si, está bastante decaído, es una lástima que Bonnie no haya venido.
— Si — dijo con un suspiro — Tiene el corazón roto.
Callie apartó la mirada de la escena que Ashton estaba dando, y negándose a hacerle caso a aquella extraña sensación de vacío en su estómago. ¿Eran celos? Si lo eran, que alguien la matara.
— ¿Así como te lo dejo Bonnie? — preguntó tratando de cambiar tema y molestar a su amigo.
— A mi no me rompen el corazón Callie, yo se los rompo a ellas.