—Yo...
—Callie, tienes una llamada — su mamá interrumpió, miró a Ashton esperando su respuesta, pero no dijo nada, así que salió de la habitación dejando a Ashton y Luke solos en su habitación, bajó las escaleras y sostuvó el teléfono con fuerza.
—¿Si?
—Soy May, podrías venir a buscarme. Sin preguntas, solo ven.
—¿Dónde demonios estás?
—Dije sin preguntas Callie, pero estoy en una clínica, fuera de la ciudad, ¿podrías venir por mí?
—Estoy con Luke, ¿quieres que venga?
—No, solo tú. Por favor.
—Voy de inmediato, ¿podrías dictarme la dirección?
Callie anotó en un papel, y la puso rápidamente en su bolsillo al escuchar las pisadas de los chicos en las escaleras. No la iba a traicionar por mucho que esto le daba mala espina.
—Debo salir ahora – anunció.
—Te acompaño – Luke comenzó a ponerse la chaqueta.
—No, quédense acá por sí May vuelve.
—¿No era May con quien hablabas? – lució completamente desconcertado.
—No, solo Riley diciéndome que tampoco la ha visto. Quédense aquí, ¿bien?
—Voy contigo, Luke esperará — anunció Ashton.
—No. Voy sola.
Ashton solo asintió y salió de la habitación más tenso de lo que ya estaba cuando había llegado. Callie solo tomó un sweater que estaba sobre el sofá blanco, y caminó hasta la puerta sin mirar atrás. No estaba enojada con Ashton, pero se sentía rara con respecto a él, con respecto a todo. Tenía la sensación que las cosas no iban bien y que le ocultaba algo, no tenía claro el motivo, aunque ahora no tenía mente ahora para pensar en eso. May no sonaba bien, ni a buenas noticias, así que solo quería llegar y hablar con ella.
Caminó un par de cuadras mientras llamaba por un taxi. Se demoró menos de diez minutos en conseguir uno y comenzó a mirar las calles por las que iba pasando. Cada vez, las calles se hacían más solitarias y en las esquinas estaban reunidos pequeños grupos de chicos bebiendo o fumando.
Era obvio que no estaban en la mejor parte de la ciudad.
—¿Señor?
—¿Si?
—¿Está seguro que estamos en el camino correcto?
—Claro, ¿me dijo bien la dirección?
—Si, lo hice.
—Entonces estamos por llegar. le recomendaría irse pronto, está por obscurecerse y no es un buen lugar para una chica sola.
—Si, gracias. Lo tendré en cuenta.
El taxi se detuvo fuera de un callejón, le agradeció al taxista que la miró preocupado, y se bajó. Se arrepintió de inmediato de no haber traído a Ashton, los grafitis en las murallas, los focos que iluminaban apenas, la hicieron sentirse muy fuera de lugar e insegura. Así que sacó el teléfono de su bolsillo, y comenzó a caminar mientras este la comunicaba.
Calum no contestó, así que solo camino con el teléfono pegado en la oreja para no sentirse tan sola, incluso si no hablaba con nadie.
Encontró la calle que buscabay caminó hasta llegar al #240. Era un edificio con cinco pisos, pintado de amarillo y aspecto viejo. No parecía ser una clínica.