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Eran las tres de la tarde cuando May decidió bajar al living, le sorprendió encontrar a Ashton recostado en la alfombra con su celular, mientras Callie leía un libro en uno de los sofás. Se veían bien juntos, se veían felices, y se alegró que Ashton hubiera tenido intenciones sinceras y no un mero capricho.
Se sentó junto a Callie, que la miró con una sonrisa, solo eso. Y por fin May pudo relajarse un poco. Nadie la estaba juzgando, la querían.
—¿Qué hacen?
—Estoy leyendo Salinger.
—¿El guardián entre el centeno?
—No, a la familia Glass.
—No lo he leído – comentó May — ¿y tu Ashton?
—Entreteniéndome, mientras me ignora.
—Interesante, pero ¿y si vemos una película?
— ¿Cuál?
—¿Scott Pilgrim?
—No, que mal – dijo Ashton – Veamos, Whiplash.
—¿Cuál es esa? — preguntó May.
—Solo disfrútala.
Se acomodaron en el sofá, mientras Ashton buscaba la película. Cuando se puso a cargar, Ashton quiso sentarse junto a Callie, pero May alzó las cejas y le indicó su lado.
—Yo aquí, tú allá – le mostró el otro extremo.
—May... — le advirtió Callie.
—Yo tengo más derechos que Ashton, por antigüedad. Además, no quiero ser la tercera rueda.
—Siempre me tocaba a mí cuando nos juntábamos con Luke– se quejó Ashton.
—No me cambiaré de puesto.
—No será necesario – Luke apareció con vasos en sus manos, y los dejó sobre la mesita. Y quiso llorar por lo mucho que lo extrañaba.
Odiaba hacerlo preocuparse, ser la culpable de sus ojeras y la palidez casi enfermiza. Así que se levantó, le indicó las escaleras con la mirada y Luke entendió, subió sin decirle nada.
Una vez en la habitación de invitados, Luke se sentó en la cama de plaza y media, demasiado pequeña para él. Se paró frente a él y metió sus manos que sudaban en exceso a sus bolsillos.
—Lo siento, de verdad lo siento, no quería preocuparte.
—¿Dónde estabas ayer?
—Solo necesitaba pensar.
—¿Por qué no me llamaste a mí?
—Callie es mi mejor amiga.
—Y yo soy tu novio, pero esperaba confiaras un poco más en mí.
—Lo hago, de verdad, pero ha sido difícil.
—Lo ha sido para mí también, sobre todo contigo empujándome lejos siempre.
—Luke...
—No, May, ya basta de esto. Sé qué es difícil, pero me necesitas y yo también lo hago. Hablé con mi hermano...
—¿Qué?
—Quedan sólo un par de meses para terminar el instituto. Luego nos iremos a la Universidad, podemos quedarnos con él hasta entonces. Así que, puedes empacar, e irnos hoy en la noche. Te cuidaremos.