Había una serie de envases de comida china desparramados por la mesita de centro, Ashton estaba concentrado en la película y Callie estaba riendo antes los comentarios sin sentido que hacía de vez en cuando. La botella de vino con la que Ashton pretendía acompañar su cena, estaba a medias y ambos habían bebido más de un par de copas.
Los bomberos se habían ido hace treinta minutos, y todo había sido una falsa alarma, lo único quemado que habían eran los espaguettis y el talento de Ashton, talento que Callie dudaba hubiera existido alguna vez.
—Michael va a estar histérico – comentó Ashton una vez que la película terminó.
—Solo quemaste la olla, dudo que importe.
—Casi me morí del susto.
—No seas exagerado – rió – Podría haber sido peor.
—Arruiné la cena, arruiné la visita al acuario, no sé si puede ser peor.
—Y casi te deje ciego cuando me invitaste a almorzar.
—Ah sí, eso también – dijo sonriendo apenas, luciendo mucho menos ánimado.
—No lo he pasado mal – se forzó a decir, por mucho que admitir esto le costara.
—Se que no han sido las mejores citas del mundo, pero estoy intentándolo ¿sabes?
—Lo sé – susurró.
—¿Tan difícil es creer en mí?
—Ashton...
—Es que no te entiendo Callie, yo – suspiró – Yo te quiero, quiero que lo sepas, y quiero que seas mía de algún modo. Quiero saber que también estas dispuesta a tener algo conmigo, estoy tratando, realmente estoy tratando de buscar la manera de que digas si, pero no sé si estoy haciendo las cosas bien o solo equivocándome. Te hablo en serio, te quiero, y necesito saber si es un no, un sí o un no sé, porque estoy dispuesto a esperarte, incluso si no tengo ninguna esperanza contigo. Aquí estoy, esperando que pasen las horas, imaginando mil cosas, y dando por supuestos otro par ¿Es demasiado? ¿Es demasiado pedir tenerte en mis brazos y querer llevarte de la mano a todas partes? Quiero besarte hasta dejarte sin respiración, escaparnos juntos y demostrarte que si puedo hacerte feliz. Así que, ¿Qué me dices?
—Cállate y bésame — susurró Callie sin poder apartar su vista de los ojos verdes de Ashton que brillaban, cuando este alzó las cejas y se quedó callado se arrepintió en seguida — Oh Dios, no puedo creer haber dicho eso. Ignórame.
—No puedo ignorar cuando las propuestas son buenas.
Ashton se arrodilló junto a ella, y tomó su rostro entre sus manos, ambos respirando fuerte y pesadamente. Ninguno se movió un milímetro, es como si ese momento hubiese congelado todo, incluso a ellos, ninguno quería dar el siguiente paso, por mucho que sus células les gritaban que acortaran la distancia y terminaran con esa espera eterna.
—Dilo de nuevo – susurró mientras ambas manos acunaban el rostro de Callie, y la calidez de esta provocaban que la piel de ella se electrizara.
—Bésame – murmuró casi sin voz por los nervios.
Ashton no necesito oírlo dos veces, acortó la distancia hasta que ambas bocas se encontraron y encajaron perfectamente. Los movimientos de sus labios eran controlados, precisos, evitando que el momento se saliera de las manos. Ashton solo quería tenerla cerca, no asustarla con sus ansias de llevar las cosas más lejos, por eso se sorprendió cuando Callie puso sus manos en su pecho y lo empujo hasta que quedo de espaldas en la alfombra y se dejo caer sobre su pecho continuando el beso.
