Red de mentiras

Capítulo 32: La conciencia despierta

—¡América! —gritó Nathan, miro alrededor, a la desolada calle de enfrente. Había salido de la estación nada más recibir la llamada, sin saber quién era.

Trago saliva y el sonido resonó en sus oídos, del otro lado de la línea se hallaba un frio silencio.

—América, responde al teléfono ¿Estás bien? —su voz fue rápida, apenas pudiendo concentrarse en un pensamiento a la vez.

Justo en ese momento, Blue salió de la oficina y le miró. Se dio cuenta por el rostro de su hermano que algo no anda bien.

—¿Qué sucede?

—Es América, están bien, pero no me contesta —le dijo Nathan rápidamente, antes de que su teléfono fuera arrebatado por su hermano.

—¿América? América, si puedes oírme, haz alguna clase de ruido... dame una señal de que sigues al teléfono.

Escucho el indistinguible sonido de alguien tomando el celular del suelo, y luego una respiración.

—¿América? —preguntó, de repente asustado.

Se escuchó un sonido de negación femenino, y luego una voz que le helo el corazón.

—Intenta de nuevo, cariño —la voz de Chloe se escucho clara a través del teléfono, y Blue deseo con todas sus fuerzas haberla matado cuando había tenido la oportunidad—, América se encuentra durmiendo una siesta, que dentro de poco será eterna. ¿Algún último mensaje?

Blue apretó el teléfono tan fuerte, que pensó que se partiría en dos

—Si las tocas, te mataré —dijo entre dientes—, no estoy bromeando Chloe, ¿Qué has hecho?

—Lo que tu debiste de hacer en el momento en el que esta pequeña zorra empezó a husmear donde no debería —le contestó ella—, pero tenías que enamorarte de ella ¿no Blue? Te advertí que en este mundo, en nuestro mundo, el amor no es una opción.

Blue se dio cuenta de que no podría razonar con ella, nada estaba funcionando. Chloe era una psicópata, una parte de él siempre lo había sabido, aunque se negó a admitirlo. Y ese era el precio.

—Chloe, no tienes que hacer esto —intento mantener su voz serena—, déjalas ir y nadie ira a por ti.

—Ya es muy tarde —dijo ella—, no voy a perder todo por esta perra y su amiga. La matare, Blue, y tú serás el culpable. Pero tranquilo, su muerte será poética, morirá donde debió de haber muerto tiempo atrás.

—No, Chloe ¡espera!

Pero cortó antes de que pudiera decir algo más, Blue bajó el teléfono y miro a su hermano.

—¿Qué sucedió? —los ojos de este estaban exorbitantemente abiertos.

—Ella va a matarla —negó, mientras el aire se iba de sus pulmones y algo similar a un ataque de pánico.

Su hermano se acerco a él, y le coloco ambas manos en los hombros. La misma posición que él había utilizado cuando eran niños.

—Escúchame —le miro, fieramente—, la encontraremos. Blue, la encontraremos. No vamos a dejar que Chloe logre su objetivo, si la salvaste una vez... puedes salvarla de nuevo ¿no?

Blue no estaba tan seguro de que la hubiera salvado antes, había conseguido arruinar su vida, eso sí, de forma indirecta, quisiera o no, él fue responsable de lo sucedido.

—¿Cuál es el plan? —Preguntó Nathan—, tiene que haber algún sitio al que Chloe las hubiera llevado ¿no? Solo hay que pensar como ella.

—¿Te refieres a como una barbie psicópata? —Ambos se giraron a escuchar la voz de Scarlet , ella se encontraba cruzada de brazos a unos pasos de ella—, porque será un tanto difícil.