El desolado puente se hallaba en un sepulcral silencio, ni un alma pasaba por allí esa calurosa noche de verano.
De haberlo hecho, podría haber visto, con sospecha, una figura deslizar un cuerpo fuera del agua.
La misma se movía con una velocidad y eficiencia sorprendente, sacó al completo el cuerpo del agua y lo dejó sobre la fría tierra de la orilla. Ni siquiera se detuvo a dale una mirada, simplemente se dirigió de nuevo al agua, tardando varios minutos dentro de ella.
Quien lo viere podría cuestionarse la razón detrás de su incursión, el lado a esas horas estaba congelado y la figura parecía buscar algo con fervor.
La chica sobre la tierra aún seguía inconsciente, su piel estaba levemente grisácea y fresca al tacto. Sus cabellos rubios se deslizaban a su alrededor, creando un halo de luz brillante, un tanto sucio en esos momentos debido a la deplorable mezcla de tierra y sangre.
La figura, que resultó ser un chico, salió del lago cargando otro cuerpo, solo que este se veía ligeramente diferente al otro.
Su piel estaba por completo traslucida, como si su calor y vida hubieran sido absorbidas de golpe. Sus cabellos ya no brillaban, estaban apagados, como cuando el sol se esconde en el poniente y da paso a las sombras. Y, al igual que la otra chica, estaba sucia.
El salvador, porque eso parecía para aquel que mirase la escena, la cargó hasta dejarla junto a la otra, ambas eran bastante parecidas, aunque él apenas se fijó en ese hecho, las lágrimas obstaculizaban su visión mientras miraba el último cuerpo que había sacado del lago.
No debía de ser un genio para darse cuenta de que la vida hacía tiempo se había escapado del cuerpo de la segunda muchacha. Aún así, testarudo o movido por esa desesperación que todos los seres humanos tienen ante la muerte, el chico buscó su pulso.
Cuando desistió de ello, fue hacia la otra, colocando dos dedos en el cuello, en la gran vena que latía con fuerza, hambrienta de vida.
Latido. Latido. Latido.
El corazón del salvador aleteo ante la renovada esperanza de haber podido al menos salvar una vida.
Levantó la cabeza cuando escuchó sirenas a lo lejos, muy lejos, parecía como si de otro mundo viniesen.
Con movimientos entrecortados, alzó la mano y le apartó una hebra de la cara de la chica muerta, su mano temblaba y en un punto desconocido en su pecho comenzó a sentir una fuerte presión.
Por alguna razón quería tocar ese punto y frotárselo, como si así pudiese apartar el dolor de lo que iba a hacer, de la decisión que iba a tomar.
—Lo siento... —Se disculpó, su voz rompiéndose. Las lágrimas manchaban su visión—, lo siento tanto... tendría que haberte salvado, si hubiera llegado antes esto no habría sucedido.
Tomó la frágil mano carente de vida y la apretó, quizás buscando infundirle ese calor que él tenía y que ella había perdido. Era como si pensase que así pudiera otorgarle algo de vida.
Algo imposible, claro, pero para una mente tan afectada como la suya tras la traumática experiencia, era algo posible.
A veces, cuando la muerte es tan inesperada, uno no sabe cómo reaccionar. Los humanos están acostumbrados a que los que mueren hayan estado el suficiente tiempo en la tierra para de gozar de una vida más o menos grata. Pero cuando un alma joven muere... ninguno de ellos sabe cómo actuar. O pensar. O sentir.
El chico, aún sin levantarse, se giró hacia la otra chica, mientras realizaba la acción, comenzó a quitarse una pulsera que tenía en el brazo, una trenza hecha de cuero marrón, lentamente, la envolvió alrededor de la chica inconsciente.
—Lo siento —Volvió a susurrar, pero con un tono diferente, más arrepentido, como si el infierno estuviera pasando por su alma en esos instantes. Iba a hacer algo ruin, algo que jamás se perdonaría.
Escuchó las sirenas acercándose y terminó de abrochar la pulsera. Tragando saliva, pasó sus dedos temblorosos por el rostro de la joven.
—Lo siento... lo siento... —Lo repitió, como si fuese lo único capaz de decir. Su pesar era tan tangible en la noche, que uno podía extender la mano y tocarlo.
Esa chica iba a sufrir, aunque todo superviviente de una tragedia lo hace.
El salvador, si se podía llamarlo de esa manera, apretó la mano de la chica un largo momento, antes de ver luces entre los arbustos, soltándola lentamente, corrió en la dirección contraria.
Mientras las lágrimas teñían su rostro.
Solo una cosa había quedado clara, el alma de ese chico y de esa chica, habían quedado unidas esa noche.
Aunque ella ni siquiera lo recordara.
![](https://img.wattpad.com/cover/25370559-288-k454192.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Red de mentiras
Misterio / SuspensoBlue... un escritor trágico. Red... una chica marcada por la tragedia. Blue... haría lo que fuera por olvidar. Red...daría lo que fuera por recordar. ||Se prohibe la copia parcial o total de la historia|| Arte & secretos #1 ||