Capítulo 41: La chica, el chico y la tragedia

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Cuando Red llegó a su casa, lo primero que hizo fue ir hacía el ático, ya que sabía que su hermana y su padre irían directo a su habitación nada más llegar, necesitaba estar sola en esos momentos.

Lo segundo que hizo, fue trancar la puerta, y luego, finalmente, se dejó caer en uno de los sillones que Scarlet había colocado allí. Según ella era: "Más cómodo de esa manera", ya que en el pasado había disfrutado quedándose mientras ella pintaba.

Red miró alrededor, viendo el caballete con el lienzo en blanco, la pintura estaba allí, su hermana debió de haberlo preparado, claro estaba. Su profesor de arte había llamado a su casa, y su hermana había atendido, luego le había contado que el mismo le había dicho que esperaba el proyecto de Red, aunque ella y América podían entregarlo más tarde debido a las circunstancias.

El problema era que después de todo aquello, ella seguía sin saber que pintar. Ya no era cosa de haber perdido su inspiración, sino que simplemente no sabía quién era.

¿Cómo entonces podía pintar algo que la definiera si desconocía quién era en realidad?

Se pasó una mano por el rostro y dejó el sobre que Blue le había dado sobre el sofá, a su lado. Las ansias de abrirlo tenían a sus dedos contrayéndose, querían, ansiaban tocar el papel y rasgarlo para poder ver de qué se trataba ese proyecto recelosamente guardado.

Aun así, se negó a sucumbir a esa tentación de primera, eso era lo que Blue quería al fin y al cabo, y no entendía por qué era así. No sabía de qué iba su proyecto de fin de año, ni qué relación tenía con ella, pero conociéndolo, debía de ser algo que le importase.

Cerró los ojos, agotada.

Su celular vibró y lo ignoró.

Continuó con los ojos cerrados, estaba cansada, tan cansada. Cansada de intentarlo, cansada de no intentarlo. Cansada de despertarse cada mañana sabiendo que tenía que luchar con un nuevo día.

Su celular volvió a vibrar y gruño.

Moviéndose, lo sacó de su pantalón y tocó la pantalla, era un mensaje de América.

No lo leyó enteró, una sola palabra se resaltaba: prisión. Dejó escapar un suspiro, se había acabado.

Chloe iría a prisión.

Todo estaría bien.

Todo estaría...bien... ¿por qué no se sentía de esa forma?

Siempre había querido que los verdaderos culpables de lo que sucedió esa noche pagasen por lo ocurrido, y este día lo había conseguido. Aun así... aun así no se sentía en paz.

No sentía nada.

Era como una concha vacía, lo que sea que le hizo Chloe la cambió, la convirtió en alguien que no era. Irreconocible incluso para ella misma.

"Pero eso es lo que sucede cuando no sabes quién eres" pensó "Vas cayendo en un espiral vicioso, hasta las profundidades de lo perdido, y luego, no sabes cómo encontrar tu regreso. Porque una vez que te pierdes, lo haces para siempre, y no hay plegarias o gritos que logren llevarte de regreso"

Y no es que importase demasiado, de todas formas, no era como si alguna vez quisiera ser la Red que fue en el pasado, esa Red estaba sepultada, esa Red murió en el lago.

Pero tampoco quería ser la Red que conoció a Blue, porque esa Red era estúpida, inocente y crédula. No quería volver a ser esa chica que se enamoró del chico que arruinó su vida.

Gruño por lo bajo, y dejó caer la cabeza contra el sofá, dando una larga exhalación.

De repente, miró hacía un lado, viendo el sobre que había dejado allí. La curiosidad creció en su interior, era como un virus que se extendía rápidamente por todo su sistema, necesitando... ansiando.

Red de mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora