Capitulo 18: Alguien por quien morir

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Las primeras luces de la mañana suele darnos una perspectiva diferente a las cosas, nuestros padres suelen decirnos cuando somos más jóvenes y estamos preocupados, que pongamos la cabeza sobre la almohada y que a la mañana encontrariamos la forma de arreglar nuestros problemas.

Claro que su problema no era nada similar a que Cami Shuster le haya tirado de la coleta, o con algún chico. Sus problemas estaban más relacionados con su hermana desaparecida y lo sucedido esa noche.

Así que a la mañana siguiente, cuando el sol entro a través de su ventana iluminando su rostro, Red no tenía ni la más mínima idea de cómo haría frente a Nathan y Blue.

Este no les había descubierto de su paseo nocturno al cementerio, pero tenia varias preguntas para América cuando esa mañana ella mostro que tenia una herida en su pierna, al cojear levemente.

-¿Dónde te hiciste eso? -había preguntado el, levantándose de la silla y caminando hacia ella.

Su amiga le había disparado una mirada preocupada a Red, la cual le miro suplicante. No era que no confiara en Nathan, era una de las pocas personas que apenas conocía y que logro ganarse su confianza al instante, solo es que decirle al chico el cual te deja quedarte en su apartamento y es el hijo del amigo de tus padres, que has pasado la noche en un cementerio, no es exactamente lo que deberías hacer.

-Me caí de la cama -mintió América

Cuando Nathan frunció el ceño y le pregunte el como eso era posible, ella volvió a mentir, aun más convincentemente.

-Tuve una pesadilla -miro hacia un lado un momento, su mente parecía estar maquinando el resto de su mentira, ya que sus ojos brillaban levemente con travesura mientras continuo-. Estaba Damon Salvatore, y de repente se convirtió en un castor.

La cara de Nathan hizo que Red riera, rápidamente miro a otro lado para que este no se diera cuenta.

Su absoluta estupefacción era sumamente divertida, más aun debido a que Red no podía decidir si estaba espantado o fascinado. Lo cual era extraño.

-No hablemos más de eso -dijo el-. Enserio, hoy tenemos que ir a esa reunión a la que querían ir, donde se habla del programa.

Las dos chicas asintieron

-Yo quiero conocer a ese profesor de fotografía -conto América-. He visto varias de sus fotos en la página de la universidad y son fascinantes.

Red asintió

Ella no comprendía demasiado el ojo que tenia América para las imágenes, pero a pesar de que carecía de la capacidad para ver en colores, eso no significaba que no fuera capaz de plasmar los más hermosos momentos con el foco de una cámara.

-Es como si lograra capturar cada momento e inmortalizarlo en una foto -continuo hablando, fascinada. Sus ojos brillaban, iluminados, como si fuera un niño en la víspera de Navidad-. Quisiera poder tener ese talento.

"He visto tus fotos" dijo Red mientras sonreía "Son geniales, eres mejor que ese profesor, o estas en camino de serlo"

América sonrió

-Eres mi amiga, por eso lo dices -rio-. Es la regla 101 del manual. Como que tus padres tengan que decirte que eres bueno en algo, cuando apestas.

Nadie lograba entender del todo a América Hamilton, podía pasar una vida incluso antes de que lo hiciera.

-Mi hermano llamo -la mirada de Nathan se volcó en Red, quien había alzado la cabeza la instante al darse cuenta lo que significaba-. Dijo que esperaba verte hoy, que tenía que decirte algo.

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