36. El silencio en espera

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Me senté mirando por la pequeña y nublada ventana que me habían proporcionado. Sobrepasaba la parte más baja de los terrenos, lo cual era mejor, supongo, que los dormitorios de los chicos.

Los cuales estaban más abajo de la sala común, ya que estábamos en las mazmorras. Las ventanas muestran el oscuro abismo del Lago Negro. Yo tenía vista desde el tercer piso, al menos. Estábamos en una colina después de todo.

Exhalando profundamente, tomé un pedazo frío de tocino de un plato que un elfo del castillo me había traído. Tenía un sabor rancio en mi boca, pero sabía que tenía que comer. Tres días sin comida, ya podía contar cada una de mis costilla.

Sin embargo, no pude evitarlo. Estaba al borde de la locura por la preocupación, lo que me llevó a creer que no podría mantener los alimentos en mi estomago si comía algo.

Pero cuando desperté en la mañana, me derrumbe apenas salí de la cama, sabía que lo había llegado demasiado lejos.

Masticar huevos sin sabor era fácil.

Apoyé la cabeza contra uno de los postes de mi cama y comencé a pensar sobre mi vida antes de... todo el drama, totalmente cliché. Pero justo en ese instante, una pequeña y oscura forma se acercaba por el cielo y llamó mi atención.

Volaba con rapidez y diligencia, en dirección a mi ventana. Y tan pronto como se acercó lo suficiente, me di cuenta.

Era un lechuza de San Mungos.

Rápidamente me puse de pie, con dedos temblorosos jale el pestillo de la ventana, que, como era predecible, no quiso ceder. Traté golpeando el cristal, pero eso no ayudo en nada.

Observando con creciente aprensión, me preparé para ver el accidente que tendría la lechuza. Cuando ya estaba a pulgadas de distancia, un grito ahogado salió de mis labios, lo vi volar sin esfuerzo a través de la ventana.

... Como si fuera agua.

Debí haber sabido que estaba encantada.

Tratando de recuperar el aliento, arrebate el pequeño rollo de pergamino del pico del ave, dándole una mirada severa para que supiera que debía esperar por mi respuesta.

¿Y si era una mala noticia?

¿Y si él estaba-

Cerré mis ojos y los apreté por unos segundos, luego los volví a abrir, rasgando el sello de la envoltura y casi rasgo el pergamino mientras trataba de abrirlo.

Dejé de respirar.

Mis ojos se ponían cada vez mas vidriosos, tenia la mirada fija en la única palabra garabateada con una caligrafía muy familiar, de la que había leído numerosas insinuaciones sexuales.

Sólo una palabra. Pero era todo lo que necesitaba.

Vivo.

No podía creerl ... me eché a llorar.

Caí de espaldas sobre la cama, agarré el pergamino como si este fuera a salvar mi vida, tuve el impulso más extraño de besar esa palabra, sentir su letra, los lugares donde su mano había puesto presión con una pluma, imaginar su mano contra mis labios.

La lechuza chilló con impaciencia.

"Por favor..." Me quedé sin aliento, mi voz un simple quejido, "Por favor, dame un momento."

Otra chillido.

Tropezando con el escritorio, tiré del cajón, agarre una hoja arrugada de pergamino y luego descorche enérgicamente el tintero. Algunas gotas del líquido negro se derramarón sobre la mesa, pero no me importo.

Casi rompo la pluma por la mitad, empecé a garabatear todos mis pensamientos reprimidos.

Draco. ¿Estás bien? Dime cómo te ves. ¿Dónde están las heridas exactamente? He oído que te astillaste las costillas, ¿Puedes moverte? Espero que estén cuidado de ti. Los mataré de lo contrario. ¿Qué necesitas? Dime. Te daré cualquier cosa. ¿Es la cama incómoda? Necesito verte. Joder, lo siento mucho. Theo está herido también. No sé si viste lo que pasó. Estoy bajo arresto domiciliario. Me expulsarón. No puedo salir de la maldita habitación, tu solo dilo y voy a estar allí. Necesito verte. Tengo que verte. ¿Quién está ahí contigo? ¿Tus padres estan allí? ¿Saben lo que pasó? Dime algo. Cualquier Cosa. Necesito escuchar tu voz. ¿Puedes enviar un Patronus? Oh, mierda no, estás demasiado débil. Que Idiota. Me refiero a mi, por cierto. ¿Qué necesitas? ¿Te están alimentando bien? ¿Qué tan malas son las cicatrices que te dejo ese hijo de puta? Cariño te necesito.

Vuelve a mí.

Terminé de escribir mis pensamientos y firmé con una letra desordenada. Antes de cambiar de opinión, metí el pergamino en la boca de la lechuza. Con un grito furioso, despegó hacia la ventana, y se fue por donde llego.

Estoy bastante segura de que mi intercambio con la lechuza había tomado unos treinta segundos, tal vez menos. Pero, de repente, sentí como si un gran peso se levantaba de mis hombros.

Cartas.

Podía hablar con él. Todavía estaba vivo.

Y entonces me di cuenta con horror, volteando mi cabeza con rapidez para ver por última vez la sombra de la lechuza al retirarse, había olvidado escribir lo más importante.

Te amo.

Eso me destrozo, el peso aplastándome con mas fuerza que antes. Un momento después, con un pop distintivo, un elfo del castillo apareció en mi habitación. di un pequeño grito de sorpresa, cayendo de mi cama.

El pequeño elfo inclino la cabeza con timidez, susurrando, "Marty está arrepentido de asustar a la señorita Lafette. Marty fue enviado para comprobar si la señorita comió."

Oh.

Al parecer si estaban al tanto mi "huelga de hambre".

Cuando no respondí, Marty carraspeó educadamente "¿Esta la señorita comiendo?"

"Oh lo siento. Sí. Sí, algo he comido." dije rápidamente.

"Marty se alegra de escuchar eso." dijo el elfo y me ofreció una pequeña y delicada sonrisa. "El Profesor Dumbledore le ofrece sus disculpas en cuanto a las circunstancias. Le ha pedido a Marty que le informara que él todavía espera una respuesta de Beauxbatons."

Asentí con la cabeza, "Y-y mis padres?"

Marty parpadeó, "Marty lo lamenta. Pero el profesor Dumbledore no ha dicho nada sobre los padres de la señorita."

"Está bien, Marty," suspiré, apoyando mi cabeza entre las mano sintiendo una especie de mareó. "Gracias."

Con otra reverencia y un pop rápido, se fue.

Dejando me sola otra vez.

𝕭𝔯𝔬ӄ𝔢𝔫 𝕺𝔭𝔢𝔫 {𝚍.𝚖}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora