No podía ver a Theo, pero podía oler su sangre... en todas partes.
Cielos. ¿No podíamos tener sólo un día? ¿Uno? Un día en el que nadie resultara herido, en el que nadie llorara, en el que nadie perdiera el control.
McGonagall entro en acción, acompañada de Dumbledore. No se molestó en detenerme cuando la conmoción se disipó. Ella me dejó arrastrar me, desnuda, hasta Draco.
La gente estaba apartando sus ojos, algunos habían incluso empezado a correr hacia el pasillo con caras nauseosas.
Pero no me importaba un carajo otra cosa que no fuera Draco. No me importaba que Dumbledore ya no fuera capaz de sacar me de mi propia mierda. Seré expulsada.
No me importa.
Theo estará lleno de cicatrices, posiblemente de por vida, sabía la cantidad de sangre que había perdido.
No me importaba.
Estaba completamente desnuda... delante de todos los que conocía. Era como un horrible sueño.
Una pesadilla.
No me importa.
Draco... oh, Draco...
Lo sujete entre mis brazos como a una muñeca de porcelana, con tanto miedo de que se rompería. La tremenda calidez de su sangre inundó en mi piel.
McGonagall dio un paso hacia nosotros y rápidamente agarre mi varita que estaba en el suelo, apunte hacia ella con miedo, sin importar las consecuencia.
"Quédate ahí."
"Usted no va a amenazar a una profesora, señorita Lafette," ordenó Dumbledore pero aún así, su voz apenas era un susurro.
Un sollozo ahogado hizo su camino fuera de mi cuerpo, "Yo... tenia que hacerlo." Lágrimas patéticas comenzaron a rodar por mi cara, "Dios, tengo que..."
Dumbledore soltó un profundo suspiro, y con un chasquido de sus dedos, Draco desapareció de mis brazos.
Al instante, grité.
"DEVUÉLVEMELO YA!"
"Señorita Lafette, he transferido el señor Malfoy a San Mungo. Le aseguro que está en manos perfectamente capaces."
Un segundo más tarde, mis ropa reaparecieron, cubriéndome, reparadas, aunque todavía salpicadas de sangre.
"Venga conmigo."
Nunca le había visto hablar con un tono tan severo. Era inquietante.
El acelero el paso, mis rodillas amenazaron con ceder, pero me obligué a seguirle el paso al director y inclinaron la cabeza.
Todo había terminado.
Estaba acabada.
"Minerva", oí susurrar. "Por favor, vaya a ver que la salud del señor Nott este en un mejor estado. Él deberá verme tan pronto como pueda."
Casi podía sentir la severa expresión y el gesto brusco que McGonagall debía estar dando.
Todo estaba apunto de darse por terminado, supongo.
Esta escuela se estaba hartando de nosotros.
"Venga, señorita Lafette." Sus largas túnicas moradas se agitaban a su alrededor mientras se giraba y yo le seguía como un cerdo al matadero.
Podía sentir todos los ojos en mí, cada mirada con su propio ardor abrasador, clavándose en mi carne. Yo no era un espectáculo.
Todos ellos podían irse al infierno.
Dumbledore me ahorró el viaje a su oficina, deteniéndose en cambio, fuera de la de Filch. Llamó a la puerta educadamente, y el cuidador sucio entreabrió la puerta.
"Director." abrió la puerta de par en par.
"Me preguntaba, Argus, ¿Si podríamos tomar prestada tu oficina? Sólo será un momento."
Filch parecía muy feliz de hacerlo. "Sí, por supuesto, señor. Ahora mismo, señor."
Pasamos por delante de él, entramos en su cuarto de escobas que supuestamente era una oficina, y una vez que la puerta se cerró, el profesor Dumbledore hizo un gesto para que me sentara en una de las sillas viejas del lugar.
Invoco una para él, sentándose con gracia frente a mi.
"Director," susurre tímidamente, "usted no podría entender ..."
"Oh, no, señorita Lafette", su voz había vuelto a su estado natural, suave. "Creo que entiendo perfectamente."
Mis ojos, redondos como orbes, lo miraron, las lágrimas seguían vertiéndose sin parar por mis mejillas.
"La familia Malfoy tiene un increíble, e indescriptible encanto. Uno no se puede culpar por sus afectos, ni siquiera usted. De hecho, yo mismo estaba curiosamente atraído por Abraxas..."
"¿¡Abraxas Malfoy!?" Di un grito ahogado.
Él era el abuelo de Draco. Pero... Dumbledore... yo nunca había sospechado que el fuera... Gay.
"No bromeo, señorita Lafette."
Wow... eso era mucho para digerir. Tomé una respiración profunda, pensando por un momento, y entonces Draco invadió mi mente otra vez.
Preocupación.
Preocupación.
Preocupación.
"Draco. Tengo que ir con él. Debo hacerlo." No hubo ligereza a mi tono. Era más una demanda.
"Usted está enamorada, señorita Lafette. Lo entiendo," Dumbledore dijo con calma.
Era extraño oírle decir eso en voz alta, y me preguntó si yo había sabido esa verdad todo este tiempo.
"Sí..." le susurré. "Sí, lo amo." Mi cabeza cayó en mis manos en derrota, y me ahogue entre sollozos.
"Theo... ¿Se va a morir?"
"Dios mío, no, querida. Será una noche difícil para él, pero estoy seguro que en los próximos días, estará saludable otra vez. Saludable y suspendido." La sonrisa en el rostro de Dumbledore casi me dieron ganas de reír ¡En un momento como este!
"¿Qu-qué pasara con Draco?"
"Las lesiones del señor Malfoy son definitivamente más grave, que es por lo que lo entregué a San Mungo. Se lo aseguro, señorita Lafette."
"Y... y yo?" Pregunté, ligeramente tranquilizada por sus palabras, aunque todavía sentada en el borde de la silla.
"Me temo que debo tomar una ultima acción. Contactare a tus padres, vamos a considerar un traslado a Beauxbatons, y... mientras tanto, su asistencia a clases deberá cesar."
Bajé la cabeza, asintiendo obedientemente.
"Lamentablemente, ya no puedo permitir que ande en el castillo, teniendo en cuenta los peligros que puede implicar. Pido disculpas por esto señorita Lafette, pero usted será colocada bajo un tipo de arresto domiciliario. Un dormitorio adicional se añadirá a la casa de Slytherin, y usted debe permanecer en el, custodiada por guardias, hasta que sea recogida por sus padres. "
Cerré los ojos para asimilar el dolor, deseando que hubiera alguna alternativa, a pesar de que me estaba engañando a mí misma.
"Sí, señor director," respondí en voz baja entrecortada.
"Lo siento mucho, querida..."
"Entiendo, señor director." Cielos, sonaba como un robot. "C-cuando... cuando debo mudarme a ese lugar?"
Dumbledore hizo chasquear sus dedos una vez más "Ahora mismo, me parece. No se debe perder tiempo. La puerta estará en el centro del pasillo principal que lleva a su casa."
"Sí, señor director."
Me dirigí a la puerta y luego me voltee de pronto, "Por favor... se lo ruego, vea que lo estén cuidado. Y, cuando se despierte... digale que lo amo."
"Oh, querida. Estoy seguro de que él lo sabe."
¿Lo sabe?
Con una inclinación de cabeza, salí de la habitación.
... ¿Draco lo sabia?
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𝕭𝔯𝔬ӄ𝔢𝔫 𝕺𝔭𝔢𝔫 {𝚍.𝚖}
FanfictionLo supe desde el primer día. Desde el momento en que bajé de la brillante locomotora roja, ya lo sabia. Sabía que Hogwarts no era, y nunca seria, mi milagro salvador. Un santuario. Un lugar donde me aceptarían. Nunca podría dejar que mi secreto sa...