No sé lo que esperaba.
Tal vez creí que sería una traslado simple. Le escribiría a Draco; lo vería al final del año, de alguna manera. Tal vez pensé que todo saldría según lo planeado.
¡Qué idiota había sido! Maldita idiota, como no, flores y arco iris.
Estaba acostada en mi cama una noche, mirando ese estúpido tapiz en la pared. Lo había memorizado para entonces. Todas las palabras en el no tenían sentido alguno.
La noche parecía inquietantemente silenciosa fuera de mi ventana, pero me consolaba el hecho de que Draco había venido a verme esa mañana. Entre nosotros, al menos, las cosas eran normales.
Bueno, normal si cuentas hablar a través de una puerta. Entonces sí, normal.
Pero cuando pronuncié lo que debe haber sido mi quincuagésimo suspiro de la noche, capté algo. Solo una coincidencia, pensé ... al principio. Me senté en la cama, entrecerrando los ojos ante la cita.
Creí haber visto un destello.
Sí. Si, lo hice. Algo había cambiado en el tapiz.
Llámame loca, pero algunas letras de las primeras seis palabras se habían iluminado por un momento. Pensé que tal vez era un truco de la luz, por el lago y la luna.
Pero luego lo examiné mas detenidamente.
No. No fue era una coincidencia.
Seis letras de seis palabras se destacaban y juntas deletreaban la palabra "muerte".
Volé desde mi cama, moviéndome para quedarme a centímetros del marco. Y luego las letras cambiaron.
"No esperes que todas las cosas sucedan y perduren en el tiempo, que lo envuelvan una serenidad reverente.
Lo que no tiene nombre y lo que no se llama, para los ayudantes es magnífico.
Lo que parece ser un matiz para los jóvenes a menudo desquicia, ahoga, sofoca.
Ve suplicante a nuestra tumba eterna.
Nunca omita vuestro testamento."
Oh Dios mío.
¡¿Cuánto tiempo me tomó resolver esto?!
Me enfrasque al escritorio de la esquina y agarré una hoja de pergamino, casi derramando toda la tinta en el proceso.
Golpeando la pared con mi pie, comencé a grabar cada letra brillante. Y por supuesto ... comenzó a cobrar sentido ante mis ojos.
Los mortífagos van ...
Miré las siguientes palabras con horror.
"No vayas silencioso ante la noche.".
Lo cual deletreó ... él.
Los mortífagos lo quieren. Van por el...
Oh Dios...
Te quiero. Sal . Ahora.
Oh dios, por favor no!
Un grito violento se sacudió de mí, sonando contra las apretadas paredes de mi encierro, y arranqué el tapiz de la pared.
Solo para descubrir que era mucho más pesado de lo que pensé que sería.
Con dedos temblorosos, desgarré el material, rasgando los hilos y destapando un delgado pedazo de madera adherido a la pared de piedra.
Mi varita
¡Mi maldita varita!
¡Ha estado aquí todo este tiempo!
La tomé con rapidez en mis manos, sin estar muy segura de qué hacer conmigo. Y luego me di cuenta ...
Dumbledore.
Debe haber sido Dumbledore.
¡Él envió el destello! Me hizo notarlo! Él quería que lo descubriera ...
Y él quería que lo descubriera esta noche.
Oh Dios...
¡Oh Dios mío!
"¡Draco!" El grito escapo de mí antes de que pudiera detenerlo, y sin pensarlo dos veces, me giré y grité: "¡Bombarda!"
La puerta se astilló, luego estalló en un millón de pedazos, y unas chicas Slytherin en la sala común chillarón.
Ni siquiera me detuve a pensar en mi libertad repentina. Mis únicos pensamientos eran sobre Draco ... y de mi necesidad inmediata de encontrarlo.
Las pocas personas en la sala común me miraban con los ojos muy abiertos, un miedo inconfundible pintado en todas sus facciones.
Apunté con mi varita a la chica que chillaba, y le pregunté: "¿Dónde está Draco?"
Ella balbuceó incoherentemente.
Con un gruñido enfurecido, grité: "¡Desmaius !" y ella termino volando a la pared. Los otros Slytherins jadearon, y giré mi varita hacia el siguiente: un chico alto y moreno.
"¿Donde esta el?" Siseé.
"¿M-Malfoy?" él aclaró con voz temblorosa.
"MALFOY!"
Con un arranque, levantó sus manos en el aire a sus costados, "Yo ... creí que lo vi ir a cenar-"
"¡Muevete!"
Un momento despues, corría por los pasillos, azoté a cualquiera que se cruzara en mi camino contra las paredes, dejando un camino bastante aturdido detrás de mí.
Sentí que me llevó una eternidad llegar al Gran Comedor, pero finalmente llegué a las grandes puertas doradas.
Pasando a toda velocidad, me arrojé al abarrotado comedor, lleno de cientos de estudiantes. Y como siempre, todos se voltearon y me miraron.
Corrí con todas mis fuerzas, moviendo la cabeza de un lado a otro, buscando el cabello rubio platino de mi amor.
Pero choqué con una fuerza sólida como una roca ...
Y me encontré apretada contra el pecho de Draco.
"¿Nena?" él respiró, sus ojos se iluminaron con confusión e incredulidad.
"¡Draco!" Todo salió a la luz. "¡Vienen! ¡Vienen por los dos! ¡Mortífagos! Dumbledore, él ... ¡oh, Dios! ¡Vienen ahora! No sé lo que harán, oh dios, oh dios, oh dios ¡Joder, Draco, ya vienen!
"¡_____! ¡Nena, para un momento! No puedo, estás hablando demasiado rápido! No puedo mantener el ritmo-¡el Parsel" Draco balbuceó.
Oh. Entonces estaba hablando Parsel. Bueno, estaba jodidamente aterrorizada.
Golpeé su pecho con mis puños, tratando de que entendiera. "¡Vienen! Tenemos que ... ¡tenemos que irnos! ¡Ahora! ¡Tenemos que irnos ahora!"
No tenía idea de cómo todos los demás estaban reaccionando en este punto. No me importa nada.
"¡Bueno!" exclamo Draco, sacudiéndome. "Está bien, está bien, lo entiendo! Lo entiendo! ¿Cómo? ... No, eso no puede ser correcto. No es posible."
"¡Vienen por nosotros, Draco!" Grité, tratando de arrastrarlo hacia la entrada conmigo. Pero él se movía, era como piedra.
"No me importa, ¡está bien!? No me importa el jodido Armario Evanescente! ¡No son tus aliados! ¡Vienen por nosotros!" Me agarró con fuerza, pero parecía completamente abrumado.
Y nos estábamos quedando sin tiempo.
Pude sentirlo. No sé qué me hizo hacerlo. Instinto, tal vez? Pero de alguna manera, justo en ese momento, supe lo que venia.
Sabía que tenia que darme la vuelta y arrojar una maldición violenta contra quien viniera a través de esas puertas doradas.
Y efectivamente, di la vuelta para encontrarme en un duelo con el mismísimo Fenrir Greyback ...
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𝕭𝔯𝔬ӄ𝔢𝔫 𝕺𝔭𝔢𝔫 {𝚍.𝚖}
FanfictionLo supe desde el primer día. Desde el momento en que bajé de la brillante locomotora roja, ya lo sabia. Sabía que Hogwarts no era, y nunca seria, mi milagro salvador. Un santuario. Un lugar donde me aceptarían. Nunca podría dejar que mi secreto sa...