5. El silencio Vengado

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Subí los escalones lentamente hacia el Gran Salón, disfrutando los momentos antes de...

Me pregunté qué vería en sus caras, qué tipo de expresiones atónitas usarían. Admiración? Miedo? Horror? Cualquier cosa era mejor que el duro desprecio de todos los días.

El desayuno estaba llegando a su fin, los estudiantes salían del pasillo hacia las escaleras y las mazmorras. Me apoyé casualmente contra una estatua, con los brazos cruzados sobre mi pecho.

_____ Lafette, estás a punto de ser expulsada.

Sonreí ante la idea. Quería salir de allí, siempre había querido. Si esto era lo que tenía que hacer, que así sea.

Pansy Parkinson pasó, ni siquiera se dio cuenta, pero yo estaba preparada para ella. Con los pies firmes, di un paso en su camino, dándole la sonrisa más dulce que pude.

"Pansy, Querida", le dije, observando su expresión grosera transformarse en una de sorpresa, "Sólo quería darte las gracias."

Ella inclinó la frente, inclinando su nariz para arriba y tratando de parecer compuesta "¿Porque?"

"Por dejarme hacer esto."

Golpeé mi puño en su mejilla, sintiendo que se rompía contra el hueso y la vi caer al suelo torpemente. No pude evitar sonreír de nuevo, se sentía tan bien finalmente ponerla en su lugar.

Ella dejó escapar un pequeño grito, agarrando su mandíbula, con lágrimas en los ojos. Las personas que nos rodeaban se quedaron sin aliento, parándose en seco y susurrando.

Corrí hacia ella y la pateó en el estómago un par de veces antes de dar marcha atrás y sacar mi varita. Vi el miedo en sus ojos llenos de lágrimas, me miro a los ojos, estaba a punto de pedir misericordia.

"Engorgio," murmuré.

Por un momento, no pasó nada. Y luego la cara de Pansy comenzó a hincharse, resoplando como un globo. El resto de su cuerpo siguió y comenzó a gritar, pataleaba los pies contra el suelo y tratando de pararse, pero no lo logro.

Negué entre risas, girando la varita entre mis dedos y dándole la espalda. La gente me miraba al pasar, pero esto solo acaba de empezar.

Devin Kort se paseaba por delante de mí, hablando con sus amigos, ajenos al espectáculo detrás de nosotros. Él era uno en mi lista.

Había bromeó sobre que yo era muda todo el año pasado.

Al pasar, moví rápidamente mi varita y dije,  PertrificusTotalus!"

Se quedó inmóvil, a punto de caer, con la boca abierta, y los ojos del tamaño de bolas de nieve, mirándome completamente idiotizado. Me reí entre dientes, "Esto no tiene precio", asentí con la cabeza a sus amigos boquiabiertos, y seguí adelante.

La gente estaba empezando a mirar ahora.

Vi a la multitud de chicas rubias tontas que me había llamado "desesperada y sola" de pie debajo de una ventana y rápidamente la rompí por encima sus cabezas con un rápido hechizo.

Ellas chillaron, cayendo al suelo y cubriéndose las cabezas.

Para cuando llegué al final del corredor, había convertido a Crabbe y Goyle en cucarachas, y a Jezabel Williams en una bruja tuerta y a Zabini lo desnudé delante de todos.

Pero cuando llegué a la esquina, me detuve mi risa bruscamente, mis ojos cayeron sobre Malfoy.

Mi sonrisa risueña desapareció al instante.

Draco se congeló, con las manos en los bolsillos, con los ojos fijos en mí, y aunque odiaba admitirlo, lucia absolutamente hermoso.

Eso me enfureció.

"¿Qué-qué estás haciendo?" parecía que le costaba respirar.

"¿Yo?" Me reí cruelmente, "Oh, sólo lo que todos ustedes han estado pidiendo que haga desde el día que llegué a esta maldita escuela!" Grité eso último y el lugar quedó en silencio.

Tocó con cuidado su varita en el bolsillo de su pantalón.

"Te reto." le susurré, mi voz sonaba fatal.

Sacó su varita, blandiéndola con calma frente a él. Yo hice lo mismo, pero por dentro, me asusté. Sabía que Draco era un buen duelista, uno de los mejores en la escuela. Sólo podía contar con mi ira como una posible ventaja.

"Vamos," dijo.

"Tu primero".

Me golpeó con un "Stupefy" y me dio, tirándome al suelo y echándome hacia atrás 

"Reducto!".  Exclame al ponerme de pie. Todos se habían detenido a mirar.

Nos igualamos por un tiempo... hasta que me metí en una racha de fallidos ataques "Flippendos", me bloqueaba con tanta rapidez que no había nada que pudiera hacer, pero envié otro. Después de cada bloqueo, daba un paso más y me cansaba, hasta que finalmente me tomo la muñeca en un fuerte agarre y me atrajo hacia el.

"¿Qué estás haciendo, Lafette?" susurró, tan cerca de mí que apenas podía respirar. 

Acababa de cruzar la línea.

Con un grito de furia, le empujé, lanzando mi varita a un lado y cayendo de rodillas. Me estaba tomando... después de casi dos días sin una transfusión, fue fácil. Sentí que mis huesos comenzaban a agrietarse, oí los gritos de los espectadores, y gemí de dolor cuando finalmente sentí que estaba perdida.

Grité con la voz del lobo, no la mía y lancé mi nuevo cuerpo hacía atrás, sintiendo mi ropa rasgarse.

Suspiré internamente. Cambiar era, sorprendentemente, y un poco vergonzoso, más parecido a un placer sexual que al dolor. Y finalmente, trotaba en mis poderosas cuatro patas, mirando hacia abajo con el pelaje gris claro cubriéndome.

Caminaba al frente de Malfoy, mirando a los estudiantes huir del miedo detrás de él. No hizo ningún intento de moverse.

"¿Lo ves?" dije con voz áspera, era el sonido de un gruñido, pero siempre entendible. "Mira lo que has hecho!"

Para mi sorpresa, sin embargo, después de una larga pausa, Malfoy estiró su mano hacia mí. Gruñí, pero él no se movió.

¿Tenía ganas de morir?

"Severus!" La voz de McGonagall... voltee, viendo su carrera por el pasillo, varita en mano, mirándome con horror. "¡Hazlo!"

Draco no la miro, solo me veía a mí.

"Señor Malfoy! Muévase!" gritó.

Sentí un golpe en la pierna trasera, aullé de dolor, sintiendo la sangre humana de nuevo corriendo a través de mi, y lentamente me desplome en el suelo, jadeando.

Pero todo lo que podía preocuparme cuando empecé a perder el conocimiento, fue que yo no quería que Malfoy me viera desnuda.

𝕭𝔯𝔬ӄ𝔢𝔫 𝕺𝔭𝔢𝔫 {𝚍.𝚖}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora