3. Silencio Interrogado

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"_____" Febrero gimoteo entre dientes, tirando de su muñeca la obligué a sentarse junto a mí cómodamente en el asiento. "¿qué estás haciendo?"

"¿Qué estás haciendo, Lafette?", la viciosa voz de Malfoy estaba justo en mi oído, empujándome al borde. Todos los Slytherins que nos rodeaban estaban sorprendidos, Febrero incluida.

Me incline hacia adelante con calma, recogiendo un puñado de tocino y colocándolo en mi plato, mirando completamente a gusto el espectáculo que había creado, pero por dentro estaba gritando.

¿Qué demonios estaba pensando? Esta no era la manera de llegar a Malfoy, era solo otra manera de hacerme daño. Estaba cometiendo un suicidio social.

Pero en el fondo, en los oscuros rincones de mi jodido ser, en un contenedor bien cerrado, seguro donde guardaba todas las cosas que nunca admitiría, yo sabía que había querido estar aquí. Para sentarme a su lado.

Draco.

¿Por qué? Porque justo ahora la caja fuerte figurativa de mis secretos quiso sacar el archivo que decía que había estado atraída hacia él por completo desde el primer momento. Y que solo podía ocultarlo con odio.

Era posible que me gustara y odiara a la misma persona, ¿no?

Diablos, todo lo que sabía era que el primer día en Hogwarts, cuando me había abierto paso entre la multitud por los barcos, lo escuche diciendo que prefería nadar a estar atrapado en uno bote con un montón de niños ruidosos, que se habían vuelo todos locos.

Y entonces él se hizo más y más guapo, cada año sin falta. El pelo rubio poniéndose más rubio, casi blanco, su forma delgada y musculosa desarrollándose. El último verano creció al menos un pie, por encima de mí, esos ojos azules plateados que me causan escozor con la mirada.

Me gustaba la forma en que liberaba el primer botón de su camisa cuando se sentía incómodo, como sonríe -realmente sonríe- cuando su madre le envía una carta y la lee en silencio en la sala común todos los domingos por la mañana, antes de que nadie más que yo esté despierto.

Oh mierda, estaba completamente loca por él, por no decir la otra palabra. Este muchacho que me había torturado durante todos estos años, que mintió acerca de mí, que pasa la mayor parte de su tiempo pensando en maneras de hacerme infeliz, me tenía en la palma de su mano, y él ni siquiera lo sabía.

Él nunca lo haría, o bien... si, si tenía algo que decir al respecto.

"Supongo que es verdad, entonces, Draco," se rio entre dientes uno de sus compañeros, Theo creo era su nombre. "Ella está obsesionada contigo."

Me quedé boquiabierta, el tocino a punto de caer de mi boca, mis ojos cada vez más amplios. ¿Qué? ¡Ni que le hubiera dicho algo en voz alta!

Pero entonces me acordé de que era parte de la mentira de Malfoy, piensan que rogaba por su ayuda. Lo que supuestamente acababa de descubrir era pura basura.

Mis músculos se relajaron y terminé de masticar, mirándome las uñas como si fueran muy interesantes.

"Sí, bueno..." Draco se burló, y sentí su mano deslizarse, ligera como una pluma, a través de la parte baja de mi espalda, "No debería desperdiciar la oportunidad, ¿verdad?"

Me atraganté, su toque me impacto, haciendo que el jugo de naranja que me había tragado fuera a parar a mi nariz y no a mi garganta. Parecía que estaba teniendo otro ataque.

"____, Merlín!" Feb me golpeó en la espalda, y cuando eso no la ayudó, ella se puso de pie, arrastrándome de la banca y del Gran Comedor.

Todavía podía oír el estruendo de la risa de los Slytherins.

Cuando llegamos al cuarto de baño más cercano, escupí lo que podía en el fregadero, tosiendo y jadeando, con los ojos llorosos.

"¿Qué ha pasado?" Feb exigió.

Sacudí la cabeza con furia, tome unas cuantas respiraciones estremeciéndome.

                                                                                                                                                               

Hice todo lo posible para evitar a Draco por el resto del día, a pesar de que en todas las clases estuve con él. Mantuve mi cabeza baja, como hago normalmente, e ignore cualquier risa o mirada.

Le había dado una nueva forma de burlarse de mí, y lo peor era que estaba casi contenta al respecto.

¿Contenta?

Quería golpearme con mi pesado libro de Runas Antiguas.

Esa noche, cuando Feb y yo volvimos a nuestro dormitorio, me fui directamente a la cama sin siquiera un guiño o una sonrisa hacia ella. Cerré las cortinas alrededor de mi dosel y me desplomé en mis sábanas, esperando relajarme hasta que oí sus pasos que se alejaban. Entonces me quite la ropa, deslizándome debajo de las sábanas, me sentía fría, desnuda y completamente sola.

Soñé con Draco esa noche.

Caminaba hacia mí, con una deliciosa sonrisa en su rostro, y se lamió los labios. Me moría de ganas de sentirlos contra los míos, quería que me presionara contra su pecho, mis brazos alrededor de su cuello.

Y lo hice, y su respuesta fue más que suficiente.

Él me acorralo contra la pared, con las manos deslizándose bajo el dobladillo de mi blusa, sentí que sus dedos rozaban el borde de mi falda.

Gemí su nombre, sentí mi cuerpo lleno de fuego, y-

Me obligué a despertar, moviendo la cabeza y jadeando.

¿Qué demonios fue eso?

𝕭𝔯𝔬ӄ𝔢𝔫 𝕺𝔭𝔢𝔫 {𝚍.𝚖}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora