"Tuvo una fuerte recaída esta noche, señorita Lafette," Snape advirtió, dándome otra inyección de repuesto, sangre A negativo. Él me había sedado tan pronto como me trajo, y me dio mi relajante, pero el dolor -por casi haber cambiado- estaba en todo mi cuerpo, me debilitaba.
Asentí con la cabeza, tragando seco, "Y... y ¿qué pasa con Malfoy?"
"¿Qué pasa con Malfoy?" Snape arqueó una de sus cejas negras y grasientas.
"Él me vio. Me encontró gritando y vomitando y-"
"Malfoy es un inútil, amenazas vacías, todo ruido y pocas nueces. No hay necesidad de preocuparse por él."
Logré una leve sonrisa: "Gracias, profesor."
Los estudiantes estaban equivocados acerca de él. No era vil o cruel, simplemente malentendido y amargado. Él siempre era amable conmigo en clase, sin exigirme tanto y siendo paciente conmigo.
Era lo más parecido a un mentor, creo.
Salí de su salón en silencio, mirando el reloj en la pared al final del pasillo. Casi las 11:15pm.
Dejé escapar un suspiro de alivio, Malfoy no se habría quedado despierto hasta tan tarde para decirle al resto de Slytherin de mi inestabilidad. No podría importarle mucho.
Pero mi estómago cayó cuando entré en la sala común. Lo podía oír desde la entrada, obviamente entretenía a una gran multitud con la historia que estaba contando sobre mí.
"Quiero decir, ¡en serio! ¡Una jodida loca! Deberían haberla visto retorciéndose en el suelo, gritando por mí, rogándome que la salvara."
El público se rio, ajeno a mí cuando entré en la habitación principal. Malfoy estaba sentado en el sofá en el centro de un gran círculo.
"¿Estaba realmente gritando, Draco?" Pansy pregunto, inclinándose hacia adelante, casi babeando en su regazo. Al parecer, su pequeña discusión no había durado.
"Lamentándose." Draco corrigió, y luego soltó otra carcajada.
Cerré los ojos, sintiendo mis mejillas sonrojarse de vergüenza y... y rabia.
Alguien debió haber notado mi presencia, porque todas las miradas se dirigieron hacia mí, embobados, riéndose, susurrando.
Quería pensar en algo grosero, algo inteligente, pero me niego a rebajarme a su nivel, romper el silencio que había mantenido durante tanto tiempo. Se había creado una barrera invisible que me rodeaba. Me sentía protegida detrás de esa barrera.
Malfoy parecía un ciervo arruinándome el paisaje.
Salí de mis pensamientos, y vi a pansy levantarse del sillón, ella caminó hacia mí, su pelo negro silbaba sobre sus hombros, y formó una mueca falsa, "Oh, cariño, te ves horrible. ¿Es así como se ven todos los psicópatas?"
Toqué la correa de mi bolso -donde llevaba dos dosis de emergencia-, y mirándola a los ojos con frialdad y cansancio, le di la espalda. Baje la empinada escalera al dormitorio de las chicas y abrí la puerta de mi cuarto.
Sin embargo, oí las últimas palabras de Malfoy detrás de mí.
"¿Ves lo que quiero decir? Totalmente loca."
No pude conciliar el sueño en toda la noche, no podía sacar las risas, y los murmullos de mi mente. Cuando finalmente un ruido me despertó, estaba empapada en sudor frío y temblaba locamente.
Las chicas de mi dormitorio estaban totalmente dormidas y risueñas. Realmente no sabía la mitad de sus nombres... Respire hondo y volví a dormir, sin pensar mucho en el sueño.
"_____, escucha," dijo con mucha calma, la amabilidad de su voz rechino en mi oído. Febrero Clark (no preguntes por qué sus padres la nombraron así, o te perseguirá por siquiera nombrar el tema) La mayoría de los estudiantes de Hogwarts no están seguros de por qué estaba en la casa de Slytherin (tampoco de porque yo también lo estoy)
Sin embargo, se olvidan de que la Casa Slytherin se trata de ser astuto y poderoso, no grosero, petulante y desdeñoso.
Febrero siempre intento hablarme. Ella estaba muy atenta por si decía algo, pero nunca tuvo más éxito que los demás que lo intentaron. Ni siquiera esta mañana.
"Malfoy estuvo ocupado anoche," me dijo en voz baja, con nerviosismo se acomodó un mechón de su cabello color chocolate atrás de su oreja. Yo siempre había pensado que era bonita. "Tengo que advertirte, porque ya es hora de desayunar, toda la escuela sabe lo que pasó anoche."
Me encogí de hombros, volviendo a mirar mi cara pálida y enfermiza en el espejo. Había círculos de color púrpura debajo de mis ojos, gruesas y notables ojeras. Mis ojos mismos tenían una serie de venas rojas palmeadas que rodean los iris pálidos, que ahora aparecían negros, eran tan oscuros esta mañana. Todo esto contrastaba horriblemente con mi largo y lacio, cabello castaño que me llegaba hasta la cintura. Parecía algo así como un zombie.
O más bien, un reencarnado sin esperanza.
"Bueno, solo quería decirte que no creo que halla ocurrió como él dice. Malfoy siempre exagera."
Me volví hacia ella, dándole la única cosa como respuesta que tenía. Una sonrisa cansada.
Ella me devolvió la sonrisa, "¿No te gustaría sentarte junto a mí esta mañana? Podemos ignorarlos juntas."
Casi me reí de eso, asentí con la cabeza. Gente de buen corazón siempre tienden a dificultar las cosas, me irritaban.
Pero cuando llegamos a desayunar era mucho peor. Incluso en nuestro camino a la mesa las personas estaban haciendo muecas dirigidas a mí, fingiendo ataques y poniendo los ojos en blanco. No estaba segura de lo que había dicho Malfoy.
Tal vez ellos estaban felices de tener por fin algo que usar en mi contra. Yo estaba tan callada todo el tiempo, que rara vez les daba material para burlarse. Ahora habían ido a por todo, riendo y señalando como niños de tres años.
Más sentí el impulso de reír, a pesar de ser la raíz de la burla.
Pero lo que realmente me pareció gracioso fue que ellos no sabían que podía con mucho más que esto: que se trataba de un pinchazo en comparación con una puñalada.
Y así, mientras nos dirigimos hacia el extremo de la mesa, agarre la mano de Febrero y viré bruscamente a la izquierda, sentándome en un lugar cómodamente junto a la mata de pelo desordenado de rubio platino.
Justo al lado de Malfoy.
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𝕭𝔯𝔬ӄ𝔢𝔫 𝕺𝔭𝔢𝔫 {𝚍.𝚖}
FanfictionLo supe desde el primer día. Desde el momento en que bajé de la brillante locomotora roja, ya lo sabia. Sabía que Hogwarts no era, y nunca seria, mi milagro salvador. Un santuario. Un lugar donde me aceptarían. Nunca podría dejar que mi secreto sa...