30. El silencio Roto {2}

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Se sintieron como horas, nos quedamos allí, besándonos el uno al otro como si no tuviéramos la oportunidad de hacerlo de nuevo. Y una parte de mí se preguntaba cuánto de eso pudiera ser verdad...

Draco me empujó contra la pared de la bañera, mientras movía lentamente sus labios por la sensible piel de mi cuello. Se mantuvo ahí por un tiempo, obligándome a jadear y ha aferrarme a sus húmedos y resbaladizos hombros.

Y entonces jadee, "Bésame, como lo hiciste antes."

Mis mejillas se encendieron por el horror de lo que acababa de decir, pero ya no podía retirar lo dicho. Sus labios se detuvieron en mi cuello.

Apartándose para mirarme a los ojos, levantó una espesa ceja rubia en gesto de sorpresa "Como lo hice antes..." Era a la misma vez una pregunta y una declaración, una advertencia.

Me mordí el labio y asentí tímidamente.

Una sonrisa oscura pasó por su rostro, y rápidamente me alzo hacia arriba y sobre el borde de porcelana, "supongo que me criaron de esta manera. "

"¿Qué manera?" Incliné la cabeza hacia un lado.

"hago lo que me ordenan..." la sonrisa regresó .

Solté un bufido, "Me cuesta creer que tu tengas que seguir ord- !Por Salazar, Draco!"

El hombre en realidad nunca me dio tiempo para prepararme. No debí haber pensado que lo hiciera de todas maneras. Su boca descendió entre mis piernas la fuerza sin nada de piedad. Esa lengua malvada se deslizó hasta mi clítoris, arremetiendo a través de la perla supersensible lo que me hizo chillar, chillar literalmente, a los altos cielos.

Supongo que debería haberme sentido amenazada por los celoso de que él conociera tan bien cómo complacer a una mujer. Pero no lo estaba... porque mi inocencia no se extendía tan lejos como algunos pensaban.

Yo sabía cómo complacer a un hombre.

Bueno, carajos al menos pensaba que lo sabía. Estaba bastante segura de ello. Nunca lo había hecho ni tampoco lo había intentado antes. Pero Draco estaba haciendo que yo quisiera. Tenía una manera especial de hacerme querer hacer cosas, en realidad.

Él era así de peligroso.

Para mi.

Con un último giro de su lengua, me hundió en el agua caliente de nuevo, moviendo su boca hasta que quedó a la altura de mi pecho.

Aullé de placer, enredando mis dedos en su pelo grueso y rubio.

¿Dónde aprendió todo esto?

Si se trataba de Parkinson, iba a tener un ataque de histeria. Sólo la idea de que él la tocara de esta manera hizo que mi cuerpo caliente, hormigueaba inmediatamente fría así que traté de olvidarlo.

Malfoy ayudó.

Él mordió mi pezón... duro, lo suficiente que provocó una especie de placer y dolor, que estoy avergonzada de decir que adore.

Mi agarre sobre él se tensó, y prácticamente arrastre su rostro hasta encontrarse con el mío.

No me quiso besar.

En cambio, él enterró su cara en mi cuello para que sus labios estuvieran en mi oído, y jadeaba en un tono tranquilo y bajo, "Yo nunca hago esto."

Su nariz rozó mi mejilla.

"Yo no me odio a mi mismo por lo que le hago a la gente..."

Sus manos se deslizaron por mis caderas sensualmente.

𝕭𝔯𝔬ӄ𝔢𝔫 𝕺𝔭𝔢𝔫 {𝚍.𝚖}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora