1. Silencio Interrumpido

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Ellos me miraban.

Incluso después de seis años de este lío, esta... extraña ficción a la que cada vez estaba más acostumbrada, nadie me había descubierto todavía, el porqué de mi obstinante silencio. Mi forma retraída, porque no me abría, no me dejaba llevar.

Miré hacia arriba lentamente desde el libro que había estado fingiendo leer, varias personas entraron. Zabini, Goyle y otra chica que no conocía su nombre. Rápidamente aparte la mirada, suspire, miré hacia abajo de nuevo.

¿En qué página estaba? ¿Qué diablos está leyendo de todas maneras?

Una puerta se cerró de golpe, voces rompieron la calma de la sala común de Slytherin, Draco Malfoy acababa de llegar, gritaba a todo pulmón "Eres una imbécil inútil, ¿lo sabías?", a Pansy Parkinson, supuse.

Me moví incómoda en el sillón de cuero negro, me preparé para una serie de insultos o algo así. Él siempre intentaba conseguir que yo hablara, sobre todo en mi primer año. Había hecho todo lo posible para que me defendiera de sus insultos, pero no lo logro.

Después de un tiempo, supongo que se le había vuelto aburrido, porque se había detenido. A lo largo de mi cuarto y quinto año no me había dicho ni una palabra, pero eso se terminó, se había puesto en marcha otra vez, burlándose de mi silencio, me acusó de avergonzar a la casa Slytherin.

Hoy, sin embargo, estaba muy tranquilo, desplomándose en el sofá junto a Zabini. Goyle se rio de él y frunció los labios: "¿De qué te ríes?"

"Cansado?" Goyle dice, ladrando de la risa ahora.

"Sí, ¿y?" La mirada que le dio a Goyle inmediatamente le hizo callar. Me pregunté como había alcanzado ese nivel de autoridad, ¿cómo se las había arreglado para conseguir que lo siguieran como perros?

¿La maldición Imperius, tal vez?

Me reí en voz baja, y luego al instante me arrepentí. Malfoy me había escuchado, Invadiendo mi mirada, mirándome furioso y sorprendido al mismo tiempo.

"Bueno, bueno, bueno... La muda Lafette", se burló, apoyando casualmente el brazo en el sillón, recuperó la compostura, "Casi me había olvidado que existías."

Los otros tres estaban sentados riéndose con él, pero fácilmente lo ignoré, había aprendido rápidamente cómo manejar mi temperamento, cómo retener todo, Se había convertido en hábito.

"¿Saben que? Creo que ella está lista para decirnos a dónde va cada noche..." Malfoy se lamió los labios, disfrutando de los sonidos de entusiasmo de los demás.

Por una vez, él me tomó por sorpresa. Mis ojos se abrieron un poco, solo un poco, pero fue suficiente. Él sonrió cruelmente,

"¿Qué? ¿Crees que me lo perdí? ¿Una o dos veces seguro, pero cada noche Lafette? Quiero decir, es como si me estuvieras pidiendo que te humillara."

Di vuelta a la página del libro, tratando de parecer fascinada por las palabras que no podía ni leer, estaban tan borrosas debido a mi miedo.

"Entonces, ¿a dónde vas? ¿Tiene algo de romántico, cita de medianoche en el Gran Salón? ¿Con quién, me pregunto?", y luego su expresión se volvió de alguna manera aún más cruel: "¿Es Potter?"

Sus amigos se quedaron sin aliento, riendo tan fuerte que sus estómagos dolían y ahogándose, "No, no es demasiado."

Me obligué a sonreír amablemente, cerrar el libro y pararme, salir de la sala común y caminé a los dormitorios de las chicas. Malfoy se rió en voz alta detrás de mí,

"Supongo que si es Potter."

Tan pronto llegue a la puerta cambie de dirección, sentí mi estómago comenzar a contraerse, y la vena de mi frente palpitar. De repente me sentí furiosa y yo nunca estaba furiosa.

¿Cómo se atreve a sugerir eso? ¡Algo tan!... ¡Tan infantil como... como una cita con Potter!

Estaba perdiendo el control, después de haber aprendido a mantenerlo todo este tiempo.

Pero apenas había dicho algo. Esto fue leve en comparación a lo que Malfoy suele decirme. ¿Por qué me-?

Oh, Dios, estaba cambiando.

Todavía podía oírlos reír cuando salí por la puerta de la sala común de Slytherin, corrí a través de las mazmorras lo más rápido que pude.

"¿Profesor!" Grite, agarrándome el estómago, corriendo hacia el salón de Pociones. "¡Profesor Snape!"

No había nadie alrededor, nadie que me escuche.

Ni siquiera el profesor.

Golpeé y golpeé la puerta del salón, pero no había nadie para responder. Era demasiado temprano, eran solo las nueve. Nuestro tiempo acordado siempre era a la medianoche. Él me daba mi dosis y todo era sin palabras de por medio.

Oh Dios, ¿qué podía hacer? ¿Qué podría ha-?

¡La reserva! Snape me había dado una inyección de repuesto. Pero era tan difícil pensar en este momento tan brumoso.

Me derrumbé, vomitando ácidos por todo el piso de piedra, mientras convulsionaba. Los gruñidos comenzaron a salir de mi garganta, mis huesos comenzaron a temblar.

Iba a-

"¿Lafette?"

Salazar... era Malfoy. Pude ver el negro de la tela suelta de sus pantalones. Me volteé, tratando de no vomitar en sus zapatos.

Él iba a burlarse de mí por esto durante el resto de mi vida.

Sentí que los huesos de mis brazos comenzaban a agrietarse, la tensión empezaba a ser demasiada, y grité. Malfoy dio un paso atrás.

"Lafette, ¿qué demonios-?"

"¡Malfoy!" Oí la voz de Snape a través de la bruma de dolor. "¿Qué significa esto?"

"¡Mierda, no lo sé!" Malfoy espetó. "Ella comenzó a gritar."

Ahora, me había enrollado en mí misma, meciéndome hacia adelante y hacia atrás y gimiendo. Snape murmuró un encantamiento, y de repente estaba en el aire, flotando hacia su varita.

"Vuelva a la sala común, señor Malfoy. Me haré cargo desde aquí."

Grité de nuevo mientras el profesor Snape dirigía mi cuerpo levitando al aula de Pociones, tuve solo una oportunidad para ver la cara de sorpresa de Malfoy.

Toda la escuela se enteraría antes de que la noche acabara, de eso estaba segura.

𝕭𝔯𝔬ӄ𝔢𝔫 𝕺𝔭𝔢𝔫 {𝚍.𝚖}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora