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18. El Silencio Sin Aliento

Me tomó una hora. Malfoy era difícil de encontrar. Pero lo hice.

Él estaba en el salón de Pociones, de todos los lugares.... había logrado entrar con discreción y en tal silencio que no me había visto.

Ahora yo sabía, sabía que no debería haber estado espiándolo, pero todo lo que hace... me intriga.

Así que me metí en uno de los muchos rincones de la habitación.

Se estaba gestando algo en un pequeño caldero, algo de color azul oscuro, con humo gris saliendo de el.

Sabía muy bien que Malfoy era excelente con pociones, por lo que no tenía sentido que él estuviese aquí para reparar un grado. Pero después de mirarlo un instante más, todo quedó claro.

Saco su elegante varita negra de su manga y retorció la punta. Casi me quedé sin aliento cuando una aguja afilada salia dispara de ella. La mojo lentamente en la poción, luego la dejó a un lado, enrollando su manga blanca.

Y sin ninguna duda, deslizó la aguja en su vena.

Me tapé la boca, pidiéndome a mí misma no hacer un sonido. Necesitaba ver esto...

Draco hizo una mueca por un momento, y luego su rostro se relajó. Al colocar la varita sobre la mesa, inclinó la cabeza hacia atrás, con la mandíbula tensa... magníficamente definida, y dejó escapar un suspiro medio, medio...gimiendo.

Mierda.

El área debajo de mi abdomen empezó a palpitar. Era un sonido bello y tan masculino... y por un momento, yo fantaseaba con que él hizo eso por mí. Que yo era esa aguja en su brazo, en sentido figurado, por supuesto.

Por Merlín, ¿qué estaba haciendo?

Las cosas que involucraban a Malfoy empezaban a empeorar progresivamente, pero una parte oscura de mi conciencia me dijo que estaban mejorando. Y yo sabía que si hacía ese sonido otra vez, estaría condenada.

Así que me obligué a salir del escondite, y en el instante en que me vio, la expresión de éxtasis se había ido. Tiró la aguja y acomodo su manga, con un Scorgify rápido para deshacer el contenido del caldero.

"¿Qué estás haciendo aquí, Lafette?" preguntó.

"Estaba buscando al Profesor Snape." mentí. "Pero necesito hablar contigo."

Él replicó "Por supuesto que no, joder ¿No puedo conseguir un maldito descanso?"

"¡Has tenido una semana entera, Malfoy! ¿Cuánto tiempo va tomar esto?" Yo le respondí.

"No estoy hablando sólo de ti." Su voz era un gruñido, una advertencia. Ocultando su varita, pasó junto a mí, pero fui detrás de el.

"No seas cobarde, Malfoy. Tu sabes que tenemos que hablar."

Se detuvo en seco, mirándome de reojo por encima del hombro: "¿Cómo me has llamado?"

Me acerqué a él con valentía  "No voy a decirlo una vez más, porque sé que no es cierto. Pero es mejor que empieces a actuar como la persona que yo creo que eres."

Se dio la vuelta "Tu repentina e inquebrantable fe en mí es asombrosa."

"No es fe, Malfoy. Lo he visto."

Eso pareció sorprenderlo por un momento, y luego se cruzó de brazos enojado, gruñendo "¿Qué quieres?"

"Quiero saber lo que Snape te hizo..." dije para empezar.

"Ah ¿sí?" espetó con amargura "¿La primera vez, o la segunda vez?"

Mi estómago se hundió por la culpa: "Ambas".