Capítulo 5: Mi habitación

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Ya son las 10 de la noche, voy de camino a casa, se me hizo un poco tarde. Después del parque, fuimos a comprar helado, y luego fuimos a un restaurante a comer donde pasamos el resto de la noche.

La pasé muy bien con las chicas me desahogué con ellas, y logré olvidar por un rato mi situación.

Oprimí el botón del control para abrir el garage, y metí el auto, al lado de un auto negro, que me imagino es de Andrés.

Supuse que ha de estar dormido así que entro sigilosamente, subo las escaleras, entro a mi habitación y enciendo la luz encontrándome con Andrés durmiendo placidamente en mi cama. EN MI CAMA. Se me han quitado las ganas de no hacer ruido para que no se despierte. Cerré la puerta de un portazo detrás de mí, y él cayó de la cama.

—¿Qué haces en mí habitación?—inquirí enojada.

—¿Tú habitación?—se levantó del suelo.

—Si.—afirmé.— habitación, se supone que tú vas a dormir en la habitación de visitas.—recalqué.

—¿En la habitación de visitas?—se acercó a mi.—Yo no soy visita.—se defendió.

—¡Lo sé, pero no voy a dormir contigo!—exclamé intentando defender mi punto.

—Nadie dijo que tienes que dormir conmigo.—levantó sus manos a la altura de sus hombros dando un paso atrás.

—Si te fijas en esta habitación están mis cosas.—

—Luego yo tambien puse las mias.—replicó penetrándome con la mirada.—Nada de lo que digas me va a hacer cambiar de opinión, yo voy a dormir aquí y punto.—añadió, y se tiró en la cama con los brazos detrás de la cabeza.

—Y yo también.—me tiré en la cama cruzada de brazos.

¿Qué se cree? Yo no tengo qué dormir con él, él se supone que tiene que dormir en la habitación de visitas. No aquí. Yo soy la dama y merezco privilegios. No me puedo ir un rato por que se adueñan de mi habitación y no vaya a ser que también de mis cosas. Lo dejo por ahora pero eso no le va a durar mucho tiempo, voy a encontrar la manera de sacarlo de aquí. Tenlo por seguro.

Abrí los ojos y la habitación estaba oscura, observé la hora en mi móvil, 10:30am. Me removí incómoda sintiendo un brazo en mi cintura, me salí de la cama exaltada encontrándome con Andrés, el muy estúpido me estaba abrazando. Me voy a vengar. Fui al baño hice mi rutina, bajé a la cocina en silencio para no despertarlo y volví a la habitación con una bolsa llena de hielo.

—¡Buenos días!—salió del baño con una sonrisa de oreja a oreja.—¿Qué crees? ¿Qué no se tus intenciones? lamento decirte que cuando tú ibas ya yo venía.—dijo con tono burlón.

Estúpido inteligente.

Tomé un hielo de la bolsa y se lo lanzé en la cara, pero fue más ágil y lo esquivó.

—Con que quieres jugar—afirmó tomando el hielo.

Entrecerré los ojos.

—No pensaras...—

Antes de que pudiera terminar la oración sentí el impacto del hielo contra mi mejilla.

Comprometida con Andrés Donde viven las historias. Descúbrelo ahora