Hoy era uno de esos días no muy buenos, no para mi, ¿por qué? Fácil, porque en toda fiesta pasa algo horrible, vergonzoso o peor aún, traumático.
Hoy era veinticinco de septiembre y para mi desgracia, también mi cumpleaños. Mis padres según han planeado una fiesta sorpresa, pero ya no lo es, ya que lo sé. Gracias a mi tonta hermana, pero de ella hablaré más adelante.
Eso no es lo importante, lo importante es que mi cumpleaños también llegó en un momento no muy bueno. Apenas había ingresado a la secundaria al igual que mi hermana, Flor. A mi me han asignado el grupo "A" y a mi hermana el grupo "E". Lo único bueno de estos días, gracias a dios.
Ahora me encontraba en mi pupitre pensando con quien carajos me iba a juntar, otra vez. En mi salón solo van cinco compañeros que conocía, pero no hablaba con ellos lamentablemente.
Pensar no era lo mío y en momentos así, menos, y ser el centro de atención mucho menos. Lo último está sucediendo justo ahora.No me di cuenta que había gritado de exasperación, hasta que todas las miradas recayeron en mi. Si, señores, si quieres ser el centro de atención, simple y sencillamente: GRITEN cómo locas, pero con ganas.
Matenme, por favor.
Bajé la mirada avergonzada y me mantuve callada todas las clases. Éste día no podía ser más horrible para mi.
Sonó el timbre anunciando que el receso comenzaba. Oh, si, vaya que puede ser más horrible. Caminé hacia la salida como una cucaracha, horriblemente sola.
Escuché una voz llamándome, eso me detuvo.
— ¡Camila! — Me giré y vi a un chico. Él me miró.
— ¿Quién eres tú? — Le pregunté, mirando a todos lados. No lo conocía.
— Soy tú compañero de clase — Dijo con una sonrisa. Asentí con la cabeza, honestamente no me puse a ver quienes eran mis compañeros. No me importaba.
¿Y así querías amigos, Camila?
— Vete de mi vista — Dije sin más. Que grosera, Camila. Vaya actitud la mía.
— ¿Qué? — Preguntó confundido.
— ¿Estás sordo? — Le pregunté de mala manera. — No, no lo estás. Te dije que te fueras de mi vista. — Dije. Que manera de tratar.
Ahora entiendo porque no tengo amigos.
— Perdón, no quería molestarte, solo quería ver si querías estar conmigo en el receso, para que no te sintieras sola, pero está bien, me iré ya. — Murmuró abatido. Él se dio la vuelta listo para irse, pero lo detuve con vergüenza. Malditos momentos incómodos.
— No, perdóname tú a mi. Tuve un mal día. — Solté.
— ¿Entonces si quieres estar conmigo? — Preguntó con un brillo de esperanza.
Lo pensé bien. Si no quería estar sola de nuevo, era mejor estar con él. Aunque tampoco me agradaba la idea, pero es lo mejor por ahora.
— Si — Dije resignada. Él me sonrió feliz.
Ya estando en el receso, nadie habló. Estábamos en un silencio incómodo. Él chico me miró. Yo miraba a todos los que pasaban. Enfocarme en alguien era difícil para mi.
— ¿Tienes hermanos aquí o algún familiar? — Preguntó.
— Si, una hermana que va en 1°E. — Respondí sin importancia.
— ¡Mi hermano va en ese salón! — Gritó feliz. Lo miré. No sabía por qué se ponía feliz o por qué sonreía tanto.
¿O por qué la amargada era yo?
Asentí, dándole a entender que ya no quería hablar y él lo entendió ya que no volvió a decir ni una sóla palabra.
El timbre sonó y volvimos al salón. Contaba los segundos para salir, literalmente lo hacia. La verdad es que ya me estaba aburriendo y quería irme. Hasta que llegó la anhela hora de la salida.
Caminé para salir del salón, pero alguien me detuvo. Bufé sin pretenderlo. Como les gusta molestarme.
— Te acompaño.
No sé si fue una pregunta o una afirmación, pero es obvio que no quería su compañía. El chico me miró atento.
— No, mi mamá viene por mi, gracias. — Mentí, pero eso no lo sabía él.
Jessica sólo venía por Flor, ni siquiera me esperaba, así que literalmente me iba sola. Y eso porque las clases habían iniciando hace apenas dos semanas. Y si, desde hace dos semanas que me juntaba con mi soledad. Hasta que el chico que estaba frente a mi decidió estar conmigo, y si, se lo agradecía, pero tampoco lo quería en cada momento conmigo.
— Bueno, por cierto soy, Axel — Dijo, después se fue. Le iba a decir mi nombre, sin embargo él ya lo sabía.
Salí de la escuela y me esperé para tomar un taxi. Alguien me tocó el hombro, me giré y vi a un sonriente Axel, este depositó un beso en mi mejilla. Abrí mis ojos como platos.
— Adiós, Camila — Se despidió.
— Adiós, A-axel — Tartamudee.
Mis mejillas estaban rojas y calientes. Axel giró sobre sus pies y se fue corriendo.
Pasó un taxi y lo tomé, no quería caminar a casa y menos sola. Fue un transcurso tranquilo, pero mi mente no estaba del todo tranquila y por un momento quise golpearme. No te confundas, Camila.
♡♡♡
Capítulo súper corto.
No olviden votar y comentar. Mucho amor para todxs. ❤️
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Mi amor imposible © |#1 ✔|
Teen FictionCamila McCrory Holly. Una chica con un gran corazón, pero todo a su alrededor dará un giro inesperado. Para ella la familia es lo más importante. Hay verdades que deben quedar enterradas por el bien de ciertas personas, pero hay verdades que deben s...