47. El último golpe.|✔

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•Dos Semanas Después•

Cada día mi padre se iba recuperando de aquella herida de bala, cuando iba a verlo siempre lo encontraba dormido y no podía pedirle perdón por como lo había tratado. Me desanime un poco al percatarme.

Me encontraba pésimamente mal. La cabeza me dolía horrores, eran unos malestares insoportables. La comida no me pasaba, me daban muchas náuseas.
Las comidas dejaron de tener un sabor agradable para mi, provocando que dejara de comer y sabía que ya estaba muy dañada por dentro. Verme a mi era como ver a un palo de escoba.

Hace unos días recibí una llamada de Ricky, lo cual género un poco más mi mal humor.

«-Bonita, ve arreglando todas tus cosas, los boletos de avión ya están. Nos vamos en dos semanas, pasaré por ti, bonita. Ten cuidado con lo que haces.»

Bonita mis ovarios estúpido engendro mal parido.

El día estaba medio nublado, pero decidí salir. Necesitaba aire fresco, necesitaba sacar todo lo malo, necesitaba encontrar a mi verdadera yo aunque sea por unos momentos. Porque demonios que me estaba volviendo en una insensible.

Me metí a bañar, salí con una toalla cubriendo mi cuerpo. Me puse unos jeans y una blusa color morada con manchas azules y me puse mi chaqueta de cuero. Me iba a peinar, pero algo llamó mi atención, una hoja color azul estaba en mi cama, doblada. Lo abrí y empecé a leer.

Eres un ser precioso. Una persona increíble. Eres mi luz Camila, y sigues brillando tanto, a pesar de todo, sigues brillando como cientos de luciérnagas preciosas. Sigues siendo la chica que robó mi corazón. No me rendiré contigo.

Por siempre, te amo.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero no solté ninguna. Ya no había más, con lo que he llorado me he quedado vacía. Guardé la hoja en mis jeans.

Kevin hizo todo por meterse en mi corazón. Él me hacía sentir protegida, me daba la tranquilidad que tanto necesitaba, hace que todo un zoológico entero baile en mi estómago. Hace que mi corazón se acelere cuando esta cerca de mi. Y si. Al principio me negué a esto, me negué a quererlo, pero pasó, sin darme cuenta él ya estaba en mi mente y en mi corazón. Él sabía como quitarme el dolor.

Pero eso no era tú solución.

La rabia y la tristeza surgieron. Me iba y ya no lo volvería a ver, pero me convencí que era por su bien, que en realidad no lo iba a perder. Lo quería con vida, esperando por mi y si no, esperaba que fuera inmensamente feliz con alguien que no fuera yo. Con alguien que lo amara con la misma intensidad que él, porque que lo amaran como yo, no, porque solo yo lo amaría así. Únicamente yo.

Olvida. Olvídalo. Suspire con pesadez.

Me eché rimel en las pestañas, únicamente. Dejé mi celular, ya que no tardaría, al igual que una carta que escribí rápidamente. Salí de mi habitación y bajé las escaleras. La casa estaba en silencio y como no, si todos estaban en el Hospital. Sólo que yo me había regresado ayer por la noche. Estar en un hospital no era de mi agrado, no cuando siempre aparezco en ese lugar en un dos por tres.

Salí de la casa y caminé sin rumbo alguno. Cuando vi la hora antes de salir, era a las 5:15. Solo estaría fuera dos horas, a lo mucho tres.

Primero fui por un helado de gatella, después fui al parque, donde encontré muchos niños riendo y disfrutando con sus padres. Tras invadirme la tristeza, me fui a una plaza y por último a la biblioteca, comencé a ver todos los libros, aunque no los leí, solo vi las portadas y los títulos, tuve que hacer una nota mental, ya que unos libros llamaron mi atención.

Mi amor imposible © |#1 ✔|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora