Mi amor imposible © |#1 ✔|

31. Olvidar todo. (Parte 2)|✔

Nota de autora: Las palabras que aparecerán de este lado ---> y solo de esté lado ---> , son sueños.

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Me encontraba en un
lugar desconocido para
mi, era una casa enorme
y muy bonita.
Vi a una chica de mi
misma edad, tenía unos hermosos ojos verdes, y
alrededor de ellas
un color gris los
acompañaba.
Y ahí es donde todo
se vino abajo, es la
chica que conocí en la
secundaria.

Abrí los ojos de golpe, hasta en mis pesadillas veo a esa chica.

Clary, creí que había muerto.

Hasta que despiertan.

¿Qué? Como que hasta que despertamos.

Si, estaban a punto de atropellar a Camila. Bueno, la golpearon un poco.

¿¡Qué!? Fue esa cosa horrorosa, sé que fue ella.

Estaba sudando, estaba en un cuarto completamente blanco y me di cuenta que era una habitación de Hospital.

No recordaba nada. Solo cuando salimos de la casa de Axel, luego todo en blanco.

Tomé mi celular, que se encontraba en una mesita blanca, vi la hora y era las, 5:30 de la mañana.

Escuché voces fuera de la habitación, son mis padres y los chicos. Escuché como algunos lloraban... pero, ¿por qué? Después la puerta se abrió, dejándome ver a todos con los ojos hinchados y rojos.

— ¡Camila! — gritaron todos al unísono, con tono de felicidad, hasta Perla y Anastasia sonreían felices de verme.

— Hola. — Murmure.

Todos se metieron con dificultad a la habitación, ya que todos querían entrar al mismo tiempo. Luego de que todos entraran, me miraron felices.

¿Están felices de que estes muriendo en un Hospital? Pues que desgraciados.

Ignore a Alex, pero era verdad. Ellos se sentian felices de verme tirada en una camilla, o estaban felices de que despertara.

Yo voto por la dos, Alex, esta loca a veces.

— ¿Qué me ocurrió? — Harry —mi padre— salió en busca de un doctor, para verificar mi salud.

Aún no hablaba con mi padre. Y el tampoco hacia el intento de acercarse a mi, y hablarme. Es obvio que me seguirá mintiendo.

— Salió un auto de un lado, estaba frenando, pero chocó contigo y quedaste inconsciente. El auto desapareció luego de eso. Te trajimos aquí, estábamos muy asustados. — Dijo, Maite. Rápidamente me revisé las costillas y si, tenían una marca grande y morada.

No me cabía la menor duda de que esa chica loca fue la causante. Así que tuve que preguntar.

— ¿De qué color era el auto? — pregunté. Mi hermana lo pensó bien, pero el que respondió mi duda fue Kevin.