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—No quiero sonar cruel pero, Aleka, ya no insistas. Simplemente... No.

Esas simples palabras me habían destrozado. Lo sabía, desde que vi su cara cuando leyó el papel supe que la había cagado.

Esto no era más que obra del karma, que por haber rechazado a Tintin ahora debía pagar.

03 de octubre de 2015

Feño: Ale? Necesito hablar contigo urgente.

Tú: Ahm, ya?

Feño: Pero en persona sipo.

Tú: Claro, claro xd tiene sentido.

Cuando?

Feño: Lo antes posible...

Tú: Creo que ya tengo permiso de salir, aunque te advierto que aún tengo un tremendo vendaje en la cabeza XD.

Feño: Hm.

Si quieres yo voy a tu casa.

Tú: Claro :3 ven mañana en la tarde, no problemo.

Lo cierto es que en ese momento no quise indagar mucho qué sería lo tan urgente que debía decirme. Quizás se disculparía por prácticamente huir cuando le pregunte a quién había ido a ver al hospital, o me diría a quién había ido a ver o en una de esas admitiría que solo me sacaba celos con Amaya porque me amaba en secreto...

Okey, déjenme soñar.

Pero no, era algo mucho peor... E incómodo.

La conversación que habíamos tenido daba vueltas en mi mente mientras veía por tercera vez American Horror Story: Murder House.

Podía sentir que revivía ese momento. Yo intentando verme decente, yo abriendo la puerta con la mejor de mis sonrisas a pesar del dolor que permanecía en mi nuca por la caída.

Fernando había parecido aterrado, como si se hubiese arrepentido de haber ido a mi casa, como si quisiera huir nuevamente; pero no lo hizo. En lugar de eso solo sonrió como en un día normal y me saludó para luego tomar asiento como se lo indiqué.

—Primero que todo, lo siento por haberme ido así como así... Pero no quise responder y hui. —Bajó la mirada. — Es solo que habían, bueno, hay muchas cosas que no te he contado y que te incluyen que...

—¿Que me incluyen? —parpadeé confundida.

—Amaya... Ella, por alguna razón sentía ¿celos, quizás? de ti. No sabía por qué, pero supongo que ya entendí —soltó una débil risa.

Es increíble el detalle con el que se pueden recordar las conversaciones cuando estas nos afectan de alguna manera. Los gestos, las miradas, los tonos, el ruido del perro destrozando los zapatos de mi hermana en la cocina. Impresionante.

No respondí, en su lugar solo me hundí entre mis hombros haciendo una mueca con la boca. Definitivamente estaba hablando del dichoso papel.

—Bueno, no quiero irme por las ramas asique Aleka, no.

Parpadeé confundida. — ¿A qué te refieres?

—Sabes bien, Ale. Y de hecho no sé cómo yo no lo supe antes. —Llevó su mano a su cabello, revolviéndolo con cansancio. — Necesite de la ayuda de más de una persona para ver lo obvio.

Los nervios se me subieron a la garganta y sentí una tonelada de gravedad sobre mí. Algo así como infinitas vacas aplastándome.

—Pero no puedo corresponderte. Amo a Amaya, y no quiero, no puedo permitirme dejarla; no ahora.

—Uhm, no sé qué decir —confesé. Mis mejillas ardían al tiempo en que desviaba la mirada. —Quiero decir, si, lo entiendo. Pero yo-

Me interrumpió antes de poder vomitar mis últimos granitos de esperanza. —No quiero sonar cruel pero, Aleka, ya no insistas. Simplemente... No.

Un agujero negro apareció en mi pecho, dejando una pesada sensación de vacío en mí. — Ella Pero ella, —obstinadamente continué hablando.

—No la conoces, Aleka. —Cortó mis palabras nuevamente. —No sabes lo que siente. —Hablaba despacio y con suavidad, como si tuviera miedo de agravar la situación.

¿Agravar? Solo está siendo sincero.

Bueno sí.

—Y justamente es parte del nudo de cosas en la que estas incluida. — Agregó, llamando mi atención de golpe.

¡Claro! ¿Qué hice de malo?

Además de insistir con mis sentimientos, coff, coff.

—Es simple. Y la verdad es que no me corresponde decirlo, pero Amaya siempre sintió unos extraños celos por ti. Reconozco que últimamente nos habíamos hechos más amigos, o algo similar a eso, asique como ella estaba más consciente de tus sentimientos por mí comenzó a sacar conclusiones. —Un leve rubor, al parecer de vergüenza, apareció en su rostro.

Comprendo, mendo. Pero

—¿Qué hice mal entonces? — Me atreví a hablar sintiendo hasta mis orejas arder.

Cierra la boca y escucha, idiota. Mi mente me regañó, claramente tarde.

Fernando me dedicó una mirada tan llena como vacía. —¿Mal? Nada.

Todo el peso de las vacas imaginarias se esfumó de golpe, lo observé con el ceño fruncido. —Pues dime cuál es el problema, porque en serio no entiendo a qué viene todo esto —exigí velozmente e hice una pausa para darle dramatismo. — ¿Acaso sus conclusiones de un nosotros la llevaron a la locura o algo así?

—No locura pero si uno que otro problema —corrigió.

What.

—No te pediré que dejes de hablarme, o que te alejes de mí. Tú eres quien decide sobre ti—agregó apresuradamente, elevando ambas palmas en mi dirección— solo Me gustaría que seamos amigos, Aleka. ¿Está bien?

La amargura brotó de mí. —Estás diciendo que le arruiné la vida a Amaya, ¿cierto?

—No, no. Habría pasado con cualquier otra persona en cualquier otro momento, supongo. Soy tonto pero no tanto como para culparte. —Arrugó la nariz al tiempo en que se ponía de pie. —Dudo que Amaya vuelva a molestarte. Ya aclare las cosas con ella y creo que contigo también.

—Claro como agua —solté en un suspiro siguiéndolo con la mirada y luego poniéndome de pie a su lado. La quieres a ella, no a mí.

—Aleka, —Se detuvo antes de abrir la puerta. — no te cierres a conocer otras personas por un tonto con el corazón ocupado —Apuntó ambos dedos índice en su dirección—. En serio te aprecio. Haz estado ahí para escucharme cuando lo necesité incluso cuando no debí cargarte con mis problemas, pero no somos el uno para el otro.

No te cierres a conocer a otras personas. Esas palabras ya habían llegado a mis oídos antes. Sacudí un poco la cabeza quitando la voz de Valentín de mi mente.

Fernando me miró de soslayo. De alguna manera ya se encontraba a pasos de la puerta en dirección a la calle.

—Siendo sincero, me sentí feliz cuando te vi junto a Valentín, así como Feliz por ustedes. Quizás-

—No. —Interrumpí en seco. — No podría volver a hacerle eso. ¿Qué clase de amiga sería? —Guardé silencio un par de segundos. —Yo solo daré borrón y cuenta nueva. Espero que Amaya mejore, dejaré de entrometerme.

Le dediqué una triste sonrisa y cerré la puerta solo para dejarme caer junto a ella. Quería llorar, pero las lágrimas no caían.

¿Por qué apesto tanto tomando decisiones?

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⏰ Última actualización: Jul 02, 2020 ⏰

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estúpida, pero con estilo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora