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Son las tres de la mañana y no he podido pegar pestaña. Siento latir mi cerebro, mi frente arde y el frío me invade sin importar cuanto me abrigue. Fiebre no tkm.
¡Bacán! Dirán algunos, ¡podrás faltar a clases! Pero no quiero, no después de lo de ayer.
Quizás suene penoso, pero el chico que me gusta me noto... Más de lo usual. Es de esperarse que quiera volver a verlo y oírlo.
Lentamente me destapo y envuelvo una manta sobre mis hombros, tomo mi teléfono para iluminar mi camino y avanzo al baño.
Abro el botiquín tras el espejo y busco alguna cosa que tomar, luego de eso avanzo de vuelta a mi habitación e intento dormir.
(...)
— ¿En serio te sientes bien?
Antonella me tenía harta, estaba bien, mis mejillas siempre están rojas con el frío y suelo estar de mal humor en las mañanas. Sobre todo en las que son como ésta.
Mi esfuerzo había sido en vano, llevábamos una hora de clase y del Feño ni señal.
Solté un fuerte soplido y pedí permiso para ir al baño diciendo que "estaba en mis días", lo que fue tonto porque en realidad iría a enfermería, lo que si era una buena excusa. Tomé una toallita higiénica para hacerlo más creíble y salí del salón.
— ¿Qué sucede mi niña? —me dice la mujer frente a mí con una sonrisa maternal.
—Yo... —comienzo pero quedo a mitad de la oración, un chico hablaba con un inspector en el pasillo de al frente.Ya no quería irme. Quería quedarme sin importar el fuerte pinchazo en medio de mi frente. De seguro pasaría si dormía un rato.
—Cariño, ¿qué pasa? —insiste.
—Ah... yo, —piensa Ale, piensa— quería saber si tenía un parche curita.
—Oh, claro. Toma —abre una repisa y saca dos de una larga tira—y uno extra por si acaso.
—Gracias.Sonrío y prácticamente corro para encontrarme con mi hermoso Fernando.
— ¡Ale! —Dice en un tono alegre al verme al otro lado del pasillo.
Y es ahí cuando pierdo el control de la situación. Mis manos estaban en mis bolsillos, saque la derecha para saludarlo y ¡PA! la toalla salió volando con mi poca dignidad en ella.
— Hol- —le digo y veo como dirige su mirada al "proyectil".
Él sonríe algo incómodo y siento mi rostro arder. No sé si por la fiebre o la vergüenza.
— Nos tocaba lenguaje, ¿cierto? —balbucea mientras avanza cerca de un metro y medio delante de mí.
— Si —contesto aún avergonzada pensando en qué iba a ser de la toalla que abandoné en aquel pasillo.No había tenido valor para recogerla y meterla a mi bolsillo otra vez. Quizás él se preguntaba lo mismo. Por qué la deje ahí botada.
Cortésmente abrió la puerta para que entrara primero y tras decir gracias entré a la sala chocando con un imbécil que pasaba frente a la puerta en ese momento dando como resultado un choque en cadena.
Dan acabó aplastándome con su brazos y yo aplastando al Fernando sobre el piso con mi poco trasero.
— ¡Daniel! ¡Quítate que me ahogo! —chille desesperada intentando quitarlo a cachetazos y manotazos.
— Como si fuese muy divertido caer sobre un costal de huesos —gruñe y se pone de pie.Entonces recuerdo que mi trasero aún mantiene presas las piernas de Fernando y me pongo de pie en menos de lo que pueden decir: ¡Toallita voladora!
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estúpida, pero con estilo.
Teen Fiction''Esto pasa cuando la palabra ''yeta'' no alcanza a describirte.'' Historia totalmente mía. Votos, comentarios, denuncias y amenazas; todo es bienvenido. ||ex-fanfic 5SOS||