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2 de agosto de 2014

Tú: Ah.
Sabes? Ella nunca me agradó mucho como tu polola. Siempre pensé que merecias a alguien mejor.
Que con el tiempo la olvidarias y verías que hay más gente que te quiere incluso más.

Deje el teléfono a mi lado y jugué con nerviosismo con mis dedos. Si no le llegaba la indirecta era porque en serio era muy sacowea.

No le habia tirado un palo, le habia echado todo un cerro encima.

Feño: No sé, yo la quiero mucho.
Aún después de las cosas que pasamos, me atrevería a decir que la amo.
No puedo creer que de nuevo te este molestando con mis problemas:/ gracias.

: Sabes que puedes contar conmigo.

Feño: Nunca creí que acabarías siendo mi consejera. Eres una buena amiga.

Algo en mi se rompió.

—Me, me friendzoneo. ¡Anto, me está friendzoneando, me dijo amiga! ¡Esto duele! —Me quejé dramáticamente quitando la mirada de la pantalla, soltando un dolido sollozo.

—Claro que no, —bufó Antonella —escribió a-mi-ga —deletreó haciéndolo más doloroso. —O sea, a mi ga... de seguro le paso algo a-su-ga-to. ¿Viste? pero el muy tarado no puso el to.

Ay que buena amiga tengo.

La observe haciendo un mohin y cambie mi vista a la pantalla. —Si, debió haber sido eso.

Y como vomito inteligencia teclee.

Tú: Espero que esté bien tu gato.

Una vez enviado desconecte el Internet, no quería saber que respondería. Me negaba a la idea de aceptar que me habían anclado en el fondo de un lago llamado friendzone.

¿Y como diablos acabó pasando eso? O mejor dicho, ¿en qué momento acabé siendo su amiga?
Hm, grandes misterios de la vida.

Dejé el teléfono a un lado. A una semana de vuelta a clases, ya habían pasado cosas estúpidamente raras. O mejor dicho, ridículas.

Los chicos de pronto dejaron de hablarme, no iban a casa a molestarme o interrogarme sobre Valentín, de seguro ya habían aceptado que no quería violarme o algo.

Pero de que planeaban algo, planeaban algo.

En fanclub dejó, definitivamente, de ser nuestro. El fabuloso nombre que había creado había sido sustituido por un simple "Directioners unidas".

Pf, demasiado simple para Aleka.

Los ensayos me sacaban de quicio, y Amaya había vuelto a lo suyo. Sacarme el pellejo con la mirada. Ella me odiaba, y ya no se preocupaba por disimularlo ni un poquito.

Como si el hecho de que Fernando le hubiera pedido un tiempo fuese mi culpa. Pues, ojalá fuese mi culpa, si yo estuviese con él no pelearíamos por estupideces. Pero no estoy con él ni me hago responsable de que le haya pedido unos días.

estúpida, pero con estilo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora