Prólogo

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13 de febrero del 2016

Después de un día desastroso, no hay nada como que alguien me tire mi chocolate con nata. Levanto la mirada para encontrarme con unos oscuros ojos marrones en los que me perdería para siempre, rostro perfecto, sonrisa perfecta, labios perfectos, me pregunto que sentiría al besarlos. Me sorprendo a mi misma teniendo un pensamiento de ese tipo sin ni siquiera conocerle, esto no debería de estar pasando, y de repente una pregunta llega sin esperarla ¿podría este desconocido hacerme olvidarle despues de 4 años sin quitarme su imagen de la cabeza?
-Perdona no te había visto - dice con una voz grave sacándome de mis desbaratados pensamientos.
- No importa, después del día que llevo, esto es lo mejor que me ha pasado.
Mierda pensé ahora creerá que estoy loca ¿qué persona le suelta algo así a alguien que acaba de conocer? A él no le interesa mi vida.

- Eh bueno, discúlpame pero tengo que irme - digo dispuesta a no perder lo poquito que me queda de vergüenza.
Dándome la vuelta me decido a seguir mi camino, pero una fuerte mano en mi brazo me lo impide.
- Espera un momento, me llamo William y no suelo tirarle la bebida a la gente por la calle, asi que para compensarte, ¿qué te parece si me dices tu nombre, te invito a un café y me cuentas porque tu día ha sido tan horrible?
No se si fue su sonrisa que parecía sincera, su manera tan amable de hablarme, o que simplemente llevaba demasiado tiempo sin sentir algo que no fuera asco o resentimiento hacia el sexo contrario lo que me llevó a decirle que si y acabar sentada en una mesa de una cafetería del centro contándole mis problemas.
- Así que has suspendido el exámen más importante del curso - dice echándole azúcar a su capuchino con extra de espuma.
- Si exactamente, era un exámen con el cual me ofrecerían una beca completa, pero la he cagado y ahora tendré que esperar hasta la próxima convocatoria en verano.
Lo que más me molestaba era saber que me quede en blanco por culpa de él, me molestaba que después de cuatro años él seguía rigiendo mi vida, estando en cada uno de mis pensamientos y que estuviéramos a un día del que sería nuestro sexto aniversario no ayudaba en absoluto. Dios, tengo en frente a un chico guapísimo, que podría salir de cualquier revista de modelos de esos con los que se te caen la baba y yo solo se pensar en él. Maldita sea.
- Creo que lo del exámen no es la única razón por la que tu día no es muy bueno - dice ofreciéndome una mirada con la que podría atraversarme entera.
-Verás es que no consigo sacarme a alguien de la cabeza y... no puedo dejar de pensar en lo que vivimos juntos y...
Ya siento las lágrimas agaloparse por salir.
Mierda Elisabeth otra vez no.
- Puedes contármelo si quieres - dice extendiendo una mano y colocándola encima de la mía.
- Ha pasado tanto tiempo y no logro olvidarle es realmente frustrante.
- Sea quien sea es un idiota por haber conseguido que te pongas así.
- Si es bastante idiota.
Una sonrisa se extiende por mi cara, una sonrisa de las verdad, de las sinceras ¿cuánto hacía que no sonreía de verdad?
- Gracias Will, en serio, pero no es necesario que estés aquí, acabamos de conocernos y... - cruzo los dedos por debajo de la mesa para que se niegue porque por increíble que parezca me siento más que agusto con él ahi, todavía sujetando mi mano.
- Por estúpido que parezca, no quiero marcharme, solo una mirada tuya y ya me has cautivado Elisabeth.
Un rubor aparece en mis mejillas por culpa de esas palabras. Me recorre un escalofrío por toda la espalda, lo que hace que me remueva en mi asiento. Espero que no lo haya notado.
- Lo siento, no quería incomodarte, tienes razón acabamos de conocernos. - dice apartando su mano.
Tengo que reprimir el impulso de pedirle que la vuelva a colocar donde estaba.
- La verdad Will es que...
- Aquí tienen la cuenta - dice una camarera mientras deposita un papel encima de la mesa. Observo el precio de mi chocolate y voy a sacar el dinero cuando Will se me adelanta y se lo da a la camarera que le guiña un ojo descaradamente.
Zorra.
Dios ¿pero qué me pasa? Acabo de conocerlo y ya estoy insultando a otra por coquetearle.
- Bueno ha sido un placer conocerte Elisabeth, espero verte otra vez, y que sea más pronto que tarde- dice levantándose y cogiendo su abrigo, se dirige hacia la puerta y se despide de mi con la mano.
Mierda se va
Me levanto rápidamente y voy tras él. Corro tan deprisa que no me doy ni cuenta de que hay un bordillo y me caigo da la manera más patosa posible. Una mano me ayuda a incorporarme y cuando levanto la mirada para darle las gracias a mi salvador me encuentro con esos ojos marrones. No se lo que me mueve pero un segundo después ya tengo los brazos alrededor de su cuello y estoy presionando mis labios contra los suyos.
Esto es una locura, que demonios estoy haciendo.
Justo cuando estoy a punto de apartarme él me agarra por la cintura y me devuelve el beso. Introduce su lengua en mi boca que se enreda con la mía, ambas danzando un tango marcado por el ritmo de nuestras respiraciones y por primera vez me olvido de todo, me olvido de lo que vivimos juntos, de que ya han pasado cuatro años y de que estamos a un día de lo que sería nuestro sexto aniversario, sólo está Will, sus labios y esa forma de besar que enciende un fuego en mi interior que no creía que nadie fuera a encender de nuevo.

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Will en multimedia

Me gustaría daros las gracias a vosotros, a los lectores que seguís mi historia, sin vosotros no sería posible así que, muchas muchas gracias.

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