Capítulo 19

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25 de octubre del 2009

Habían pasado tres días y todavía no podía quitarme de la cabeza lo ocurrido en La Tía Sally.
Era consciente de que Jason sólo lo había hecho porque quería sacarse a aquella rubia de encima, lo cual le funcionó a la perfección. Nada más separarnos, la chica se acercó y le montó un espectáculo por engañarla justo al tiempo que Jenn salía del baño, ignorante a todo lo que había ocurrido y continuábamos la conversación donde la habíamos dejado. Como si aquel chico que se estaba marchando por la puerta y se despedía de mi con guiño no hubiera puesto mi cabeza del revés con aquel beso.

Por eso cuando estaba sentada en mi sitio y vi llegar a Jason, no pude evitar fijarme en sus labios, esos labios que habían estado en los míos, preguntándome como era posible que un contacto tan nimio podía hacerme sentir tan bien.
- McGuire - dijo sentándose a mi lado y envolviéndome entre sus brazos.
Sólo por un instante pude fantasear pensando que algún día alguien con él se fijaría en alguien como yo, sorprendiéndome a mi misma teniendo aquella clase de pensamientos más típicos de la pelirroja que de mi.
- Jason - dijo una chica que no conocía desde la puerta, haciendo que él me soltase en seguida - recuerda venir a recogerme a las 10, mis padres no deben enterarse de esto.
- Descuida preciosa, no se enterarán - le contestó guiñándole un ojo.
En seguida me di cuenta de que debía cambiar aquellos estúpidos pensamientos. Jason era un mujeriego de primera y no me convenía pensar en chorradas románticas con respecto a él, nos habíamos besado sólo para hacernos un favor el uno al otro y ya no volvería a repetirse.
- Que estará pensando esa cabecita tuya - me dijo volviendo a abrazarme.
No pude evitar apartarme, provocando en él un prominente ceño fruncido.
La señora Halloway entró rápidamente en clase y colocando un enorme maletín encima de la mesa, nos informó de que tenía ya los exámenes corregidos.
Empezó a repartirlos, haciendo que mi corazón latiese a ritmo desenfrenado cuando colocó el mío encima de mi mesa. Miré rápidamente mi nota, sufriendo una decepción al ver que había sacado un 4, definitivamente la literatura no era lo mío, aunque al menos podría consolarme al ver la nota de mi compañero que seguro que era...
- Excelente exámen señorito Tacker, un 10 - dijo la señora Halloway al tiempo que le entregaba la hoja con dicha calificación.
- Un 10 - repetí yo todavía sin poder creérmelo.
- Así es, debería usted tomar ejemplo de su compañero y aplicarse más en mi asignatura - dijo la señora Halloway mientras se alejaba de nuestra mesa para ir hacia los siguientes alumnos, que miraban a Jason asombrados y no era para menos, aprobar con aquella profesora era muy difícil y ya no digamos sacar un 10.
- ¿Debería sentirme ofendido porque te sorprendas tanto? - me dijo mi compañero de mesa.
- No, es sólo que...
- Me gusta la literatura ¿vale? Se me da bien.
- Se te da más que bien... - dije sabiendo que aquel alago me iba a costar caro.
- Por supuesto, McGuire deberías saber ya que soy el chico perfecto - dijo sacando su lado ególatra.
No pude hacer más que poner los ojos en blanco ante aquello.

La mañana se pasó rápidamente y en seguida estuve en la cola para coger la comida del día, palitos de pescado con potaje especial.
Y no sólo tenía la gran suerte de que el pescado era la comida que más odiaba si no que Jenn y Mike se dedicaban a besuquearse y a decirse a saber que cosas al oído mientras yo intentaba tragarme el trozo de palito de pescado que acababa de meterme en la boca.
- Gracias chicos, si la comida no me hace vomitar, ya me ayudáis vosotros - les dije haciendo que se separasen.
Desde que los tortolitos salían juntos, Mike se sentaba en nuestra mesa, haciendo que nuestro rincón apartado e invisible a los ojos de la gente, ya no lo fuese en absoluto.
- Perdona Lis, es sólo que no puedo evitarlo, es que es tan adorable - dijo mi mejor amiga mientras apretaba las mejillas de su novio.
- Tú lo eres más - dijo este escondiendo la cabeza en su cuello, haciendo que mi amiga se riese y yo me levantase.
- Está bien chicos, se me ha quitado el hambre.
Estaban tan en su mundo que ni siquiera se dieron cuenta de que me iba.
- McGuire - escuché cuando ya estaba en el pasillo.
Me paré y esperé al susodicho que había gritado aquel mote al que ya me había acostumbrado.
- ¿Podemos hablar?
Aquella pregunta mezclada con la seriedad con la que me lo dijo me asustó.
- ¿Qué ocurre?
- Verás, he estado pensado en que ya que a ti no se te da bien la literatura yo podría ayudarte con ella y tu podrías ayudarme con otra cosa...
Un silencio se hizo presente entre los dos y yo no tenía ni idea de en que querría mi ayuda.
- Sé claro Jason - le dije intentando que se dejase de rodeos.
- Librarme de aquella chica fue extremadamente fácil gracias a nuestro beso... - no me gustaba por dónde iba aquella conversación - podríamos repetirlo cuando a alguna chica le de por acosarme o...
Mi cara debía de reflejar lo que pensaba porque se tomó un momento antes de seguir hablando.
- Lisi, somos amigos, no significaría nada, tu sacarías buenas notas y yo no tendría que pasar momentos incómodos por culpa de chicas que no pillan el concepto de una sola noche, es un buen trato.
Aquello me descolocó completamente, era lo último que me hubiera esperado de él.
- Jason yo no...
No sabía que decirle y de nuevo el silencio hizo acto de presencia en aquel pasillo vacío, excepto por nosotros dos.
- ¿Sabes que? Olvidalo es una locura, vamos te acompaño a casa - dijo agarrándome por los hombros y llevándome hacia la salida del instituto.
Por el camino mantuvimos una conversación normal, él no volvió a mencionar su extraña propuesta y no tardamos en llegar a la puerta de mi hogar y en despedirnos, dejándome pensando en lo que pasaría si aceptaba aquel trato.

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