Capítulo 24

59 1 0
                                    

15 de enero del 2010

Aquel fue uno de los sabádos más amargos de mi vida, el día en el que Jason me llevó a la fiesta de uno de sus amigos.
Me había convencido de acompañarle diciéndome que era su manera de agradecerme la cena del día de Nochebuena y prometiéndome que nos divertiríamos.

No tardé en prepararme. Terminé justo a tiempo para oír sonar el timbre y bajar a abrir la puerta. Detrás de ella me encontré a Jason con su espléndida sonrisa, vestido con unos vaqueros y una camiseta que se ajustaba a su torso, dejándome apreciar los músculos que se ocultaban debajo de ella.
- ¿Lista?
- Si no queda otro remedio - dije mientras me llevaba hacia su coche.
A parte de la moto que le había rayado, Jason tenía también un lujoso deportivo, exactamente un lamborghini, regalo por su cumpleaños número 18 y sin duda uno de sus bienes más preciados. La gente se quedaba mirando el coche por donde pasaba y él estaba orgulloso de ser su conductor, pero lo que no sabían era que para el ojiazul, aquel automóvil era especial porque aquel cumpleaños fue uno de los pocos días en los que su padre estuvo con él.
- Gracias por venir Lisi - dijo cogiendo mi mano al mismo tiempo que conducía - se que las fiestas no son lo tuyo.
- Me debes una después de esta noche.
- Lo que quieras - dijo guiñándome un ojo.

Después de un rato escuchando la radio, llegamos a una casa en la que no había estado nunca.
Se escuchaba música desde fuera. Al entrar nos recibió un fuerte olor a tabaco, a alcohol y a porros y pudimos ver un gran grupo de adolescentes moviéndose al son de la canción que estaba sonando.
Un chico alto y fuerte se acercó a nosotros.
- Jason tío - dijo dándole un fuerte abrazo - me alegro de que hayas venido, ¿quien es tu chica? - dijo echándome un repaso con la mirada.
- Una amiga y te agradecería que no la mirases como si fuese un trofeo - dijo sorprendiéndome por aquella dura contestación.
- Tranquilo tío, bebe algo y relájate, diviértete - dijo yéndose hacia algún lugar descocido.
Sin comentar nada me arrastró hacia una mesa con bebidas y me ofreció un vaso de plástico rojo con hielos y alguna clase de líquido en su interior.
- Bebe, te gustará - dijo claramente enfadado.
- Jason ¿estás bien?
- Sí, estoy perfectamente, pero necesito distraerme un poco.
Estaba claro que había algo que no le había gustado y que le había sacado de sus casillas, así que haciéndole caso bebí aquello que me había dado. Al principio me rascó un poco la garganta, pero después del primer vaso ya no notaba el sabor.
Poco poco y bebida tras bebida me fui soltando y cuando Jason me arrastró hacia el centro de la marea de gente y empezó a bailar me dejé llevar por él.
Sabía que estaba haciendo el ridículo, pero en aquellos momentos no me importaba, pegué mis caderas a las del rubio y ambos nos movimos a la par.
La temperatura fue subiendo, hasta que quedamos pegados el uno al otro completamente, casi podía notar su aliento en mi boca, cuando alguien tiró de él, apartándolo de mi.
- Hola guapo, soy Natasha, pero puedes llamarme Nat, ¿te apetece pasar un buen rato conmigo? - le dijo una chica con un top y una falda con casi la misma tela que un bikini, agarrando su cuello y pegándole a ella.
- Creo que es una buena idea - dijo sonriéndole con complicidad.
- Genial, vamos a un lugar más privado - dijo llevandóselo de la mano.
- McGuire, espérame aquí, en seguida vuelvo.
Y se fue dejándome allí, sola en medio de un montón de gente desconocida.

No sabía cuanto tiempo había pasado, sólo sabía que me dolía la cabeza y quería irme a casa y viendo que Jason no venía fui a buscarle. Recorrí media casa hasta encontrar a la chica agarrada a sus caderas y a él sujetándola contra una pared.
Ella estaba prácticamente en ropa interior, y él le recorría la parte superior del pecho con la boca.
Empecé a encontrarme mal y a mareame, así que intenté salir de allí como buenamente pude.
Conseguí llegar hasta el jardín antes de vaciar mi estómago de la asquerosa bebida que había tomado. Las imágenes de Jason con aquella chica me llegaron de golpe y las lágrimas comenzaron a caer por mi cara. Quise echarle la culpa al alcohol pero yo sabía que se trataba de algo más.
<Eso no es una amistad normal Lis, si seguís así alguno de los dos acabará sufriendo las consecuencias>
Y lo había hecho, las estaba sufriendo en aquel mismo momento, había intentado negármelo pero ya no podía hacerlo más, estaba enamorada de Jason.

RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora