Capítulo 10

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Miré mi reloj que me indicaba que eran las 4 en punto, estaba mentalizada para hacer lo que que me mandasen, todo fuera por mantener mi historial intacto y que el director se olvidase de lo que había pasado.
En la entrada me esperaba un señor mayor, con un uniforme azul oscuro y unas botas altas.
- Supongo que tú eres la señorita Woods.
- Si, así es.
- Bien, acompáñame, te mostraré lo que tienes que hacer.
Recorrimos el pasillo hasta llegar a una puerta, la cual abrió con una llave. Dentro había un pequeño armario donde había desde pintura, hasta fregonas y escobas.
- Bien, comienza por darle brillo a los instrumentos del aula de música - dijo dándome una especie de spray y un trapo- y como eso no te llevará demasiado tiempo, después me harías un gran favor si te dedicaras a despegar los chicles que se encuentran debajo de las mesas, aquí tienes el material necesario para ello.
A continuación se marchó dejándome sola, sin darme tiempo a replicar ni quejarme por el horrible trabajo que tenía que hacer.

Durante al menos 1 hora me dediqué a sacarle brillo a los instrumentos tal y como me había indicado el antipático conserje. Podía ver mi cara reflejada en el último saxofón que había limpiado con esmero.
Después fui hasta el armario para coger algo que me fuese de utilidad para quitar los chicles, no podía asquearme más tener que hacer eso, pero no tenía otra opción.
Me dirigí a la clase de química y fui hacia la última mesa, había decidido empezar desde el final hacia delante. Me metí debajo de la mesa y pude ver que estaba repleta de chicles pegados.
Mientras quitaba el primero, maldije a las personas que los habían puesto allí en vez de tirarlos a la papelera y me prometí a mi misma no volver a hacerlo yo.
Terminé toda una fila antes de lo que creía e iba a pasar a la siguiente cuando noté un tirón en mi cabeza y levantando la vista me di cuenta de que tenía un mechón de pelo pegado a un asqueroso chicle verde que me había olvidado de quitar. Empecé a tirar con fuerza intentando quitarlo, pero no había manera.
De repente escuché unos pasos.
Bendito conserje que viene en mi ayuda.
Pero la voz que escuché no era ni de lejos la del viejo conserje y los dos pares de piernas que podía ver desde mi posición, unas con unas medias y tacones y otras enfundadas en unos vaqueros tampoco.
- ¿Para que hemos venido aquí Regina? - dijo el que parecía ser Jason.
- Umm, hemos venido porque se supone que no podemos estar aquí ahora, y eso me da mucho morbo.
Pude ver como se sentaba en la mesa del profesor.
- Como nos pillen aquí nos vamos a meter en un buen lío
- Y eso sólo lo hace más divertido, venga, ven aquí.
Abrió las piernas y empujó al chico contra ella, los sonidos que hacían me estaban dando arcadas.
- Espera espera, ¿cómo sabes que aquí no hay nadie? - preguntó Jason.
- No lo se y eso me encanta, relájate de una vez.
Comenzaron otra vez a besarse y yo sólo quería salir de allí, por lo que tiré de mi pelo con más fuerza y conseguí que se soltara un poco.
Me moví todo lo que pude y vi como Regina le desabrochaba la camisa a Jason al mismo tiempo que le besaba el cuello. Él se removió y se la quitó de encima.
-No Regina, no vamos a montarnoslo en la mesa del profesor, es asqueroso.
- Vamos amor, se que tienes tantas ganas como yo.
Puag, como odio esos apodos.
- Odio esos apodos que me pones -vaya, ¿me habría leído la mente?- Y las ganas se me quitaron cuando dijiste delante de todo el mundo que estábamos juntos.
- Eso lo dije para que dejaran el tema de la idiota de Woods, no te lo tomes a pecho - dijo acariciándole.
- Regina esto es incómodo, se acabó.
- ¿Me estás dejando?
- Claro que no, tú y yo nunca estuvimos juntos.
Se colocó la camisa y fue hacia la puerta.
- No te atrevas a dejarme aquí.
- Tengo algo que hacer Regina, pero tranquila te llevaré a casa cuando termine.
Se marchó dejándola encima de la mesa y ella pegó un gritito que me puso los pelos de punta.
Después de aquella escena por fin conseguí salir de debajo de aquella mesa y en seguida me puse a limpiar las otras.

Terminé y salí de aquella clase, ya eran las 7 y estaba deseando irme a casa y olvidarme de lo que acababa de ver, pero el director apareció y me pidió que le acompañara.
Me senté en una silla y esperé a que hablase.
- Señorita Woods, mientras usted estaba trabajando, el señorito Tacker ha venido a hablar conmigo y me ha explicado que todo fue un accidente.
No podía ni creérmelo.
- Ya que todo ha sido un malentendido y dado que mañana es el último día de la semana, solo tendrá que venir una vez más.
- Muchas gracias señor.
- Déselas a Tacker señorita Woods.
Salí de allí y me fui a mi casa, pensando que el día no había acabado tan mal después de todo.

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