Capítulo 13

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12 de octubre del 2009

Estaba plácidamente dormida, cuando sentí que algo se me caía en la cara y me impedía respirar. Asustada abrí los ojos para darme cuenta de que tenía encima una montaña de ropa.
- Por fin estás despierta - dijo Jenn saliendo del baño a toda prisa.
- No lo estaría si tú no me hubieras tirado tu ropa en la cara.
- Bueno, ahora podrás ayudarme a elegir mi conjunto para hoy y quizás alguno te sirva a ti.
- Jenn acabo de despertarme y te queda toda la mañana y toda la tarde para elegir la ropa, ¿en serio tienes que hacerlo a las....
Miré el reloj que tenía en la mesilla de noche, el cual indicaba que eran las 8 de la mañana.
-¡8 DE LA MAÑANA!
- ¿Qué ocurre? Tampoco es tan temprano, además tenemos que estar perfectas para hoy a la noche.
- Hoy a la noche, tu lo has dicho, por mi parte despertarme a estas horas es un sacrilegio contra los fines de semana.
- Bueno, al menos dame opinión de los vestidos que me quedan mejor.
Dicho esto, se metió en su enorme armario vestidor y empezó a probarse la amplia colección de vestidos que tenía, todos de diferentes marcas, formas y colores.
Empezó por uno negro, demasiado corto para mi gusto, pero que le quedaba espectacular.
- Este no, parece que voy a un funeral.
- Créeme Jenn, nadie llevaría ese vestido a un funeral.
Después se probó uno de palabra de honor, amarillo brillante.
- Este es demasiado llamativo, ¿No crees?
- Si, Jenn, claro.
Después de otros 15 vestidos en lo que lo único que hacía era asentir y repetir lo mismo que la pelirroja decía, apareció con un vestido de tirantes rosa, con la parte superior entallada y con vuelo en la parte de abajo.
- Este creo que va a ser el elegido.
- Te queda genial Jenn - le dije con sinceridad aunque tambien esperando que no se probase otro y pudiera acabar ya con aquello.

Pasé la tarde escuchando hablar de Michael, por lo que sabía hasta ese momento, era jugador de fútbol, así que suponía que era uno de los más respetados del instituto, ya que si eras jugador de fútbol o animadora inmediatamente te convertías en alguien a quien todo el mundo respetaba y si no lo eras la gente solía ignorarte. A menos que fueras Elisabeth Woods y te hicieran la vida imposible.

Quedaban 3 horas para la cita y yo estaba deseando que llegase y no precisamente por conocer a los chicos, si no porque así Jenn dejaría de hablar de ello. Cuando empezó a prepararse y a maquillarse miré el reloj esperando tener super poderes para hacer que se adelantara el tiempo.
Un rato después y con ella ya preparada tuvimos una pequeña discusión, ya que yo no quería arreglarme y mucho menos maquillarme como ella lo había hecho y no pensaba dar mi brazo a torcer en aquello.

Estábamos ya en la entrada del restaurante donde Jenn y Mike habían quedado, yo llevaba una blusa y unos vaqueros ceñidos, finalmente mi supuesta mejor amiga me había obligado a sentarme y dejarme maquillar por ella.
A lo lejos vimos llegar un Mercedes enorme, que se paró justo en frente de donde nos hallábamos nosotras. De ese cochazo que yo no me podría permitir ni con los ahorros de toda una vida de mi padre, bajó un chico alto, con un gran torso, típico de los jugadores de fútbol, y tal y como lo había descrito Jenn tenía el pelo oscuro y corto. Lo que no cuadraba con esa imágen de tipo de duro que se gastaba era aquella sonrisa que se extendió por su cara al ver a Jenn.
- Hola - le dijo acercándose a ella y agarrándole la mano.
- Hola - le dijo ella bajando la cabeza porque se había puesto colorada.
¿Qué?, ¿desde cuando Jenn Andersen se pone colorada por un chico?
Tuvieron un pequeño momento en el que ninguno de los dos apartaron los ojos del otro y yo me sentí como si me hubiera colado en una especie de momento íntimo, estaba empezando a arrepentirme de haberme dejado convercer por Jenn para ir.
- Oh, perdona, no me he presentado - dijo el chico girándose hacia mi - soy Michael, encantado de conocerte.
- Yo soy Elisabeth - le dije intentando ser simpática, aunque me costaba. Los jugadores de fútbol y yo no nos llevábamos bien, sólo había que ver lo que había pasado el día anterior para comprobarlo.
- Mi amigo tardará un poco en venir, hay una chica que le está acosando y está intentando librarse de ella.
Aquello no me sorprendía en absoluto, si era algo parecido a él debería de tener a chicas a montones.
- Bueno, vamos entrando - dijo sin soltar la mano de Jenn y llevándola hacia dentro.
Un camarero nos acompañó a la mesa, tal como era el sitio, aquello tendría que costar una fortuna.
En seguida nos instalamos y nos trajeron las bebidas. Fue justo ahí cuando escuché su voz.
- Hola chicos, siento llegar tarde
Oh no, ahora si que me arrepiento de no haberme quedado en casa.

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Mike en multimedia

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