17 de febrero del 2010
Aquel día Jason vino a recogerme en su moto. Habíamos tenido una pequeña discusión sobre ello, ya que tenía un terrible miedo a caerme, ver tantos accidentes con aquel medio de transporte me había afectado. Pero verle a él con su chaqueta de cuero y su mano extendida para ayudarme a subir, hizo que tuviese un poco más de valentía.
Cuando llegamos al instituto y Jason me quitó el casco dejando un pequeño beso en mi frente, todas las miradas se pusieron en nosotros, que nos dirigimos hacia el interior del edificio con él sujetándome por la cintura. Pronto todo el instituto era un hervidero de habladurías y susurros que me hicieron separarme del rubito y abrirme paso entre la gente para llegar lo antes posible a mi taquilla.
- ¿Qué pasa? - me preguntó posiciónandose a mi lado.
- Nada - dije abriéndola y queriendo esconder mi vergüenza en ella - estoy cogiendo los libros.
La cerré e intenté ir hacia la clase que me tocaba, dándole un beso en la mejilla a Jason. No quería llamar mucho la atención, pero de repente quede acorralada entre las taquillas y dos fuertes brazos que me rodeaban.
- ¿A dónde te crees que vas? - dijo acercando su cuerpo al mío, causando que la huida fuese imposible.
- A c-clase - le dije nerviosa por su cercanía, todavía no era capaz de medir las sensaciones que recorrían mi cuerpo cuando estaba con él.
- Tú no te vas a ningún lado, ¿que clase de despedida es esa? - dijo acercándose peligrosamente.
- Jason, nos están mirando y yo no...
- Me da igual, no me importa lo que digan ¿vale? A ti tampoco debería.
Y en el momento en el que juntó sus labios con los míos me olvidé de que estábamos en un pasillo lleno de gente y de que posiblemente seríamos el tema de cotilleo durante unas cuantas semanas y me centré en el chico que se separó de mí con un suspiro.
- Nos vemos después McGuire - me dijo sonriéndome y marchándose.
Después de eso pude ver a mi mejor amiga mirándome con una ceja levantada, a lo que yo sólo pude sonrojarme.Durante toda la mañana sentí absolutamente todas las miradas puestas sobre mi, era consciente de que los chicos me miraban con asombro y las chicas con un odio acérrimo, había que entenderles, ¿quién se pensaría que la rarita del instituto saldría con uno de los chicos más solicitados? Ni siquiera yo terminaba de asumir que aquel chico, que podría haber salido de cualquier catálogo de modelos se fijase en mi.
Al llegar a la cafetería sucedió tres pares de lo mismo y más cuando unas manos me alzaron del suelo y me dieron un susto, provocando que soltase un grito.
Genial Elisabeth, si había algunos que no te miraban ya has conseguido que lo hagan.
Me giré para encontrarme al ojiazul con su sonrisa traviesa.
- Idiota, casi me da un infarto.
- Ha quedado claro con ese gritito - dijo riéndose.
- Y encima te ríes - le dije fingiendo estar indignada, aunque el fondo la situación me pareciese graciosa.
Me dirigí hacia mi mesa, donde Mike y Jenn ya estaban instalados.
- Hola chicos - les dije, sabiendo que Jason se había sentado a mi lado.
- Oh venga, tienes que reconocer que tuvo su gracia - dijo agarrándome para acercarme a él, todavía riéndose.
- ¿Pero que clase de novio eres tú? - dije sin saber muy bien lo que salía de mi boca.
Jason paró de reírse y me miró seriamente.
- Repite esa pregunta - me pidió con un brillo en los ojos que sólo había conseguido ver cuando acepté ser su pareja.
- ¿Qué clase de novio eres tú? - repetí.
Aquella era la primera vez que había dicho en voz alta aquella palabra, hasta aquel momento se me había quedado atrancada en la garganta, impidiendo que saliese de mi boca.
- ¿Cómo? Es que no te he escuchado muy bien - dijo bajando el volumen - ¿Novio has dicho?
- Sí - le dije susurrando también - novio.
- Me gusta como suena eso - dijo besándome, consiguiendo que mi mente se quedase completamente en blanco.
Aquel día daría comienzo a los dos años más increíbles de mi vida, estando tan ciega, que no vi llegar el final, hasta que me atrapó, como una gigantesca ola que arrasa con todo lo que encuentra a su paso.
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Recuerdo
Romance#EDITANDO Han pasado 4 años y Elisabeth Woods no consigue olvidarse de la persona que más quiso y la que más daño le hizo. El pasado la persigue, pero por fin parece haber encontrado una luz al final del túnel, una luz con unos preciosos ojos casta...