Capítulo 14

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Aquello ya se había convertido en una broma de mal gusto, el universo se estaba riendo de mi en toda la cara y yo no podía hacer nada para remediarlo.
- Vaya McGuire, creo que deberías hacerte detective profesional, ahora también sabes dónde voy a tener una cita. Impresionante - dijo sonriendo con egocentrismo.
- Yo soy tu cita idiota - dije sin darme cuenta de lo que acaba de salir de mis labios.
Él levantó una ceja y en seguida me di cuenta de lo que acababa de decir.
- Ósea, yo no sabía que tu serías mi cita, si no créeme que no hubiera venido - dije intentando remediarlo - aunque esto, ha dejado de ser una cita desde el momento en el que apareciste.
- Bueno, ya que estamos aquí disfrutemos de la comida, me han dicho que vale una pasta, habrá que aprovecharlo - dijo sentándose tan tranquilamente.
Mike y Jenn nos miraron a ambos como si hubieramos mantenido una conversación en chino.
Nos llevamos mal, no es tan complicado de entender.
- Creo que nos hemos perdido algo - dijo Mike.
- No, somos compañeros de clase, ya nos conocemos y no mantenemos una buena relación, así que esto no es una cita - dije mirando a Jason remarcando la última frase.
- Eso ya lo has dicho McGuire, me ha quedado completamente claro, además tampoco es como si tú fueras el tipo de chica con la que yo tendría una cita - dijo observando la carta.
Un silencio se instaló en la mesa después de aquello y aunque odiaba admitirlo aquella afirmación me había dolido. Ya sabía que no era una chica que llamara la atención, pero que él lo dijese en alto me había dado dado de lleno en mi orgullo.
- Disculpenme, ¿qué van a pedir? - preguntó el camarero salvando la tensa situación.
Todos pidieron unos platos con nombres extraños y complicados y yo sabía que eso correspondía a que iban a ser muy caros, por lo que yo pedí una simple ensalada, esperando que no se saliese mucho de precio.

La cena fluyó entre las conversaciones banales que mantenían los dos chicos y los arrumacos que se profesaban Jenn y Mike. Yo por mi parte no hacía más que pensar en lo que Jason me había echado en cara tan duramente y aquello me molestaba, ya que no quería comerme la cabeza por culpa de alguien como él.
Cuando terminamos nos dirigimos a la salida. Estaba dispuesta a pagar mi ensalada y mi agua, pero alguien se me adelantó.
- Cóbreme lo mío y lo de la señorita por favor - le pidió Jason al camarero extendiendole un billete de esos con los que yo podría pagar varios meses de las facturas de papá.
Salí indignada porque se las diera de caballero, cuando claramente no lo era y me dirigí hacia Jenn para irnos a casa, pero estaba fundida en un apasionante beso con su jugador de fútbol soñado.
- Jenn, deberíamos irnos a casa - dije carraspeando.
Ella se separó de Mike y me miró suplicante.
- Podrías adelantarte con Jason, yo iré enseguida.
- Bien, prefiero irme sola y me debes una muy grande Andersen.
- Envíame un mensaje en cuanto llegues - dijo todavía arropada por los brazos de Mike.
- Sí mamá.
Me encaminé hacia mi casa, al fin y al cabo yo ya no pintaba nada allí y así la parejita podría disfrutar a solas.
- ¡McGuire esperame! - le escuché gritar.
Aceleré el paso, lo último que quería para rematar mi noche era tener que escuchar otra de las idioteces de aquel chico, pero una fuerte mano me sujetó impidiéndome continuar.
- No pensarás ir sola hasta tu casa - me dijo con preocupación.
Lo siento, señor no eres el tipo de chica con la que tendría una cita, pero no cuela.
Puse los ojos en blanco y continué mi camino, pero él me siguió.
- Bueno, mi conciencia no me permite dejarte ir sola en medio de la noche, asi que te acompañaré hasta que vea que entras en casa.
Seguí ignorándole con la esperanza de que diera media vuelta, pero como siempre la suerte no estaba de mi parte.
- Bien, vale, lo siento, no debería haber dicho algo tan estúpido, pero te he pagado la cena, eso suma puntos ¿no?
Puse los ojos en blanco de nuevo y me di la vuelta encarándole.
- Vete a casa, no necesito que me acompañes - le dije comenzando a caminar de nuevo.
- Si puedo decir algo en mi favor, no llevo un buen día.
El ritmo de nuestros pasos acompasados fue la única respuesta que obtuvo.
- Ya que te veo tan interesada en el tema, te contaré el porque, verás, Regina ha descubierto en dónde vivo y ha estado todo el día en frente de la puerta de mi casa, esperando a que saliera para echarseme encima, es realmente un incordio.
El karma, que es muy malo.
- En serio, algunas chicas deberían venir con el aviso de que están como cabras, no se cómo no se han vuelto locas sus amigas, yo no conseguiría aguantarla durante más de una hora.
Una sonrisa se extendió por mi cara inconscientemente.
- ¡Ajá! - dijo haciendo que pegara un salto del susto - te he hecho sonreír, eso es un gran avance.
- No es justo - le dije quejándome - no puedes decir cosas como esas.
- Y ahora también me hablas, mis habilidades siguen siendo impresionantes.
- Y tu ego también sigue siendo impresionante.
- No te lo voy a negar.
No tardamos mucho en llegar a mi casa, dónde se encontraba una pareja abrazándose.
- Te quiero cuchicú - le dijo él.
- Te quiero terroncito - le dijo ella.
- Como odio los motes cariñosos - dijimos los dos a la vez.
Nos miramos extrañados por aquella rarisima coincidencia y sonreímos cuando vimos a la pareja alejarse un poco de nosotros.
- Bueno McGuire, que te parece si hizamos la bandera blanca de la paz y hacemos un alto al fuego - dijo acompañándome hacia la entrada.
- Me lo pensaré Tacker, me lo pensaré - le dije cerrando la puerta.

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