Capítulo 7

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Después de una larga caminata conseguí llegar a mi casa, sorprendiéndome por encontrarme el audi plateado de mi amiga y a ella sentada en la entrada.
- Lis, llevo esperándote desde hace un buen rato ¿dónde diablos estabas?
- Andando para volver a casa Jenn, no tengo muchas opciones de transporte si tú te vas.
- Lo siento por eso, ya sabes cómo son mis padres para esas cosas.
- Si, lo se, hablando de eso, ¿cómo es que estás aquí?
- Les dije que teníamos que hacer un trabajo, al fin y al cabo una mentirijilla no daña a nadie.
- Bueno pues pasa entonces.
Abrí la puerta esperando no encontrarme con una escena como la de ayer ya que aunque Jenn sabía que mi padre se echaba novia cada poco tiempo, no tenía ni idea de lo mal de la cabeza que podían llegar a estar. Por suerte, todo estaba en orden, tal y como lo había dejado.
- Supongo que tu padre estará en el trabajo - me dijo llendo hacia la nevera.
- Supones bien, de hecho iré a visitarle, Sarah ha preparado lasaña.
Jenn abrió la nevera y observó su contenido.
- Tu obsesión por los zumos y te lo digo como amiga, me preocupa.
Está bien, puede que tener una nevera llena de briks de zumo de varios sabores no era muy normal, pero tampoco era tan raro ¿no?, otra gente tenía obsesión por el chocolate, al menos lo mío era sano.
Jenn se decidió por el de naranja y nos sirvió a ambas, acabándose
el contenido de su vaso de un solo trago.
- Esperarte me ha dado mucha sed - dijo desplazando una silla hacia mi y palmeándola - ven siéntate, tenemos que hablar
Yo me senté algo asustada por lo que tendría que decirme, todo el mundo sabe que no viene nada bueno despues de la frase tenemos que hablar.
- Verás Lis, es que...
Hubo un minuto de silecio, el cual me puso nerviosa, a parte del hecho de que Jenn no paraba de retorcerse las manos.
- Oh vamos, ¡suéltalo ya!
- ¡El chico de la máquina me ha llamado!
¿En serio? ¿Y para eso tanto drama?
- Me alegro mucho por ti Jenn - le dije con sinceridad, ya que mi día había sido horrible al menos a alguna de la dos nos había ocurrido algo bueno.
- Me ha pedido que nos veamos este fin de semana.
- ¿Y vas a ir?
Por supuesto que va a ir
- Por supuesto que voy a ir, es mi oportunidad perfecta para conocerlo, no todos los días un chico guapo te pide una cita, pero necesito perdirte un favor...
Y de eso "teníamos que hablar"
- Miedo me da.
- Tendrías que venir con nosotros - dijo demasiado rápido como para saber si había entendido bien.
- ¿Qué tendría que hacer que?
- Venir con nosotros - dijo poniendo cara de cachorrito - Mis padres te adoran, si vienes con nosotros y voy a dormir a tu casa después, me dejarán y yo podré tener una cita perfecta.
- Jenn, no pienso ir a una cita contigo y ese chico.
- Se llama Mike, ya no es un desconocido, es un punto a favor - dijo poniendo la sonrisa que usaba con sus padres cuando había hecho algo mal.
- Bien por ti Jenn pero yo no pienso ir.
- Le diré que lleve un amigo y no un amigo cualquiera, un amigo soltero y guapo, vamos por favor - dijo juntando las manos en forma de súplica.
- No Jenn no vas a convencerme.
- Me lo debes, no me contaste que el tío bueno iba en tu clase.
Mierda, se habia enterado.
- No pensé que fuera un hecho importante...
- Todo lo que te pase es un hecho importante Lis, somos mejores amigas, entre nosotras no debe haber secretos.
- Lo se, lo siento en serio, a partir de ahora te contaré absolutamente todo ¿está bien?
- Está perfecto, pero como castigo por ocultarme información, te obligo a acompañarme a mi cita.
- Bien, pero sólo porque me has hecho sentir mal.
- ¡Genial! - dijo levantándose dando un salto y una palmada, aquellos pequeños comportamientos infantiles la definían.
- Ahora si me permites, iré a escribir una redacción que no tendría que hacer si no fuera por Regina y el engreído de Jason.
- ¿Y eso?
- Te lo contaré, te lo prometo, pero he de empezar ya si quiero que me quede un trozo de esa deliciosa lasaña para la cena.
- Está bien, nos vemos mañana, pasaré a buscarte así que te quiero ver en la puerta a la hora exacta. Si no quieres que no haya sitio para aparcar y tu vuelvas a meterte en un problema por arañarle la moto a alguien.
- Ja Ja que graciosa.
- Lo sé - dijo lanzándome un beso y lléndose.

Durante unas tres horas mi cabeza estuvo en constante funcionamiento para conseguir sacar cuatro folios de un asunto que no habría sucedido si ciertas personas no me tocaran las narices. Finalmente logré acabarlo y después de meterlo en un archivador, salí de casa dispuesta a disfrutar los ultimos minutos del día en el trabajo de papá.

RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora