Capítulo 12

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Conseguí llegar a casa con el corazón latiendo a mil por hora en el pecho. Todavía no podía sacarme de la cabeza lo que había pasado en aquel baño, la suavidad de su beso, la forma de preguntarme si estaba bien.
Todo ha sido puro teatro para salvarte, no te emociones.
A veces odiaba a mi subconsciente, pero era cierto, todo lo que había pasado no había sido nada y tenía que olvidarme de ello, el lunes volvería a clase y nos ignoraríamos como siempre.
Abrí la puerta y fui hasta la cocina, un buen zumo de piña era lo que necesitaba en ese momento, pero extrañamente no había ni rastro de él en la nevera.
Unas voces llegaron desde el salón y no pude quedarme más sorprendida de ver a una mujer alta y delgada, con el pelo por el cuello, las puntas perfectas y una sonrisa claramente fingida en la cara.
- Vaya Mark esta debe de ser tu hija - le dijo a mi padre.
- Sí, esta es mi pequeña, Lisi, ella es Monic - dijo él sonriendo como si le hubiera tocado la lotería.
Que encontrase a otra mujer en tan poco tiempo era algo que no me esperaba y verla con un vaso que llevaba sin lugar a dudas mi zumo de piña tampoco.
- Oh, siento lo del zumo, se me derramó y lo poco que quedaba me lo bebí, el de piña es mi favorito.
En el fondo lo que quería era decirle lo que pensaba de que hubiera acabado mi zumo y de que fuera la nueva conquista de mi padre, pero sabía que eso iba a provocar una discusión con él, así que me despedí de ellos y subí a mi habitación, ahorrandome una buena reprimenda por parte de mi progenitor.
Ya encerrada en ella, pude dedicarme a una de las cosas que más me gustaban, leer. Tenía estanterías repletas de libros, de todos los géneros, aunque mis favoritos fueran los de aventuras y fantasía, en ese momento estaba leyéndome uno de amor y justo cuando los dos protagonistas iban a besarse después de varios capítulos esperando aquel momento, sonó el teléfono.
- Jenn, has interrumpido el beso más esperado de la historia, espero que valga la pena tu llamada - dije descolgándolo.
- Te llamaba para invitarte a mi casa a ver una peli, tengo palomitas y zumo y además puedes quedarte a dormir, pero si no quieres...

Un rato después estaba sentada en el sofá de la casa de Jenn esperando a que se hicieran las palomitas.
- Bien, ¿qué peli has escogido hoy?
- Te va a encantar, es la mejor peli de la historia, Titanic - dijo saliendo de su enorme salón.
Sí, se que es una peli que encanta a todo el mundo, con la que es imposible no llorar, pero para mi era un drama de 2 largas horas en el que se cargan al guapísimo Leonardo Dicaprio y todo por salvar a Kate, aunque cabían los dos en aquel cabecero perfectamente.
Jenn regresó con las palomitas y puso la peli, mientras yo me preparaba para aguantarla en pleno ataque de llorera.
Cuando terminó la película, el suelo parecía una pista de obstáculos, ya que estaba lleno de pañuelos, como bien me había imaginado, mi mejor amiga no había parado de llorar en toda la películ. Esquivándolos como pude, me dirigí a la habitación de Jenn, que me siguió poco después.
- ¿No es preciosa esa película? - dijo poniéndose el pijama y metiéndose en la cama.
- Sí, preciosa - dije con ironía.
- De verdad Lis, que poco romántica eres, algún día tendrá que llegar el chico que te haga cambiar de parecer.
- Pues me temo que vas a tener que esperar sentada querida mía.
- Quién sabe, a lo mejor el amigo de Mike es el chico de tus sueños y te vuelves una romántica que llora con Titanic.
No pude hacer más que reirme de aquellas palabras, me parecía completamente imposible que un chico pudiera hacerme cambiar así.
- Sí Jenn, quien sabe - dije apagando la luz y cerrando los ojos, dedicándole mi último pensamiento a intentarle ponerle cara al chico que conocería al día siguiente y aunque pareciera increíble no podia dejar de pensar en unos profundos ojos azules que me dejaban sin respiración.



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