20 de enero del 2010
Había estado dos días evitándole, no era capaz ni de mirarle a los ojos, sabiendo que si hablábamos, nuestra amistad se acabaría. Había cambiado mi sitio en literatura, pidiendóselo a una de mis compañeras, que aceptó encantada, ¿quién diría que no a estar sentada varias horas a la semana al lado de aquel monumento?
Jenn estaba totalmente de acuerdo con mi decisión, a diferencia de Mike, que se mostraba en contra, diciendo que aunque su amigo se había comportado fatal, no se merecía aquello y que le estaba resultando horrible saber que le ignoraba. Cosa que me hacía dudar y darle vueltas a todo una y otra vez.Estaba tumbada en mi cama, leyendo un libro con la intención de distraerme al menos durante unas horas del remolino de pensamientos que era mi cabeza en aquellos momentos, cuando sonó el timbre. Bajé a abrir, pensando que era papá que se había dejado las llaves en casa, pero aquel joven de cabello rubio y ojos azules no se parecía a mi padre en absoluto. Intenté cerrar la puerta, pero él me lo impidió poniendo el pie en el medio.
- Lisi, tenemos que hablar.
Le dejé pasar, sabiendo que había llegado el momento de poner las cartas sobre la mesa.
Fuimos hacia el salón donde me senté lo más alejada posible de él, necesitaba concentrarme si quería decirle todo lo que necesitaba y no iba a poder con él cerca de mi.
- Siento haber venido así ¿vale? Pero llevas dos largos e interminables días esquivándome y ya no podía aguantar más.
- Jason yo...
- No, dejáme terminar. Soy consciente de que la he cagado a lo grande, de que ahora mismo debes de odiarme y de que a lo mejor estoy perdiendo el tiempo con esto, pero no quiero que nuestra amistad se acabe sin que sepas lo importante que eres para mi.
Mi estomagó empezó a removerse y las malditas hormigas hacían acto de presencia de nuevo.
- Nunca, en toda mi vida había conocido a alguien con quien tuviera la confianza suficiente para contarle mis cosas, estos meses han sido increíbles, casi ni me he dado cuenta de que mi padre no estaba en casa y es todo gracias a ti, me importas Lisi, me importas muchísimo y no quiero perderte.
Unas lágrimas resbalaron por mi mejilla al escuchar aquello, las cuales limpió pasando su dedo pulgar, haciendo que un temblor me recorriese el cuerpo.
- ¿Podrás perdonarme y darme otra oportunidad? - dijo sin soltar mi cara.
- Te perdono.
Tiró de mi y me abrazó, de manera que me vi acorralada entre su pecho y sus brazos. Cuanto echaba de menos aquella sensación y sólo por un momento me quedé allí, arropada por él, fingiendo que todo estaba bien.
- No sabes lo que me alegra eso Lisi, te prometo que no volveré a...
- Te perdono - dije separándome y poniendo distancia de nuevo - pero no podemos volver a ser amigos.
- ¿Qué? - dijo totalmente confundido.
- Lo mejor para ambos es que nos olvidemos de que hemos sido amigos y que cada uno siga su camino - al decir eso sentí como un si un punzón se me clavase en mi interior.
- ¿Qué lo mejor para ambos es... - dijo masajeándose las sienes - Será lo mejor para ti, creo haberte dicho que me importas y que no quiero perderte.
- No nos parecemos en nada Jason, somos completamente diferentes y...
- Joder - dijo levantándose - ¿tanto me odias que tienes que inventarte tonterías para no darme otra oportunidad?
Sus palabras destilaban dolor y rabia y casi me lanzo a sus brazos para decirle que era todo mentira y que lo era todo para mí, pero apreté los puños y me quedé sentada. Debía acabar con aquello.
- No te odio, pero tienes que saber que nuestra amistad no es normal. Los amigos no se besan.
- ¿Es por eso? Dios Lisi, sabes que eso no significa nada.
Ese era el problema, para mi lo significaba todo, pero yo no podía decírselo así que continúe sin dar marcha atrás.
- Sé que sólo me utilizas para librarte de ellas - dije haciendo que el punzón se clavase todavía más.
- ¡¿Como puedes pensar eso?! - dijo agarrando mis brazos, haciéndome daño. Aunque no tanto como saber que aquellas palabras le habían dolido.
- Jason, sueltáme.
En seguida me soltó, siendo consciente de la marca roja que me había dejado.
- Perdóname, eso sólo que... - dijo suspirando - Si el problema son los besos, no volveré a hacerlo ¿vale? No te pediré nada nunca más, te necesito Lisi.
El punzón acabó por clavarse del todo, causando destrozos que no sabía si iba a poder reparar dentro de mi.
- Lo siento Jason, pero es lo mejor.
- ¿De verdad es lo que quieres? ¿no quieres ni intentarlo?
- Es lo que quiero.
- Está bien, lo haré sólo para que veas lo importante que eres para mi.
Se fué y escuchando el golpe de la puerta al cerrarse, nuevas lágrimas cayeron. Sabía que había hecho lo correcto, pero aquello dolía, dolía muchísimo.

ESTÁS LEYENDO
Recuerdo
Romansa#EDITANDO Han pasado 4 años y Elisabeth Woods no consigue olvidarse de la persona que más quiso y la que más daño le hizo. El pasado la persigue, pero por fin parece haber encontrado una luz al final del túnel, una luz con unos preciosos ojos casta...