Capítulo 20

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24 de noviembre del 2009

Era increíble lo rápido que pasaba el tiempo y me daba cuenta de ello tirada en la cama de la enorme habitación de la mansión Palace, con su dueño tumbado a mi lado con la cabeza apoyada en mi estómago.
Recordaba aquel día en el que descubrió toda la verdad sobre la locura que era mi hogar.

Había sido un fin de semana hacía unas cuantas semanas cuando llegué a casa después de pasar la tarde con Jenn. No pudo ser más mi sorpresa al encontrarme a Jason sentado en el sofá de mi casa con Ashley encima. Aquella mujer era la nueva novia de mi padre en aquellos momentos, ya que Monic había pasado a la historia después de descubrir que a parte de beberse mis zumos, se dedicaba a llevarse algunas de las pertenencias de mi progenitor para no devolverlas jamás.
- ¿Interrumpo algo? - dije haciendo que Ashley se separase del ojiazul que me miraba suplicando ayuda.
- Por supuesto que no Elisabeth, me estaba presentando a tu amigo.
- No sabía que tu manera de presentarte fuese tan afectiva - le dije con una sonrisa cínica.
- Hay muchas cosas que no sabes sobre mi querida.
- Bien... Ahora que Lisi ya está en casa será mejor que nos pongamos a hacer el trabajo si no queremos suspender - dijo Jason levantándose y alejándose de Ashley, que no parecía muy conforme con aquella decisión.
- Podéis hacerlo aquí, así puedo ofreceros mi ayuda si la necesitáis y...
- En realidad vengo a buscarla para hacer el trabajo en mi casa.
- Jason ¿Qué trabajo...
Sentí como me pellizcaba el brazo, por lo que me callé.
Y pese a los intentos de que nos quedásemos de la mujer que esperaba pronto desapareciera de nuestras vidas. Conseguimos salir con éxito.
- McGuire no sabes cuanto te agradezco que hubieras llegado para salvarme - me dijo Jason al tiempo que andábamos, alejándonos de las garras de Ashley.
- ¿Que ha pasado? - le pregunté con curiosidad.
- Esa mujer está loca, fui para ayudarte con literatura esta tarde cuando me abrió la puerta y se me tiró encima, literalmente, he estado toda la tarde sufriendo su acoso.
Una carcajada salió de mi interior y Jason me dió un pequeño golpe en el brazo.
- No es gracioso, si no supiera que es de tu familia hubiese llamado a la policía.
- No es de mi familia - le dije sabiendo que iba a tener que explicarle lo que ni Jenn sabía.
- Entonces explicámelo - dijo sentándose en el porche de una casa desconocida.
Mientras rezaba para que no apareciese el dueño de dicha casa y no nos metiésemos en problemas, me senté a su lado.
- Desde que mi madre murió, mi padre ha estado con muchas mujeres, el tuyo viaja, el mío sale con locas.
- Seguro que no están todas tan mal de la cabeza y...
- No, de verdad están todas locas, no tengo ni idea de dónde las saca mi padre pero tampoco es que le duren mucho. Yo sólo quiero que sea feliz así que las aguanto como puedo.
- Debe de ser una situación difícil - me dijo apoyando una mano en mi rodilla.
- La tuya también, tanto tiempo sólo tiene que ser duro - le dije pensando en su situación y en lo mal que lo pasaría si mi padre no estuviera conmigo - aunque supongo que al igual que yo...
- Te acabas acostumbrando - dijimos los dos a la vez.
Ambos sonreímos con complicidad.
- Jason, esto no lo sabe nadie así que te agradecería que no lo fueras contando por ahí.
- Puedes confiar en mi no lo haré, te lo prometo - dijo pasando un brazo alrededor de mi torso - Vaya McGuire parece que tenemos más cosas en común de las que pensábamos.
- Quien lo diría.
- Y ahora entiendo porque estás tan amargada, aguantar a esas piradas tiene que cansar a uno y claro...
- Idiota - le dije empujándolo, provocando que se diese contra la puerta de la casa y tocase el timbre.
- Corre antes de que abran - dijo levantándose y empezando a correr.
Yo fui detrás riéndome de lo estúpido de la situación y pensando en que detrás de aquella fachada de chico duro se hayaba un niño que esperaba saliese a la luz más veces.

Después de aquel día ambos confiamos el uno en el otro y nos empezamos a ver mucho más a menudo. Nunca me juzgó, ni a mi ni a mi padre, de hecho gracias a sus bromas y tonterías pude olvidarme un poquito más del desfile de mujeres que pasaban por mi vida cada poco tiempo. Además me ayudaba con literatura, haciendo que lo complicado fuese sencillo y mejorando mis calificaciones.
Y a pesar de su fama de mujeriego, Jason se estaba metiendo en mi piel poquito a poquito, casi sin darme cuenta consiguió formar parte de mi vida como ninguna persona había conseguido antes.

RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora