Capítulo 9

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10 de octubre del 2009

Día nuevo y yo no tenía ganas de empezarlo ya que mi vida en aquellos momentos era un auténtico desastre. No sólo por tener que levantarme para ir al instituto y tener que ver a todos los alumnos los cuales solían hacerme la vida imposible, si no porque hoy empezaba el castigo que se me había puesto por culpa de cierto engreído, que el día anterior había cenado gratis y se había marchado con toda la cara, dejando a mi padre emocionado y completamente admirado.
Lo único bonito de aquel día, era que no tenía clase de literatura y además me había levantado con tiempo para arreglarme y ver aparecer el coche de Jenn en la entrada.
- Un día que estás puntual, eso es una señal de que hoy va a ser el día perfecto - dijo al tiempo que ponía su cd favorito de Britney Spears a todo volumen.
Aparcó sin problemas en el instituto y fuimos con tiempo hacia las clases. La primera biología, dónde tenía la suerte de estar sentada al lado de la pelirroja.
Podía apreciar lo ansiosa que estaba, sobretodo por como no paraba de moverse en la silla.
- Jenn, ¿te encuentras bien?
- Eh, sí sí claro, es sólo que estoy muy emocionada.
- Me da miedo preguntar porque.
- Sólo queda un día para mi cita con Mike - dijo subiendo el volumen.
Vaya se me había olvidado por completo la cita.
- Ay Lis tengo un muy buen presentimiento, en serio.
- Señoritas Woods y Andersen, si tienen algo que decir, pueden compartirlo en alto.
- No señor - dijimos las dos a la vez.
Prosiguió con su explicación y nosotras no volvimos a hablar en toda la clase, solo me faltaba tener otro problema más y tener que hacerle otra visita al director.

A la hora de comer y recogiendo mi banjeda pude apreciar como todo el mundo ponía su mirada en mi. Observé mi zapato para ver si tenía papel higiénico pegado a él, ya había sufrido aquella experiencia una vez y también había atraído miradas y provocado la risa en todos, pero no, no tenía nada, todo aquello era bastante extraño. Me senté en mi sitio esperando a Jenn, que llegó corriendo a sentarse a mi lado.
- AYER CENASTE CON JASON -gritó de repente.
- Baja el volumen Jenn no es lo que parece.
Todavía sentía las miradas de todo el mundo puestas en mi, lo que era realmente incómodo.
- No sabes cuánto me alegro de que tuvieras una cita por fin, has llegado al mundo de los hombres pisando fuerte eh, Jason está para comérselo y...
- Basta, no tuve ninguna cita con él - dije esperando que me creyese, no tenía ganas de discutir aquello.
- Te vieron cenando con él en La Tía Sally, no me mientas.
- Simplemente fue porque mi padre se pensó que era amigo mío y le invitó a cenar, no le soporto, además estoy segura de que no soy su tipo.
Sólo había que verme, mis sudaderas ocultaban un cuerpo que no tenía nada que ver con los del resto de las chicas. Yo no tenía una cintura estrecha y tallas perfectas, mi pelo era imposible de domar y me llevaba más de lo debido encontrar pantalones que me quedasen bien.
- Oh venga, tú serías el tipo de cualquiera.
- Jenn, por favor, no digas tonterías.
- Agg odio cuando te pones en plan soy horrible, no le gusto a los chicos, sólo tienes que quitarte esas horribles sudaderas y coquetear un poco y tendrías a todos los chicos a tus pies.
- Jenn creo que lees demasiados libros de amor.
- Oye, quien sabe seguro que tu chico perfecto está más cerca de lo que crees, a lo mejor incluso puede que le gustes a Jason.
Empecé a reirme con ganas, eso era algo que no iba a pasar. Era completamente imposible que alguien como él se fijase en alguien como yo.
- No te rías, lo digo en serio.
- Mira Jenn...
De repente las puertas dobles se abrieron dando un golpe y Regina apareció meneando las caderas y con pinta de estar de mal humor. Se dirigió a la mesa del centro y con la ayuda de uno de los jugadores del equipo de fútbol se subió a ella.
- A ver chicos y chicas, silencio, tengo algo que decir - dijo haciendo que todo el mundo la escuchase - he oído por ahí que alguien ha visto a mi Jason cenando con la rarita de Elisabeth Woods, pero debo deciros que es mi chico, así que no quiero oir más tonterías.
A continuación se bajó de la mesa y fue hacia donde el susodicho estaba sentado, se colocó encima de él y empezó a besarle como si el mundo se acabara.
Repulsivo.
- Queda confirmado que ni tuvimos una cita ni le gusto - dije mirando a Jenn.
- Vaya, tenía la esperanza de que entre vosotros surgiera algo, pero bueno, no importa, el sábado tendrás una cita con un chico que valga la pena, he hablado con Mike de ti y dice que tiene un amigo que seguro que está encantado de ir.
Era cierto, no recordaba el pequeño detalle de que yo tenía que acompañar a Jenn y a Mike en su dichosa cita. Sólo esperaba que el chico que se suponía que iba a conocer el sábado, no fuera ningún idiota y cabeza hueca como el que estaba dando el espectáculo con la estirada de Regina.

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