Capítulo 17

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18 de octubre del 2009

Toda una semana hablando de la dichosa fiesta, probando vestidos, maquillaje, escuchando cotilleos de los distintos líos que habría y teniendo que aguantar a Jenn, ansiosa por pasar tiempo con Michael de nuevo, hasta que por fin llegó el día.

Sin pensarlo ya estaba llamando a la puerta de mi mejor amiga con la intención de dirigirnos a la casa de Jason y acabar con aquello de una vez por todas.
Jenn salió de casa con un vestido ajustado y unos tacones de infarto, para mi ponerse ese tipo de zapatos era un deporte de riesgo, caerse desde tan alto sería doloroso y aguantar toda una noche con eso en los pies debería de estar prohibido, pero decidí ahorrarme los comentarios sobre ellos y dedicarme a pensar en como podría escabullirme de la fiesta cuando Jenn no me viera.
No tardamos en llegar a las enormes puertas que separaban la calle de la mansión Palace y yo no pude más que preguntar que hacíamos allí.
- Hemos llegado - dijo llamando a una especie de timbre que se hayaba en la parte derecha de una de las puertas.
- Pero si esta es la mansión...
No pude terminar la frase porque en seguida se abrieron las puertas, dando lugar a un enorme jardín que estaba lleno de adolescentes con botellas. Algunos estaban tirados en el suelo y otros haciendo tonterías que solo el alcohol les daría el valor para hacer.
Así que esta es la casa de Jason, además de guapo, rico, lástima que sea un idiota.
Con esos pensamientos recorrimos el extenso y cuidado jardín y llegamos a la entrada de la casa que estaba abierta, ofreciéndonos una vista de lo que sería la casa más elegante que había visto jamás, pero que ahora se hayaba llena de gente bebiendo y moviéndose al son de la música a todo volumen que hacía vibrar nuestros cuerpos.
Nos movimos a través del tumulto de gente que nos impedía el paso, intentando no cegarnos con las luces estrambóticas que iluminaban la improvisada pista de baile. Llegamos a una sala con sofás, donde había varias parejas, una mesa de billar donde estaban varios chicos jugando y algunas chicas alrededor de ellos viendo la partida.
- Venga Mike, no tenemos todo el día, si fallas recuerda que tienes que beber.
Al escuchar aquello mi amiga giró la cabeza como si fuera un búho y se dirigió a la mesa para echarse a los brazos de su chico que la recibió con un apasionante beso, cuando terminaron ambos me miraron y yo decidí marcharme y dejarles a solas, al fin y al cabo había ido a aquella fiesta solo para hacerle un favor a la parejita.

Después de estar sentada al menos dos horas viendo a chicos ir y venir pasándoselo en grande, pensé que ya era hora de marcharme, los padres de Jenn creían que estaba conmigo con lo cual no deberían de preocuparse y yo podría irme a casa sabiendo que ella estaba donde quería estar.
Justo cuando iba a atravesar la puerta de entrada después de haber sufrido empujones y codazos alguien me sujetó el brazo.
- ¿Ya te vas McGuire?
Me giré para encontrarme con Jason vestido con unos vaqueros y una camisa con los dos primeros botones desabrochados, como siempre su pelo rubio estaba alborotado y aquella sonrisa traviesa no se iba de su cara, nada más verlo me pregunté cuantas chicas habrían caído a sus pies aquella noche.
- Sí, esta música está empezando a darme dolor de cabeza, y además yo sólo he venido aquí por Jenn.
- Vaya - dijo acercándose - yo que tenía la esperanza de que hubieras venido por mi.
- Eso no te lo crees ni tú - le dije intentando salir, pero otra vez me sujetó el brazo.
- Ya que estás aquí podrías quedarte un poco más, hay un lugar donde la música no se escucha tan fuerte, además se que estás deseando cotillear la mansión Palace - dijo con una sonrisilla.
Maldita Jenn.
Era cierto que siempre había tenido curiosidad por como sería la mansión por dentro, pero sabiendo quien era el nuevo dueño, no me parecía una buena idea hacer una ruta turística en aquellos momentos.
Sin darme tiempo a responder me arrastró hasta unas inmensas escaleras, las cuales subimos sin detenernos hasta llegar a un enorme pasillo decorado con un montón de cuadros de pintores famosos, que estaba segura valdrían una fortuna.
Me llevó hasta una gran habitación, en la que se tiró encima de una enorme cama nada más entrar.
- Sabes McGuire, me has dado la excusa perfecta para evadirme un poco de aquel ambiente - dijo colocando las manos detrás de su cabeza.
- Pero tú eres el que celebra la fiesta - le dije echándole un vistazo a la habitación.
La verdad es que era enorme, mi salón era mas pequeño que aquel lugar, con los muebles en blanco y diversas estanterías llenas de libros, una gigantesca alfombra persa, un ordenador último modelo y una tele plana colgada en la pared le daba un último toque a la habitación.
- Y me gustan las fiestas como al que más, pero he de admitir que no conozco a mucha de la gente que está aquí, de hecho tú eres una de las pocas caras conocidas que he visto hoy.
- ¿Vives solo? - le pregunté extrañada porque sus padres le dejaran montar algo así en su propia casa.
- No, pero mi padre no sabe nada de esto.
Antes de pensar si quiera en las palabras que me dijo, me fijé en una foto que había encima de una estantería, en la que salía una mujer morena con unos ojos azules, exactamente iguales a los del niño que tenía abrazado.
- ¿Es tu madre? - le pregunté señalando la foto.
- Sí, lo es.
- Es muy guapa.
- Era - me dijo bajando el tono de voz.
Algo dentro de mi se removió al escuchar esa palabra, si había algo que no me esperaba de Jason Tacker era aquello.
- Me dejó cuando tenía 7 años.
No sabía que decirle, asi que opté por estar en silencio.
- No has preguntado nada - dijo levantándose y cogiendo la foto para sostenerla en sus manos - la gente suele preguntar que es lo que se siente al vivir sin una madre.
- Sé lo que se siente, mi madre murió cuando yo era pequeña. Casi no la recuerdo, he vivido siempre con mi padre.
- Por eso el mío no lo sabe - le miré sin comprender a que se refería - la fiesta, mi padre no lo sabe porque lo único que hace es viajar, cree que así llenará el vacío que mi madre le dejó.
Un silencio se instaló entre nosotros, por primera vez después de conocer a Jenn había compartido una parte de mi vida así, sin pensarlo y aquello de alguna manera me asustaba.
- Me gustaría que sepas que esto no se lo he contado a mucha gente, así que ahora que lo sabes, sería genial que nos llevásemos bien - dijo alargando la mano - ¿Amigos?
Y en ese momento podía haber dicho que no, podía hacer como si nada hubiese pasado, podía haberme marchado a mi casa y seguir con mi vida, sin embargo estreché su mano, sin darme cuenta de todo lo que desataría aquel simple gesto.

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