Capítulo 34

56 2 0
                                    

16 de febrero del 2012

Había pasado toda la noche preocupada, seguía sin tener noticias de Jason y aquello me ponía bastante nerviosa.
Escuchar el timbre y al abrir la puerta encontarme con él detrás de ella, hizo que un alivio inmediato recorriese mi cuerpo.
- Menos mal que has venido - le dije colocando las manos en su nuca - me tenías preocupada.
Junte nuestros labios, separándome en seguida al darme cuenta de que no me devolvía el beso.
- ¿Ocurre algo? - le pregunté.
Y entonces me di cuenta, del imperceptible cambio que había en él, que otros no serían capaces de apreciar, pero que sin embargo ahí estaba. Su mirada había perdido el brillo que tenía la mañana anterior, adquiriendo la frialdad de la de su padre.
- Jason, ¿qué ocurre? - repetí intentando descubrir que era lo que lo había puesto así.
- He venido, porque ya no aguanto más - dijo totalmente serio.
- ¿Qué no aguantas más? ¿de que estás hablando? - le pregunté confundida.
- No aguanto más toda esta farsa, todo lo nuestro, he llegado a mi límite.
- ¿L-lo nuestro? - dije con un miedo que se estaba empezando a adueñarse de mi.
- ¿En serio te creíste que sentía algo por ti? - dijo con una sonrisa cínica, que quise borrar de un golpe.
Mis ojos empezaron a empañarse y yo, ilusa, esperaba que todo aquello fuera una broma que se le había ido de las manos.
- Jason, no tiene gracia.
- ¿Quién se está riendo? No sé como he tenido tanta paciencia como para no mandar todo a la mierda antes - dijo poniendo los ojos en blanco.
Aquello hizo que empezase a temblar, no podía ir en serio.
- ¿A que te refieres? - le pregunté ya al borde de un profundo precipicio, por el que no quería caer.
- A lo nuestro, está claro, ahora que ya nos hemos acostado y mi padre ha vuelto ya no tengo que seguir con esta farsa - dijo con asco.
- Pero que estás diciendo Jason, ¿qué farsa?
- LO NUESTRO - dijo gritándome, produciendo que las lágrimas empezasen a rodar por mis mejillas - no entiendes que alguien como yo no podría estar con alguien como tú jamás.
- Pero tú... Dijiste que me querías - le dije queriéndome aferrar a las palabras que tan reales me habían parecido.
- Mentira, todo ha sido mentira, conozco personas muy ricas que son capaces de pagar cualquier dinero para verme con alguien como tú, tan insignificante y ahora que mi padre ha vuelto, el podrá darme todo lo que pida y puedo acabar con todo esto de una vez.
Y después de eso, caí por aquel precipio, estampandome contra el suelo, quedando totalmente destrozada.
- Dime que es una broma - dije agarrando su camiseta, con lágrimas cayendo como si de un grifo estropeado se tratase - ¡dimelo!
Él apretó sus manos en puños, para a continuación separarme con un empujón, produciendo una brecha insalvable entre los dos.
- Eres tan patética, me das asco - dijo escupiendo veneno por la boca.
- Te odio - le dije queriendo hacerle el mismo daño que él me estaba provocando a mí.
Por un momento vi su mirada vacilar, pero todo sólo fue un pequeño segundo, ya que en seguida volvió aquel mirar sombrío y lúgubre que tanto daño me estaba haciendo.
- Me alegro de haber aclarado las cosas entre nosotros - dijo guiñándome un ojo y cerrando la puerta detrás de él.
Cuando se marchó, me deslicé por la pared, escondiendo la cara entre mis manos, dejando que las lágrimas fluyesen para poder desahogarme y sacar toda la rabia que tenía dentro.
¿Como podía aquel chico ser el mismo que me había hecho sentir como ningún otro había podido?
Le había confiado todos mis secretos, me había puesto en sus manos y él se lo había cargado todo.
Durante unos minutos esperé a que volviese, a que me dijese que todo era mentira y que me quería tanto como yo a él. Porque eso era lo que más me molestaba de todo, que pese a todo lo que me había dicho, mi corazón seguía latiendo por él y mi cuerpo seguía deseando sus caricias y sus atenciones.
Pero él no volvería, ni siquiera se había preocupado cuando me había visto llorando, desolada. No le importaba, esa era la verdad y así tuve que afrontarlo.
Lo que había pasado aquel día hizo que toda mi vida cambiase y que olvidarle fuese mi objetivo durante los siguientes 4 años.

RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora