Capítulo 8

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Acelerando el paso llegué al lugar dónde mi padre llevaba trabajando más de 10 años que, como siempre, estaba abarrotado de gente.
El restaurante de la Tía Sally se encontraba en el centro, así que estaba al alcance de todo el mundo, era el lugar de reunión de la mayoría de la población.
-Hola Elisabeth - me saludó Leia, una de las camareras - hoy me harías un favor si cenaras en el bar, el comedor está a reventar.
Me dirigí a una de las mesas vacías y me senté fijandome en el ambiente que había en el lugar. Varios chicos de mi instituto estaban en una mesa cerca de la mía, cotilleando de a saber que, un grupo de hombres estaba en la barra con sus bebidas siendo atendidos por un hombre que se acercó a mí sonriendo en cuanto me vió.
- Hola papá - le dije
- Hola cariño ¿Qué tal tu día?
- Bueno podría ser mejor, la verdad es que....
- Mark, otra copa por aquí - le gritó uno de los hombres de la barra.
- En seguida vuelvo y te traigo tu cena - me dijo lléndose.
Estaba demasiado cansada y mientras escuchaba a los cotillas de al lado hablar del chico que tanto me molestaba, empecé a arrepentirme de haber venido. Debería haberme quedado en casa enfrascada en mis libros.
De repente la puerta se abrió y se escucharon unos suspiros.
Hablando del rey de Roma...
-Esto tiene que ser una broma - nada más decir eso, me di cuenta de lo que había hecho, ya que conseguí que Jason se girase hacia mí frunciendo el ceño. Me di la vuelta intentando que no se diera cuenta de que fui yo la que hablé, pero mi mala suerte seguía intacta y por supuesto no tardó en localizarme y dirigirse hacia mi mesa. Vió que había un sitio libre en frente de donde estaba sentada y arrastrando una silla tomó asiento cruzando sus brazos.
- Creo que voy a tener que poner una orden de alejamiento, esto ya es acoso.
Tuve que contenerme mucho para no contestarle ya que no quería montar un espectáculo allí, principalmente porque mi padre estaba en la sala de al lado.
- Perdona pero creo que eso debería decirlo yo - le dije intentando moderar mi tono de voz.
- Tengo curiosidad, cuéntame cómo lo haces - dijo mirándome como si quisiera descrifrar un enigma.
- ¿Hacer el que?
- Esto, seguirme, saber a dónde voy - se acercó a mi, y deslizó sus labios hasta mi oído causando que los cuchicheos de la mesa de al lado cesaran y mi corazón empezara a martillearme contra el pecho - ¿Eres bruja o algo así?
No pude evitar abrir la boca con la sorpresa, ¿qué clase de persona pregunta una cosa así?. Le pegué un empujón y el volvió a sentarse con una sonrisa cínica.
- ¿Y tu eres gilipollas?, en serio hazle un favor al mundo y vete un poquito a la...
- Aquí tienes tu cena cielo - dijo mi padre poniendo un plato humeante en la mesa, me miró y levantó una ceja. - Hija, ¿podrías decirme quien es este chico?
Jason le dedicó a mi padre una sonrisa deslumbrante.
Oh venga, hasta yo podría creerme que es encantador sólo por esa sonrisa, si no lo conociera claro.
- Soy Jason, compañero de clase de su hija - dijo alargando el brazo para estrecharle la mano.
- Vaya pues nunca me había hablado de ti - dijo examinándolo con la mirada.
- Es que soy nuevo, llegué hace poco a la ciudad.
- Bueno pues ya que estás aqui...- No papá, no por favor, no lo hagas - podrías quedarte a cenar, invita la casa.
Y lo ha dicho.
- Me encantaría señor, tiene muy buena pinta - dijo mirando mi plato.
- Pues marchando una lasaña - dijo lléndose hacia la cocina - Ah por cierto Lisi, me encanta que hayas hecho un nuevo amigo.
Después de decir eso desapareció tras una puerta y Jason me miró sonriendo perversamente.
- Lisi, Lisi ¿como Lisi McGuire?
- No, porque para empezar ella es Lizzie, y tú no puedes llamarme así, a parte ¿cómo demonios conoces tú esa serie?
- Oh pero si es precioso, Lisi - dijo arrastrando la ese.
- No has respondido a mi pregunta.
- Eso querida McGuire es información confidencial, que no voy a compartir contigo - dijo guiñándome un ojo.
- Bueno aquí tienes el mejor plato del día - dijo mi padre apareciendo de repente.
- Muchas gracias señor
- No hay de que muchacho, ven cuando quieras - dijo volviéndose a marchar otra vez.
- Oye, no pensarás cenar aquí en serio - dije observando como se llevaba el tenedor a la boca.
- Perdona, pero creo que tu padre ha dicho que invita la casa, ninguna persona rechazaría comida gratis, bueno, al menos yo no pienso hacerlo.
- Si pero mi padre piensa que somos amigos, creo que voy a ir a sacarle de su error - dije empezando a levantarme.
- Y que te parece que yo le enseñara a tu padre la preciosa raya que tiene mi moto nueva.
Volví a poner mi trasero sobre la silla realmente molesta.
- No serías capaz.
- Oh si, claro que lo sería.
- Esta me la pagas - dije tomando mi primer bocado de lo que se suponía iba a ser una agradable cena.
- Buen provecho McGuire, procura no atragantarte con la comida, ese mal genio que tienes puede ser muy peligroso - dijo él antes de empezar a deborar su plato.

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