Fantasmas

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« And all the wounds that are ever gonna scar me,
for all the ghosts that are never gonna catch me ...»

Hush Killer

Dejó a un lado el bolígrafo, con un suspiro de exasperación. Nada, por más que se esforzara, las palabras simplemente se negaban a surgir. No conseguía escribir nada decente desde hace... ¿era ya un año?

Sí, claro que era un año. Como si no lo supiera. Como si no hubiera contado cada día, cada hora, desde aquel día. Por supuesto que era un año. Bueno, de hecho, eran once meses, 30 días, 20 horas y 40 minutos.

«¿Cuentas las horas y los minutos también? Caray, Zoe, ¿lo superarás algún día?»

-Cállate, Jack. Necesito terminar esto pronto, y las putas palabras no me salen.

Por supuesto, allí no había nadie. Volvía a hablarle al aire, a sus fantasmas personales que siempre la acompañaban.

Otros cinco minutos de concentración, antes de llegar a la conclusión de que no iba a sacar nada en claro. Frustrada, lanzó con furia el bolígrafo contra la pared, donde explotó, dejando una enorme mancha negra sobre la pintura dorada con rayones rojos.

Se dejó caer sobre la cama, suspirando de nuevo. Miró al techo, a la viuda negra que, sobre el fondo dorado, dominaba la habitación. Sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas, y se preguntó de nuevo por qué la había dibujado si siempre le provocaba la misma reacción.

«¿No lo recuerdas? La pintaste cuando morimos. Para recordarnos, y recordar que fue culpa tuya. No la pintaste porque fueras una Killjoy, sino para recordar que fuiste una de las razones por las que yo morí»

Se tapó los oídos y apretó los dientes con fuerza, tratando de acallar las voces que decían verdades tan dolorosas, pero no sirvió de nada. Las voces estaban en su cabeza, y no dejaría de oírlas hasta el día de su muerte.

Y aquella era la peor. Extrañaba los tiempos en los que la única que escuchaba era la voz de su hermano. Pero ahora, Jack aparecía cada vez menos, dejándole paso a él.

Tratando de sobreponerse, se estiró sobre la cama, y echó un vistazo a todos los papeles tirados por ahí. En algún momento tendría que recoger todos sus poemas e intentos de canciones. O eso, o Heat Gun los confundiría con basura, y los acabaría tirando.

Aunque no iría muy desencaminado. No, desde la muerte de los Killjoys Originales, no lograba escribir nada decente, salvo poesías deprimentes y oscuras que la asustaban incluso a ella misma.

Miró de reojo la guitarra tirada de cualquier manera en una esquina, y cubierta por el polvo. No la había vuelto a tocar desde la última vez que Jet Star fue a intentar enseñarla. Sin embargo, en ese momento sintió el deseo impulsivo de volver a cogerla, de rasguear de nuevo las cuerdas intentando sacarle una melodía, y entonar una elegía por sus amigos muertos.

Pero antes de que pudiera moverse, unos golpes en la puerta la sobresaltaron. Se apresuró a incorporarse, y musitó un "adelante". La cabeza de Dust Shot apareció en el umbral. Tenía el cabello castaño más largo de lo habitual, y hacía tiempo que no se afeitaba; parecía que había estado vagando varios días por el desierto sin detenerse a descansar. Sus profundos ojos azules la miraban con esa tristeza que hacía tiempo que se había asentado en su mirada, y Hush deseó de nuevo que nada hubiera pasado.

-¿Pelirroja? -llamó con aquella voz grave que Killer tanto amaba, entrando titubeante en la habitación- ¿Qué haces?

-Intento escribir, Dust -suspiró- . Hoy hace justo un año de... y bueno, ya sabes, pensaba visitar el buzón. Quería hacerlo bien, decirles algo... pero las palabras se niegan a salir.

Danger Days II: The Aftermath is SecondaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora