Hermanos caídos

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«So shut your eyes, kiss me goodbye,
and sleep, just sleep.
The hardest part is letting go of your dreams»

¿Dust Shot?

Las palabras de la mujer que lo había atraído como una sirena seguían resonando en bucle por todas las telepantallas. Evidentemente, era una grabación; ella haría tiempo que se habría marchado, quién sabe a dónde, huyendo de gente como él que querían meterle un tiro en la sesera.

Aunque él hacía rato que había dejado de querer meterle un tiro en la sesera.

Con cada paso que daba hacia ella, con cada metro que se acercaba, nuevos sentimientos y palabras despertaban en lo más hondo de su mente. Palabras y sentimientos que, estaba seguro, nunca había escuchado o experimentado, pero le resultaban profundamente familiares, profundamente cálidas, profundamente certeras.

«¿Por qué yo? Dust, ¿por qué yo? ¿Por qué confían tanto en mí? Yo no puedo... no puedo guiarles.»

«No pienso formar parte de algo así. No pienso dejar que BL/Ind acabe con lo poco de humanidad que me queda.»

«Os dije que confiaseis en mí. Tenías razón, los Originales ya no están. Ahora dependéis de mí. Y yo no os defraudaré. Somos el Escuadrón Destroya. Y juntos, vamos a mandar a BL/Ind de vuelta al infierno del que salió. Os lo juro.»

«Ellos... ellos mataron a Hush, y yo... tengo que volver a aprender a ser ella. Tengo que encontrar lo que me han quitado.»

«No tenéis que preocuparos por mí. Sé que... no estoy bien, y que... habrá fantasmas que nunca me dejen. Pero estaré bien. Tendré que estarlo. Tal vez no hoy, ni mañana, ni la semana que viene... pero lo estaré. No van... a hundirme, no otra vez. Soy más fuerte que ellos.»

«No pondré mi guerra por encima de la vida de alguien que no cree en ella. No quiero ser igual que BL/Ind.»

Un montón de palabras. Un montón de frases. Un rostro que sonreía de forma torcida enmarcado por una cabellera rubia y pelirroja, y luego no sonreía y el cabello sólo era rubio y le faltaba la mitad. Un montón de pensamientos y sentimientos inconexos. Angustia, orgullo, dolor, cariño, miedo, valor... amor. Y una idea que se repetía por encima de todas.

No quiero olvidarte... porque el desierto no tiene sentido sin ti.

Al demonio con todo, al demonio con sus superiores, con eso de matar Killjoys, con la guerra que se libraba a su alrededor, y con la máscara blanca que cubría su rostro. Al demonio todo eso. Él sólo quería -no, necesitaba- encontrarla, mirarla a los ojos... ¿y luego, qué? Tal vez ella tuviera la respuesta a sus preguntas. Tal vez ella sabría decirle por qué se sentía tan vacío, por qué había una voz escandalizada en su cabeza que no dejaba de gritar cada vez que apretaba el gatillo, por qué presentía que conocía esas calles aunque juraba no haberlas visto nunca. Por qué, por qué... por qué su voz, su rostro, sus labios, se habían clavado en sus sienes, y le obligaban a seguirla. Por qué creía recordarla, pero si intentaba aferrarse a su imagen se desvanecía como el tiempo entre sus dedos. Por qué no podía dejar de pensarla, aunque no supiese siquiera su nombre.

Trató de apartarla de su mente unos instantes y centrarse en las calles por las que sus pies parecían moverse solos, sin que su mente los guiara. En la grabación había visto la plaza de la ciudad, y aunque no conocía el camino, presentía que se encontraba cada vez más cerca. Desde allí, sólo tendría que buscarla.

Danger Days II: The Aftermath is SecondaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora