Y ahora, ¿qué?

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«Three cheers for tyranny, unapologetic apathy
'cause there ain't no way that I'm coming back again»

Dust Shot

Silencio.

A su alrededor, todo era silencio.

Había seguido a Hush fuera de su refugio... y ojalá no lo hubiera hecho nunca.

Del locutorio de Defyig, apenas quedaba media pared en pie, y una esquina de la que colgaba una ventana. El resto no eran más que ruinas a sus pies, montones de ceniza, y llamas luchando por no extinguirse. No era más que un agujero negro en medio del desierto, una vena abierta en la arena, una herida sangrante al corazón de los Killjoys.

Si es que después de aquello aún quedaban Killjoys.

Hush se había dejado caer sobre la arena, y hecha un ovillo, sollozaba como si le estuviesen desgarrando el alma. Dust sabía que debía correr a consolarla, pero a sus oídos no llegaba siquiera su llanto, no llegaba el rugir de las llamas mientras terminaban de consumir lo poco que quedaba del hogar de Defying, no llegaba ni siquiera un ruido amortiguado, no llegaba más que silencio.

En su mente, no dejaban de resonar las mismas tres palabras, una y otra vez, cada vez con mayor fuerza, estrellándose con los muros que él mismo había construido tantos años atrás para mantener los remordimientos a raya y seguir adelante a pesar de cualquier dolor que pudiera venir, a pesar de los amigos que pudiera perder. Pero no estaba preparado para perderlo todo de golpe, y esas tres palabras terminaron por hacer pedazos su muralla. Tres estúpidas palabras... Y ahora, ¿qué?

Ahora no tenía a dónde huir, no tenía un propósito en el que refugiarse. Durante años, había soportado cualquier cosa en vistas a un objetivo mayor... la destrucción de BL/Ind, el triunfo de los Killjoys. Pero los Killjoys acababan de quedar destruidos. Y por primera vez en su vida, Dust Shot se derrumbó. Se dejó caer sobre las dunas con un grito que debió de romper los corazones de los miles de ciudadanos que vivían en las sombras de Battery City, y derramó lágrimas hasta cubrir de sal el desierto.

Después de tanto tiempo... de tantas muertes, y de tantos sacrificios... Así acababa todo, con dos idiotas rotos en pedazos, sollozando sobre la arena.

Pasó un rato hasta que se sintió capaz de levantar la cabeza, y clavar la mirada en Hush, que seguía acurrucada, temblando, un poco más lejos. Un pequeño, tímido y tembloroso rayo de sol alumbró las tinieblas de su desesperación. Por lo menos, aún la tenía a ella. Por lo menos, no estaba solo en aquel infierno.

A duras penas, se arrastró a su lado, y la envolvió con su abrazo, intentando protegerla del recuerdo de lo que había pretendido hacerle Blast, de la destrucción a su alrededor. Un inesperado fuego iracundo se encendió en su interior. Le habían quitado todo. No permitiría que le quitaran también a su Hush.

Vio los labios ensangrentados de la chica moverse, pero de ellos no salió sonido alguno. Sacudió la cabeza, intentando hacerle comprender que no la entendía, y la abrazó con más fuerza aun, hasta que su temblor se calmó y los sollozos se transformaron en un llanto silencioso.

-No queda nadie -esta vez el susurro de Killer fue claramente audible para él- . Todos se han ido. Cherry se ha ido... Poison se ha ido por segunda vez... Disco, Cy, D, Pony... Y Gun. Gun se ha ido, Daryl. ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Qué vamos a hacer sin ellos? ¿Sin Gun?

A Dust se le partió el corazón. Daryl. Le había llamado Daryl. ¿Tan acabado estaba todo que ni siquiera podrían seguir manteniendo aquella estúpida máscara de Killjoys? Entonces la miró a los ojos, a aquellos ojos de miel que amenazaban con quebrarse, y supo que sí. Todo estaba acabado.

Danger Days II: The Aftermath is SecondaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora