Una última vez

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«You don't know a thing,
and if you save my life,
I'll be the one who drives you home tonight.
If they ever let you down,
I'll be the one who drives you home tonight »

Heat Gun

«Uno, dos, respira. Tres, cuatro, mantén el aire. Cinco, seis, espira. Otra vez. Uno, dos, respira. Tres, cuatro, mantén el aire. Cinco, seis, espira. Respira. Mantén. Espira. Respira. Mantén. Espira. Respira...»

Aquella letanía se le había clavado en el cerebro. En aquel momento, era lo único que mantenía a raya al dolor. Lo único que le permitía no perder la consciencia. Lo único que impedía que cerrase los ojos, sin certeza de si volvería a abrirlos algún día.

Eso, y la duda constante de si no se estaría volviendo loco. ¿De dónde coño venía la voz que le instaba a respirar?

El aire apestaba a aceite y a sangre empezando a coagularse. El brazo arrancado de un SCARECROW le hacía cosquillas en el tobillo, pero ni siquiera tenía fuerzas para apartarlo. El suelo del pasillo estaba plagado de androides desguazados y cadáveres de dracs bajo cuyas máscaras no se había atrevido aún a mirar. No había tenido otra opción, pero le aterraba pensar en qué amigos podía haber asesinado (por segunda vez) en su intento desesperado de conseguir tiempo para Girl y los otros.

Al cadáver de uno de los SCARECROWS le dio un espasmo, y le golpeó con su brazo amputado en el muslo. Gun dejó escapar un gemido de dolor. No encontraba una sola célula de su cuerpo que no le doliera, y la sangre que inundaba el pasillo no era toda de los dracs. Había perdido la cuenta de los disparos recibidos, y ya no se acordaba de qué pierna era de la que cojeaba antes de la batalla. Le ardían tanto ambas, que no creía ser capaz de ponerse de pie.

Pero había sobrevivido.

-Por lo menos, algo me enseñaste bien, Dust -rio, o quizá sollozó, y el aire le dolió al pasar por su garganta rota- . Que ironía, ¿verdad?

Escuchó pasos al final del pasillo, y se tensó, tratando de ignorar los quejidos de su cuerpo sin demasiado éxito. A su pistola apenas le quedaban baterías, pero estaba dispuesto a emplearla para pegar golpes en la cabeza si era necesario. No iban a acabar con él sin luchar. Y menos después de haber perdido a Hush y a Dust.

Cuatro siluetas se recortaban al fondo del pasillo. Obligó a su dolorida garganta a tragar saliva, y apoyándose en la pared y tratando de convencerse de que esa sangre no era suya, intentó ponerse de pie, prepararse para presentar batalla.

No lo logró.

Se quedó allí, cubierto de sangre, tirado entre los cadáveres de los androides y los posibles amigos muertos, y contando únicamente con el apoyo de la pared a su espalda para no desplomarse entre ellos al suelo.

Por lo menos, consiguió levantar el brazo derecho, amagar un tembloroso gesto de apuntar con su descargada pistola.

Las siluetas se acercaban cada vez más, y su mano no quería dejar de temblar. Era imposible que pudiera apuntar así. Era imposible que pudiera luchar esta vez.

Pero no necesitaba hacerlo.

El destello rubio hizo brotar las lágrimas a sus ojos. La máscara roja y dorada aceleró su corazón. Y la sonrisa escarlata arrancó el grito de su garganta.

-¡¡¡Hush!

Killer corrió hacia él, se agachó frente a él. Ambos cuerpos colisionaron en un abrazo al que poco le faltó para agitar el mundo. Se aferraron el uno al otro como si fuera la última vez que fuesen a verse, como si se reencontraran después de siglos desaparecidos, como si el universo se derrumbara y ellos fueran los únicos que siguieran en pie. Gun no veía más allá de ella, porque ella era lo único que tenía sentido en aquel momento, lo único que importaba.

Danger Days II: The Aftermath is SecondaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora