Juntos

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«It was the last time I saw her alive,
sometimes you do things you need to do to survive.
Oh please, don't leave me now,
I'll miss you so much»

Dust Shot

El silencio que se había instalado en sus vidas desde que Hush se fue les acompañaba también en el coche, sentado entre los dos como un pasajero más mientras volaban sobre el asfalto, listos para interceptar el furgón.

-Dust -llamó Heat, mientras la furgoneta blindada se iba haciendo más grande ante sus ojos. Tenía la mirada clavada en la carretera, pero bajo sus lentillas rojas, casi podía ver su miedo- . ¿Crees que... seguirá siendo ella?

-¿A qué te refieres?

-Después de todo lo que la habrán hecho... quién sabe en qué la habrán convertido. ¿Crees que aún será ella? ¿Aún nos recordará?

-Siempre será Hush. Eso no pueden quitárselo -aunque, por lo que había dicho Pony, a punto habían estado.

Y ahí acabó la discusión.

La furgoneta blanca seguía haciéndose más grande ante sus ojos, y el rugido de su motor, horrible bestia del averno, ya llegaba a sus oídos. Como si se leyeran el pensamiento, tanto el descapotable, como la furgoneta de Defying, como su propia camioneta frenaron, atravesando la carretera de un lado a otro y cerrándole el camino.

Y bajaron de los coches y se extendieron por la carretera, convirtiéndose ellos mismos en una empalizada humana.

El condenado furgón blanco no tenía intención de parar. Sintió un retortijón en las tripas. Ahí estaba. Pronto volvería a ver a su pequeña Hush. Pero no pensaba dejar que le atropellaran en el proceso. Levantó el brazo, con parsimonia, y disparó a las ruedas del vehículo blindado, haciéndolas reventar.

El vehículo de BL/Ind derrapó, giró un par de veces, y por fin frenó. Tomó una amplia bocanada de aire mientras sus puertas se abrían, dejando salir a siete dracs de rostro inexpresivo, y a un Exterminador que les taladraba con la mirada, mientras su piel metálica relucía bajo el sol del mediodía.

No hubo preludios. No hubo advertencias. Ninguna estúpida orden de "¡Matadlos!" por parte del SCARECROW como era acostumbrado, ningún inútil grito de "¡Rendíos!", por parte de ninguno de los dos bandos. Los ocho Killjoys caminaron hacia delante, con paso firme, los brazos extendidos. Disparando. Sin descanso.

Sus rostros reflejaban una seriedad anómala. No había risas, no había gritos, no había frases de apoyo ni comentarios sarcásticos. Lo único que se escuchaba era el zumbido de las baterías, el estallido de los láseres al abandonar los cañones, los siseos y las exclamaciones de dolor ahogadas de los dracs cuando se elevaba hacia el desierto el olor a carne quemada.

Los vampiros disparaban, claro que lo hacían, pero parecían aterrados ante su fría determinación, y no acertaban apenas un tiro. Alguno le dio a Gun en el hombro, otro a Cherri en la pierna, pero ellos ni siquiera se quejaron. Siguieron avanzando, siguieron disparando.

-¡Exterminadlos! ¡Matadlos! ¡No dejéis que se acerquen! -berreaba el SCARECROW, con la voz cada vez más aguda, quizá a causa del miedo.

Uno de los dracs había caído ya, y estaban muy cerca. Aquello iba a convertirse en una batalla a bocajarro.

Ambos grupos colisionaron, en un caos de láseres, explosiones, gritos, humo, miedo y carne chamuscada. Tocaban a un drac por cada uno, excepto Pony, que decidió hacerse cargo del Exterminador, y Cola, que se lanzó a ayudarla.

Danger Days II: The Aftermath is SecondaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora