Despertando paranoias

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«It doesn't matter if the words
don't mean a thing;
you gotta kiss that ring!»

Heat Gun

-¿A dónde has dicho que vais, entonces? -preguntó Disco con desgana, desde su cómodo repantigamiento en el mugroso sofá.

El sonido de los dardos que lanzaba la peliazul a la foto de Korse que los Romance tenían colgada en la pared y a la que habían dibujado cuernos y perilla era como un constante martilleo en su cabeza.

-A ningún sitio en especial -respondió Exploder, encogiéndose de hombros mientras se calaba su inseparable calavera- . A dar una vuelta, ya sabes, charlar un rato...

-Ya, bueno -la voz de Diamond sonaba totalmente desprovista de interés- . Mientras no te busques a otra puta... Me sentiría ofendida.

Cyanide se ruborizó hasta la raíz del cabello, y trató de balbucear algo que ninguno entendió.

Un nuevo dardo se clavó en la barbilla del Korse diabólico, y se quedó allí colgando. Parecía que le había salido un grano extraño.

-¿Y nosotras por qué no podemos ir? -Cherry le hizo un puchero, taladrándole con esos ojos de violeta.

-Ya te lo he dicho, os aburriríais. Siempre os aburrís cuando vais conmigo. Además, Disco me odia -se burló.

-No es verdad -protestó Cherry.

-Sabes que sí.

-Pero...

-Ah, dejadlo ya -bufó Blast- . Sois jodidamente empalagosos. Cherry, esto es una salida de machos. Nuestra conversación escandalizaría a dos delicadas señoritas como vosotras.

-Sí, déjalo, Cherry -intervino Disco- . Me apetece conversar con alguien inteligente, para variar, y no creo que eso ocurra si les acompañamos. Y ahora, con vuestro permiso, esta "delicada señorita" tiene que ir a cagar -y abandonó la habitación soltando un eructo tan fuerte que casi pareció que las paredes temblaban.

El último dardo pasó rozando el cabello negro de Blast, y se clavó peligrosamente cerca de su cabeza, entre las cejas del Exterminador.

-Nos vemos pronto, princesa -se despidió de Cherry, depositando un beso cálido en los labios de violetas de la joven, frescos como una gota de rocío, como siempre.

Casi pudo ver la burla en los ojos de Dust, pero simplemente le ignoró y salió con los demás. Su amigo se quedó atrás y le susurró algo a su chica, pero tampoco iba a molestarse en averiguar qué era.

Abandonaron el interior de la tierra. Siempre le había gustado la guarida de los Romance, un viejo puesto minero que se adentraba en las entrañas del planeta, y en cuya única habitación al nivel del suelo guardaban su viejo descapotable rojo.

-Bueno -preguntó, saltando dentro del descapotable- , ¿dónde vamos entonces?

Exploder revisaba el volante, los frenos, y todas esas cosas que solían hacer los conductores antes de arrancar y en realidad nadie sabía por qué lo hacía, y Blast inspeccionaba la guantera en busca de la música más ruidosa y que peor sonase que hubiera.

-A cualquier sitio en el que podamos beber, fumar, y matar dracs -aportó Shot, subiendo como las personas civilizadas- . Arranca, Exploder.

Volaron sobre el asfalto. La ruidosa e ininteligible música de Blast retumbaba hasta hacer sangrar sus oídos, y un golpe de batería parecía coincidir con cada bache. Lo que no era muy difícil, porque el baterista de aquellas canciones básicamente se dedicaba a aporrear sin control su instrumento, y la carretera estaba demasiado llena de baches.

Danger Days II: The Aftermath is SecondaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora