Sola

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«... And I feel like there's nothing left to do
but prove myself to you,
and we'll keep it running...»

Girl

Por las noches, hacía frío en el desierto. Era desagradable, y generalmente le impedía conciliar el sueño. Como si la soledad, la pena y la culpa no fueran compañeras suficientes, el frío también la acompañaba.

El viento solía soplar con fuerza, furioso, arrastrando la arena, que se clavaba como miles de afiladas agujas en su piel, obligándola a apretar los dientes y tratar de refugiarse tras las escasas rocas. Recordándole que estaba sola, y que a nadie le importaba.

Como a nadie le importaba que murieran los buenos, y los malos ganaran.

Por suerte, no faltaban recursos en el desierto para quien supiera encontrarlos. Y ella había pasado mucho tiempo aprendiendo a buscarlos con los Killjoys. Y aunque ellos ya no estuvieran a su lado, lo que le habían enseñado permanecería para siempre.

No iba a decepcionar a Poison. Ni a él, ni a Ghoul, ni a Jet, ni a Kobra. Les demostraría que era digna de ser una Killjoy. Aunque hubiera huido.

Así que, pese a su reticencia inicial, había encontrado la solución para el puñetero problema del frío. No era tan difícil, si lo pensabas un poco. El desierto estaba plagado de esos no-cementerios en los que BL/Ind dejaba aquellas bolsas para cadáveres. En realidad servían para mantener el calor y que los cadáveres se descompusieran dentro sin molestar a nadie, pero la niña había descubierto que, si sacabas el cadáver y te metías tú dentro, funcionaban igualmente bien como sacos de dormir en los que estar calentita. Al principio le había dado bastante repelús, pero tras el primer y horrible mes, se había adaptado a la perfección a su nueva vida. Bueno, no del todo.

Añoraba a los Killjoys. Les añoraba más que a nada, y siempre lo haría.

Ellos habían sido su familia después de que BL/Ind se lo arrebatara todo. En los meses que había estado con ellos, habían sido como sus hermanos mayores. Pero BL/Ind había vuelto a arrebatárselo, y ahora su nueva familia se había... ido.

Ido. Qué leve sonaba esa palabra, qué inocente. Qué dulce mentira. Pero pese al tiempo transcurrido, Girl no se atrevía a pronunciar la palabra, no se atrevía apenas a pensarla. Sería como condenarles al olvido para siempre. Aceptar que jamás volverían.

Desterró aquellos pensamientos de su cabeza. Hacía tiempo que el sol había salido, y ya iba siendo hora de moverse. Además, Defying estaría a punto de comenzar su emisión matinal.

Mientras salía de la bolsa para cadáveres, tanteó hasta encender la vieja radio que le había regalado Ghoul y que la acompañaba a todas partes. Allí, sola en medio del desierto, las palabras de Defying eran lo único que le hacían sentir que todo era real, que nada había sido un sueño.

Que de verdad había recorrido el desierto con los Killjoys. Que de verdad habían caído. Y que de verdad ella había sido la causa de su caída.

«¡Atento, rayo de sol! Es el Dr. Death Defying tronando por vuestros altavoces, acelerando vuestros motores por la mañana. ¡Vuestro oído en la tierra, vuestras cataratas en las nubes! Algo grande se apagó ayer por la noche en las afueras de Bat City. Una bomba-bicho de BL/Ind, lo llaman, y los cuerpos siguen estallando. Pero no se ahogaron todos en ella. Poneos las máscaras... ¡antes de que el gas del apagón os golpee más rápido que la moto de Medusa! Coge tus amigos y mantenlos cerca. Porque no tenemos tiempo para los héroes... ni espacio para los fantasmas»

Las palabras diarias del Dr. Death no eran la mejor manera de empezar el día. Desde que murieron los Killjoys, hacía ya un año, eran cada vez más pesimistas. Sólo había ya malas noticias. Últimamente sólo traían pena. Y de eso, ella ya tenía bastante.

Danger Days II: The Aftermath is SecondaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora