Me separé de él por falta de aire y negué con la cabeza. No sabía que había hecho, y aún ahora seguía sin saberlo, la única certeza que tenía es que, quería más. La textura sus labios era diferente a la de Edgar.
Me arropó con sus brazos y me tumbé sobre él sin decir nada, sólo repasando mentalmente los acontecimientos que habían llegado hoy a mi vida este día, gané a Carla, perdí a Edgar, recuperé a Ulisse, confundí a Diego y por último y lo más importante, me dejé caer a mí misma.
Me apretó a la vez acercándome más si es posible a su cuerpo en señal de que estaba ahí.
—¿Esto te lo hizo él? — rompió el silencio.
Agaché la cabeza para mirar hacia donde se refería y me tapé el hombro rápidamente —No — negué
—¿Estás segura?.
—Completamente. Hoy sólo se le cruzaron los cables, no es así. — traté de explicarme con nerviosismo moviendo mi anillo.
—Intento creerte — suspiré — ¿Por qué no has querido saber nada más de mí después de la fiesta? — me puse rígida y me levanté de su pecho.
—No quiero hablar de ello — escapé.
—Dilo —sostuvo.
—Que no — me negué y salté de la mesa al suelo.
—Dime — me siguió con la mirada mientras se incorporaba.
Procedía a irme cuando me tomó de la muñeca y tiró con ligereza para que quedásemos frente a frente. Empezaba a hacerse de noche, pero joder, sus ojos verdes tenían un brillo increíble —Dime — repitió y apoyó su frente en su frente sin preocuparse de que su cálido aliento estaba golpeando en mi cara.
—Es sólo que si te hablaba y seguía viéndote sabía que me ibas a acabar gustando, sólo intente evitar lo inevitable, estaba intentando evitar lo que he hecho hace unos minutos . — balbuceé. Sonrió tenía una dentadura de primera, luego se puso serio, sus pómulos marcándose. Vaciló entre besarme o no hasta que lo hizo. Le seguí el beso y subió ambas manos a mi mandíbula —Además— rompí el contacto —Cristina me informó sobre lo codiciado que estás tú instituto, babean por ti, ¿no es así?
Rio tranquilamente y perfiló mi mandíbula con su dedo índice. Sus ojos buscaban los míos.
—Pena que me guste una del otro instituto— sonreí levemente y luego frunció el ceño — ¿Cómo es que te hablas con Cristina? — preguntó dudoso — Es...rara — dejó caer.
—No lo es — dije en tono serio y me separé de él — Ella es diferente, no es lo mismo a rara, ¿qué coño os pasa con ella?
Se encogió de hombros — No se relaciona.
—Ah, ¿ y yo sí? — le reté.
—Tu eres un caso distinto Nina — avanzó un paso hacia mí y yo retrocedí dos.
—Voy a estar mucho próximamente con ella, es una de las mejores chicas que he conocido, ella me escucha. — informé.
—No te lo prohíbo — soltó en voz baja
—Estaría bueno que lo hicieses.
—Déjalo, fue mala idea sacar el tema.
—Sí, déjalo, déjala y déjame, me voy con ella — tanteé para buscar mi teléfono.
—No puedo dejar que te vayas—me cogió del brazo.
—Por favor — intenté soltarme de su agarre — Hablaremos, lo prometo.
—No es eso, tu hermano me dijo que no te dejara ir.
Suspiré y quedé en frente suya —Si te asusta mi hermano, sólo diré que estuviste conmigo todo el rato, tienes ganados los puntos — hice una señal de deje y el negó — Suéltate el pelo un poco, no hagas lo que te digan siempre.
—Si eso me garantiza que tú estarás bien, haré siempre lo que me manden.
—Estaré bien si me dejas ir con ella — contrataqué.
Se echó las manos a la nuca — ¿Dónde vive?
—Eso no te incumbe — dejé caer susurrando.
— ¿Por qué eres tan complicada? — me agarró para besarme violentamente.
Me separé a la fuerza —Hasta mañana Diego.
—Te acompaño .
—Me gusta caminar sola —saqué mis auriculares y los coloqué en mis orejas. Me los quitó de un tirón —Nunca jamás me quites los cascos si estoy escuchando música — le amenacé con el dedo enfadada —Es sagrado.
—Te acompañaré —sostuvo y colocó un cigarro entre sus labios. Sacó otro y me lo ofreció lo cogí lentamente y esperé a que terminase con su mechero por pereza a sacar el mío.
—Un cigarro no hará que cambie de idea — solté todo el humo que se esparció rápido en el aire.
— ¿Y un porro? — alzó ambas cejas riendo.
— Tal vez a la primera sí, y a le segunda también funcione, pero a la quinta, la droga perderá efecto y será como fumarse un cigarrillo sólo, me harás adicta sin sentido alguno y acabaré engordando, porque no me reiré con ella después de unos cuantos cuando mi cuerpo se acostumbre, sólo babearé más la cama y comeré el doble — me encogí de hombros.
— ¿Licenciada en sustancias estupefacientes? — soltó riéndose — No trataba de que me dieses tu consentimiento a acompañarte —rio y me cogió, mis brazos golpeando su espalda —Pega todo lo que quieras, no voy a soltarte.
— Diego, por dios — le di más fuerte —No sabes donde vive Cristina — le reté.
— Perfecto pues, iremos a mi casa — escuché su risa.
— Diego — gruñí. Empezaba a bajar conmigo a cuestas.
— ¿Ha cambiado la Señorita de idea según su acompañante? —sonrió.
— Bájame — le obligué. Mis pies tocaron tierra firme y me coloqué de nuevo ahora mi descolocada ropa —Eres insufrible.
— Bien, vamos — odiaba que yo saliese perdiendo.
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Punto muerto.
Teen Fiction"Una pesadilla es algo de lo que se puede despertar, pero de la vida no, no es tan fácil, a veces es bueno acumular recuerdos y guardar secretos... Porque, ¿Si no puedes mantenerlos encerrados dentro de ti, por qué otro debería hacerlo?" Adentrarte...