En ruinas como en roma.

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Desperté con la alarma, la quité y deje dormir un poco más a Cleo y a Rebecca. Me arreglé mientras miraba el whatsapp “Perdón por lo del otro día” ese era Diego, ni conteste. Miré el de Edgar “Hoy paso a buscarte” volví a mirar la pantalla y tecleé “Aquí te espero” miré los mensajes de Carla y los del grupo de las demás, tampoco me interesaba mucho leerlo. Bajé y me tomé un café. Fui a la habitación de Ulisse y le desperté.

—Hoy tienes que llevar tú a Cleo y a Rebecca al colegio yo no puedo.

Levanté la persiana y abrí la ventana para que se despertase porque no había forma de sacarlo de la cama. Tenía un sueño terrible. Subí arriba y desperté a mis hermanas.

—Hoy os lleva Ulisse al cole ¿Vale? —las arreglé primero a ellas y luego me vestí yo. Bajé y las puse el desayuno. Mientras sacaba los cereales llamaron a la puerta abrí y ahí estaba.

—Pasa—me aparté para que pudiese hacerlo. Fue a darme un beso pero me quite.

—¿Qué pasa?

—Delante de mis hermanas no

—¿Quién es este? —Rebecca no se supo callar como normalmente.

—Es un amigo, come.

—¡Pues vaya amigo más alto!

—Ya, bueno me voy —las dije mientras las daba un beso a cada una— Podéis pegar a vuestro hermano si no se levanta.

Rebecca sonrió de oreja a oreja.

Abrí la puerta, primero le dejé pasar y después salí yo mirando al suelo. Cuando volví a levantar la mirada le vi montado en la moto.

—¿Qué haces?

—Sube.

—Dijiste que pasabas a recogerme, no dijiste nada de ninguna moto.

—¿No confías en mí?

—Yo ya no confío en nadie.

—Vamos, sube.

—No.

Encendió el motor—Venga.

—¿Desde cuándo dijiste que llevas conduciendo?

—Dos semanas.

—¡¿Qué?!?

—No te preocupes. — empezó a dar la vuelta. Y no me quedo otra que subir.

—¿Pero cómo quieres que no me preocupe?

—Agárrate.

Le puse los brazos entorno a su cintura y posé la cabeza en su espalda y aceleró.

Al final acabé acostumbrándome, hasta me gustó. Ver el mar mientras amanece y notar el aire en mi cara,  ver como dejábamos atrás cada calle era lo más cerca que había estado de sentir que volaba en mi vida.

Se saltó la carretera por la que se iba al instituto y cogió otra diferente. Le golpeé la espalda ¿A dónde iba? ¿Por qué se desviaba?

Oí que me gritaba algo pero no pude enterarme de lo que me dijo. Cada vez que subía, más árboles y más vegetación había.

Decidí dejar de preocuparme y dejarme llevar. Me importaba una mierda no ir al instituto, me importaba una mierda tener un accidente con la moto, en ese momento no me importaba nada. Me sentí libre. Me hubiese gustado escuchar Ride la canción de Lana del rey.

Antes de que me diese cuenta ya había parado, apagó el contacto y me bajé.

—¿Estás bien?

Punto muerto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora